Cartas a un hijo

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Enrique Orchanski
Médico pediatra y neonatólogo, docente universitario, padre de dos hijas; autor de libros sobre familia, infancia y adolescencia.

Año 1919
Adorado hijo:
Le envío la presente deseando se encuentre sano y que valore la oportunidad que disfruta de continuar sus estudios.
Sepa usted que en el hogar han ocurrido cambios desde su partida.
El pueblo sigue creciendo; no cesan de llegar familias de inmigrantes que se suman al trabajo en el campo. Traen consigo numerosos niños, y la población aumenta cada día.
¡Nuestros ruegos fueron escuchados! La gran guerra ha terminado y al fin los pueblos recuperarán la concordia. Le compartimos la alegría.
Las cosechas prometen ser generosas, ya que este año no tendremos langostas. Rezamos por ello.
Su querida madre lo extraña como el primer día y ruega por su visita, aunque comprende que usted ha decidido lo mejor.
También su hermana le envía saludos; la vemos crecer fuerte y sumisa, y debo enterarlo que finalmente fue aceptada por la congregación. Durante el próximo verano se incorporará como novicia, destinando su amor a Nuestro Señor.
Seguimos orgullosos de usted; por su esfuerzo al sostener el estudio como un valor. Le auguramos un futuro venturoso.
Sin más, reciba un fuerte abrazo de sus padres.

“¡Qué hacés, atorrante!… ¡meses sin noticias!”.

1946
Querido hijo:
¡Qué alegría recibir tus cartas!
Con tu madre pensamos cada día en vos, porque nos preocupan las noticias de la ciudad. Por la radio nos enteramos de los cambios políticos, de las nuevas ideas… y vos allá, en medio de todo.
¡Qué plato las anécdotas que contás! ¡No dejes de escribir; tenés una pluma inspirada!
Aquí los jóvenes siguen emigrando; buscan trabajo en otros pueblos; como dicen, “nadie es profeta en su tierra”.
El trigo vino bueno este año, pero las ganancias quedan para los patrones, y nosotros… sudando la gota gorda.
Tenemos esperanzas en este nuevo presidente que promete aplicar una política de justicia social. Ojalá cumpla.
El fin de la guerra nos puso felices, aunque las noticias son confusas; no sabemos de verdad cuánto horror hubo allá.
Para alegría de la familia, tu hermana se ha comprometido con el novio de siempre. Es un chico respetuoso y ya nos reunimos con sus padres: ¡son macanudos!
Hablan de confites a fin de año, si lo confirman en la fábrica.
Hijo, estamos orgullosos de vos y no vemos la hora de volver a abrazarte.
Te extrañamos con el alma, tus papis.

2019
¡Qué hacés, atorrante!… ¡meses sin noticias! Al principio mandabas mensajes, ¡ahora ni una nota de voz!
El pueblo cambió mucho; los choros nos tienen rodeados. ¡Imaginate que puse rejas en casa!
Se ven caras extrañas en el pueblo; ¡tienen una pinta…! La droga está haciendo estragos entre los chicos.
El campo también cambió, y para peor. Los sojeros son imparables: arrasaron con todo y no dejan descansar la tierra; así no hay futuro.
El intendente no deja de echarle la culpa al gobierno anterior, al presidente, al despelote mundial… ¡puras excusas!¡Y vieras el desastre que dejó la inundación!
Tu hermana blanqueó pareja; vive con su amiga del cole, esa con la que jugaban siempre ¿te acordás? Están pensando en casarse y en tener bebés.
¿Cómo andás con los estudios? ¡Qué loco lo tuyo, eso de quedarte en la ciudad para estudiar! Como si un título te asegurara trabajo…
De tu vieja no sé mucho, desde que tuvo que agregar más horas al trabajo.
Bueno, loco, mandá algo para saber si estás vivo. Abz.