Una vida de película

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Juan Bautista Azopardo nació en la isla de Malta el 19 de febrero de 1772. Vivir en una isla invita a enamorarse del mar, y así le ocurrió al joven Juan, hasta que pudo incorporarse a la armada francesa, bajo cuya bandera participó en las guerras coloniales en Martinica y Guadalupe. Para 1796, a sus 24 años, ya había participado en 24 combates por mar y tierra, destacándose en todos ellos por su temeridad y arrojo, lo que le valió el ascenso a teniente primero de marina. 

“En 1815, Azopardo fue trasladado a la prisión de Ceuta, dominio español del norte de África”.

Llegó a Montevideo en 1806, a tiempo para ponerse al mando de los resistentes contra la invasión inglesa. De allí pasó a Buenos Aires, donde siguió peleando, pero ya como capitán urbano de artillería. Santiago de Liniers, el líder de la Reconquista, le pidió que se hiciera cargo de la instrucción de la milicia popular de “pardos y morenos”. Tras el triunfo de la Revolución de Mayo, a la que apoyó desde sus albores, ya con el grado de coronel fue designado al frente de la flotilla patriota integrada por la goleta Invencible, el bergantín 25 de Mayo y la balandra Americana. En el combate naval de San Nicolás, el 2 de marzo de 1811, volvió a mostrar su fiereza cuando derrotadas las otras dos naves, tuvo que hacerles frente con la Invencible a cuatro barcos españoles. Resistió todo lo que pudo y amenazó con volar la santabárbara. Los enemigos que ya ocupaban gran parte del barco y que no querían volar por el aire ofrecieron respetar las vidas de Azopardo y sus compañeros, y el maltés aceptó pensando más en las vidas de sus camaradas de armas que en la propia. Fue trasladado como prisionero a Montevideo, todavía en manos españolas, donde se le instruyó un juicio sumario y se lo condenó a cumplir su condena en la tenebrosa prisión del castillo de San Sebastián en Cádiz. En 1815, Azopardo fue trasladado a la prisión de Ceuta, dominio español del norte de África. Durante su cautiverio, estuvo a punto de ser fusilado en tres oportunidades y trabó amistad con el hermano de Túpac Amaru, Juan Bautista, prisionero desde 1781. En 1820, el movimiento liberal encabezado por Riego liberó a los prisioneros políticos, entre ellos a Azopardo, quien tras nueve años de cautiverio pudo llegar a Buenos Aires el 26 de agosto de aquel año, donde se le reconoció su grado militar previo a su arresto. Dos años después alojó en su casa a Juan Bautista Túpac Amaru. Hizo todo lo que pudo por su amigo: logró que se le concediera una pensión, le consiguió alojamiento y que el Gobierno de Buenos Aires publicara sus valiosas memorias. En 1824 Azopardo fue designado capitán del puerto de Buenos Aires y luego participó en la guerra contra el Brasil como segundo jefe de la escuadra de Guillermo Brown. Tras la contienda, obtuvo su retiro el 20 de diciembre de 1826. Murió en la pobreza el 23 de octubre de 1848, en su casa ubicada en las actuales Corrientes y Cerrito, muy cerca del lugar donde mucho tiempo después se levantaría el obelisco.