Un diario a medida

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Agustina Boldrini
Lic. en Comunicación Social.
Correctora de textos.

Han escuchado la frase “el diario de Yrigoyen”? (Se emplea para referirnos a una publicación o a un relato que no es fiel a la realidad). Hay una película alemana (muy recomendable, por cierto) que se llama Goodbye, Lenin!, que relata una historia más o menos semejante a la cual hace referencia esta expresión.
En el filme, una mujer de firmes convicciones socialistas y miembro del Partido Socialista Unificado de Alemania entra en coma en 1989. Cuando se recupera, todo ha cambiado. El Muro de Berlín ha caído y Alemania se ha unido en las bases de capitalistas de Alemania Occidental. Su hijo, con el afán de que su madre no sufra una angustia que podría resultarle letal, inventa un escenario. Su departamento se convierte en un nodo socialista, donde el tiempo se ha congelado.

“Muchos historiadores sostienen que esto nunca fue probado”.

No voy a contarles más sobre esta película así no les quito emoción a quienes aún no la vieron. A lo que quiero apuntar es a que, según algunos relatos, la historia de este “diario de Yrigoyen” habría sido muy parecida a este filme. ¿Realidad o mito?

EMPECEMOS
Hipólito Yrigoyen, una figura destacada de la Unión Cívica Radical, fue dos veces elegido jefe de Estado de la Argentina. Cuando tenía 76 años (en 1928), asumió el segundo mandato de la Presidencia de la Nación. Por su parte, los opositores decían que era mucha edad para llevar adelante semejante responsabilidad, y los más críticos sostenían que estaba “senil”.
Corría el año 1930 y la prensa se había tornado completamente hostil para con su gobierno. Los periódicos opositores fueron La Prensa, La Fronda y Crítica. Este último era el diario fundado y dirigido por Natalio Félix Botana. En sus páginas, se construyó una tenaz oposición, que incluso festejó el triunfo del golpe de Estado de José Félix Uriburu. Sin embargo, y en una muestra más de las vueltas de la historia, Crítica fue mucho más duro con el gobierno de facto, lo que valió la clausura del periódico y la cárcel y el exilio de Botana. Cosas que pasan.
En este contexto, se cuenta que Yrigoyen estaba rodeado por un grupo que lo protegía y que le filtraba la información que no era saludable para su imagen. Se dice que esta gente imprimía diarios especiales con noticias agradables sobre su mandato, de allí “el diario de Yrigoyen”.

¿SERÁ VERDAD?
Muchos historiadores sostienen que esto jamás fue probado y que nunca se encontraron estas publicaciones apócrifas. Por ejemplo, el abogado Hipólito Solari Yrigoyen afirma que este “diario de Yrigoyen” es una falsedad inventada por los golpistas de 1930. Asevera: “Nadie jamás conoció a ningún relator de ese diario de Yrigoyen, o nadie jamás vio un ejemplar, porque no existió y es una infamia que los adversarios de la memoria de Yrigoyen siguen repitiendo”.
En la vereda del frente, Félix Luna dice: “En medio de las malévolas campañas antirradicales, La Época publicaba en primera plana, día tras día, documentos del caudillo con 30 años de atraso; juicios laudatorios archiconocidos, los telegramas de felicitación… parecería que se estuviera tratando de rescatar una imagen que se hacía cada vez más desvaída”.
En conclusión, las dudas sobre su existencia seguirán latentes, pero la historia o los decires hicieron lo suyo para la consolidación de la expresión “el diario de Yrigoyen”.