Salieri, el envidioso

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¿Escucharon esa canción de León Gieco que dice: “Somos los Salieris de Charly y le robamos melodías a él, ah ah ah”? Como primera medida, los invito a encender bien fuerte ese tema lleno de metáforas. Después, podemos poner pausa y analizar quién fue este tal Salieri que les dio nombre a todos aquellos que están llenos de odio, envidia, mala energía y mediocridad.

Resulta que, aunque cueste creerlo, fue injusta la historia con este señor llamado Antonio Salieri. ¿Por qué? Este hombre, que nació en Legnago (en la región del Véneto, en el nordeste de Italia) en 1750, fue acusado de plagiar a Amadeus Mozart y también de asesinarlo. Así como lo leen…

Si bien la obra de Mozart es muy superior a la de Salieri, este último fue un gran compositor y director de orquesta de su época. A los 15 años se trasladó a Viena y allí brilló en la ópera; incluso, en 1774 llegó a ser uno de los músicos más influyentes de Europa.

Por su parte, Mozart nació en 1756 en Salzburgo (Austria) y en 1781 se trasladó a Viena, donde rápidamente “se consolidó como el mejor intérprete de teclado” del lugar, según los estudios del doctor en Música Julian Rushton.

Algunos relatos señalan que Mozart y Salieri tuvieron algunas rencillas y celos profesionales. Por ejemplo, en una oportunidad, el libretista Lorenzo da Ponte le ofreció a Salieri musicalizar una de sus óperas. Salieri rechazó la propuesta, porque le parecía que no era digno de semejante puesta en escena. Mientras, Mozart aceptó gustoso la idea. Mozart brilló y Salieri se sintió humillado. Cosas que pasan…

“Si bien la obra de Mozart es muy superior a la de Salieri, este último fue un gran compositor”.

En 1791, cuando Mozart tenía tan solo 35 años, se empezó a sentir muy mal de repente, lo que lo llevó a la idea recurrente de que había sido envenenado y culpó a las “hostiles facciones italianas de la corte de Viena”, según la recuperación histórica de Rushton. Si bien nunca nombró particularmente a Salieri, todos los ojos lo apuntaron.

El músico italiano se vio muy afectado por estos señalamientos y, desde ese momento, comenzó a padecer crisis nerviosas. A tal punto que, como producto de su malestar psíquico, en su lecho de muerte se autoincriminó de haber matado a Mozart. Sin embargo, la historia lo eximió al conocerse que Mozart había muerto como consecuencia de una insuficiencia renal, que puede haber sido ocasionada por alguna de las varias epidemias de la época.

Tal vez lo más impactante de esto sea que Salieri adquiere su peor fama gracias a una película. El filme Amadeus, de Milos Forman, lo presenta como un músico mediocre e intoxicado de celos, además de asesino de Mozart. Este relato resultó, sin dudas, muy atractivo para la gran pantalla, tan atractivo que reunió ocho premios Óscar.

Lo lamentable es que la memoria colectiva no reposó en la música escrita por Salieri, y su obra quedó aplastada por un relato de ficción al cual no se le pueden reprochar los dislates narrativos. Lo concreto es que su nombre quedó asociado con una detestable figura: la del envidioso mediocre.