¡Pero si suenan igual!

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Agustina Boldrini

Lic. en Comunicación Social.  Correctora de textos.

 

Aun los más cuidadosos hispanohablantes han sido asaltados alguna vez por alguna duda ortográfica. Es necesario ser honestos. Lo que ocurre es que hay palabras muy tramposas en nuestra lengua. ¿Acaso no recuerdan con cierto terror los dictados de las señoritas en el primario?

Están aquellos términos con escrituras complejas, como “eccema” (visualmente no estamos acostumbrados a encontrar palabras en español con doble “c”), “idiosincrasia” (es una de las excepciones, con “anestesia”, “gimnasia” y otras más, de la regla que indica que las voces terminadas en –cia, –cio se escriben con “c”) o “georradar” (hay una tendencia a unir “geo”+“radar” y escribirla con una sola “r”).

Y están aquellas palabras engañosas que se llaman “homófonos”. Son vocablos que tienen el mismo sonido, pero distinta significación y escritura. Los ejemplos son múltiples: baca/vaca, cima/sima, saga/zaga, cocer/coser, concejo/consejo.

 

Algunos significados 

“Es un error tan grave como escribir vaca con be”, suele decirse. Resulta que la palabra “baca” existe en español y significa “portaequipajes”. ¿Sorprendido? (diría el mago David Copperfield).

Por su parte, “cima” y “sima” no solo son homófonos, sino que también son antónimos (términos que expresan ideas opuestas). “Cima” se refiere al punto más alto, mientras que “sima” es una cavidad grande y profunda en la tierra.

Otras voces que representan dudas ortográficas son “saga” y “zaga”. Una “saga” es un relato novelesco y la “zaga” es la parte trasera de algo. En este punto, se puede aclarar que la expresión “Esa persona no le va en zaga” quiere decir no ser inferior a otro.

“Poné a coser las verduras”, leí una vez. Inmediatamente me imaginé exigiéndole a alguien que agarrara hilo y aguja, e hilvanara remolachas, papas y zanahorias. Ocurre que “coser” viene de “costura” (también con “s”) y significa “unir con hilo”. Por su parte, “cocer” (“someter algo a la acción del fuego”) se escribe con “c”, como “cocina”.

“Por su parte, ‘cima’ y ‘sima’ no solo son homófonos, sino que también son antónimos”.

 

Concejo/consejo 

Un caso interesante por revisar es el origen, el significado y el uso de los términos “concejo” y “consejo”. A simple vista, puede resultar caprichosa su ortografía, pero si analizamos la etimología, es posible encontrar los porqués.

Por un lado, “concejo” viene del latín concilium, que quiere decir “reunión, asamblea”. Así, convocare concilium significa “convocar a una asamblea”. En la Argentina, solo usamos “concejo” para nombrar al Concejo Deliberante. La función de este organismo público es elaborar las ordenanzas que rigen las actividades que se realizan en un municipio y que no están sujetas a legislación provincial ni nacional.

Por otro lado, “consejo” también deriva del latín, de consilium, que significa “consejo, parecer” (fideleconsiluimdare: dar un consejo leal). Asimismo, se puede traducir como “tribunal, consejo (de un magistrado)”. En español, “consejo” es un parecer que se brinda o se toma para hacer o no hacer algo. También se emplea para referirse a aquellos órganos que aconsejan. Por ejemplo: Consejo Provincial de la Mujer.

El prestar atención a estas diferencias en las grafías nos permitirá no caer en la sima de la vergüenza y poder dar consejos sobre el buen uso de nuestro idioma. De este modo, no les iremos en zaga a aquellos que escriben sagas magistrales.