La Delfina

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De ella se decía que era hija de un virrey portugués y que por eso la llamaban “la Delfina” (así se nombraba a las hijas de los monarcas). Otras versiones aseguraban que era de origen humilde y que había sido recogida por una familia estanciera. No se sabe tampoco su nombre completo, ni si nació en Portugal o en el Brasil, si era rubia o morena. De lo que sí hay certezas es de que Delfina hablaba portugués, que era bella y audaz como ninguna, y que fue el gran amor de Francisco “Pancho” Ramírez, el caudillo entrerriano a quien en su provincia llamaban “El Supremo”.

Parece que todo empezó en el campo de batalla. Ramírez capturó a Delfina vestida de soldado, uniforme que, sin embargo, no podía ocultar su extrema belleza. Esa misma noche la hizo su cautiva, y los dos se enamoraron con uno de esos amores que arrasan con todo.

Él iba a casarse con Norberta Calvento, la hermana de uno de sus mejores amigos, pero suspendió el compromiso. Cuentan que Norberta, la novia, jamás superó el abandono, ya que muchos años después –y por su expreso pedido– fue enterrada con el vestido blanco que pensaba llevar en su boda con Ramírez.

En cuanto a Delfina, desde el momento en que el jefe entrerriano la transformó en su amor y su cautiva, comenzó a compartir con él todas sus campañas militares. Unidos en el amor y en la lucha por los ideales del caudillo, adonde iba Ramírez, iba ella vestida con el uniforme de coronela del ejército federal, montada en su caballo, cabalgando junto a su Pancho y combatiendo en las batallas como un soldado más. 

“Lo que se sabe es que Delfina hablaba portugués y que era bella y audaz como ninguna”.

La tragedia iba a alcanzarlos el 10 de julio de 1821, cuando Pancho Ramírez fue muerto en Chañar Viejo, cerca de Santa María del Río Seco, en la provincia de Córdoba. De este suceso hay dos versiones. La primera dice que Ramírez se lanzó contra sus perseguidores para castigar a uno de sus oficiales que lo había traicionado, quien finalmente lo mató. La otra versión, mucho más romántica y acorde a esta historia, cuenta que cuando estaban siendo perseguidos, Delfina se quedó atrás y fue capturada por el enemigo. Al escuchar sus gritos pidiendo auxilio, Ramírez volvió, la subió al caballo de otro soldado y enfrentó solo el pistoletazo que acabó con su vida. O sea que murió para salvar a su amada.

Luego de su muerte, lo decapitaron y embalsamaron su cabeza, que fue exhibida en una jaula en la puerta del Cabildo santafesino. Su Delfina logró escapar a Santiago del Estero y, tiempo más tarde, regresar a Concepción del Uruguay, donde durante 18 años llevó una existencia solitaria hasta su muerte el 28 de junio de 1839. 

Sobre ella escribió Leopoldo Lugones el poema “Historia de la Delfina” en sus Romances del Río Seco: “Porque a su lado en el grupo / va la Delfina esa hermosa, / que en todas las correrías / junto a él peligra animosa. / Lleva traje de oficial, / bombacha y dormán punzó, / y un espadín de parada / con una faja de gro”.

La provincia de Entre Ríos la ha homenajeado bautizando con su nombre escuelas, como la Escuela NINA N°195 “La Delfina”, de Paraná; la Escuela de Jóvenes y Adultos N° 80 “La Delfina”, de Seguí; la terminal de ómnibus de Nogoyá; y plazas y parques de la bella provincia litoraleña.