Adiós a la matemática tradicional

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A través del nuevo Plan Nacional Aprender Matemática se formará a docentes de esa área para que sus clases partan de la resolución de problemas típicos del entorno real y los alumnos sean los hacedores de sus aprendizajes.

Por Analía Testa

De qué manera se enseña matemática hoy en escuelas primarias y secundarias? Los resultados estadísticos indican que no alcanza con transmitir una sucesión de conceptos y operaciones para lograr aprendizajes significativos entre los alumnos.
Comparando las pruebas Aprender y ONE (Operativo Nacional de Educación) de los últimos años, se observa que entre cuatro y cinco de cada diez niños de tercero y sexto grado no alcanzan niveles satisfactorios de aprendizaje. Si bien la situación mejora levemente entre 2013 y 2016, los niveles de logro inferior al satisfactorio siguen siendo elevados. En las escuelas secundarias el escenario es más crítico: siete de cada diez estudiantes no consiguen niveles satisfactorios o avanzados de desempeño.
En esos relevamientos, además, los docentes señalan que les resulta difícil cubrir todos los contenidos previstos y que el modo de enseñar y evaluar que utilizan (condicionado por estructuras institucionales rígidas) no les permite desarrollar clases más creativas para, por ejemplo, detenerse en un tema que despierta mayor interés entre los estudiantes. Por su parte, los alumnos manifiestan que las clases son aburridas y que no logran conectar los conocimientos con la vida real.
Hugo Labate, director de Diseño de Aprendizajes de la Secretaría de Innovación y Calidad Educativa (Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación), comenta que a partir de esa información y de la que surge de evaluaciones internacionales de las que participa la Argentina empezó a elaborarse un plan para mejorar los aprendizajes en matemática.
“Analizamos buenas prácticas de enseñanza de Canadá, Portugal, México, Finlandia y Singapur. Esos países mejoraron sus logros de manera sostenida. Todos ellos apuestan fuerte a la capacitación, y observamos que ofrecen a los docentes propuestas de trabajo que estos pueden tomar tal como están formuladas o adaptar a las necesidades del ambiente en el que enseñan. También les sugieren una metodología de enseñanza que respete etapas en el proceso de aprendizaje”, explica Labate.

“Nos interesa vincular el aprendizaje de la matemática con la vida cotidiana, entender cómo influye en ella”.
Hugo Labate

En México, por ejemplo, los chicos abordan el contenido a través de una situación vivencial: tienen que verse a sí mismos frente a un problema en el que ese contenido toma sentido. Luego viene una etapa en la que van adquiriendo procedimientos que les permiten entender mejor ese escenario, qué tipo de cálculos y esquemas les sirven más; y en un tercer momento comienzan a formular los problemas en lenguaje matemático, los traducen a símbolos, gráficos, operaciones. “Ese abordaje en pasos de complejidad o abstracción creciente es un rasgo que también hemos visto que tienen las propuestas de calidad mundial; y estamos trabajando en ello”, agrega.
Así surgió el Plan Nacional Aprender Matemática, cuyo objetivo principal es entrenar a los docentes para modificar sus prácticas en el aula. Hacia fines de 2018 se seleccionaron unos 500 docentes de todo el país que serán preparados a través de una serie de encuentros presenciales y mediante comunicación virtual. Ellos se encargarán luego de extender la capacitación al resto de sus colegas, empezando por un grupo de escuelas elegidas por su mayor necesidad de ayuda.

“Este año, a través de esta formación, prevemos impactar en 5000 escuelas primarias y 5000 secundarias. Pero no apuntamos al total de los docentes de esas escuelas ni trabajaremos todos los contenidos al mismo tiempo. Es necesario priorizar. Elegimos algunos años donde la experiencia muestra que hay más dificultades: quinto grado de primaria, y primero y segundo año de secundaria (según la jurisdicción)”, precisa Labate.
El funcionario explica que este año la prioridad es cubrir casi el 30 por ciento de las escuelas secundarias, por lo que, a buen ritmo, en poco más de dos años debería cubrirse la totalidad de ese nivel. “Las primarias son alrededor de 20.000, de manera que necesitamos por lo menos tres años más para llegar a todas. Pero, con el tiempo, el plan debería avanzar hacia otros bloques de contenido y hacia otros grados”, agrega.
El interés principal es “vincular el aprendizaje de la matemática con la vida cotidiana, entender cómo influye en ella. Un ejemplo sería que puedan leer e interpretar los datos que aparecen en publicaciones periodísticas. El objetivo es que los docentes puedan encontrar esos contextos de la vida donde tiene sentido el saber de la matemática y, a partir de ahí, crear su propuesta de enseñanza”, explica Labate.
Se mantienen los contenidos prioritarios, pero cambia la manera de acercarlos. Además, se establece un “mapa de indicadores de progreso” que, de los contenidos existentes, tiene en cuenta aquellos que año tras año deberían lograrse para que no haya retrasos.
¿Qué tipo de operaciones intelectuales se favorecerán a diferencia de lo que se venía haciendo? “Las habilidades de predicción, inferencia y análisis de hipótesis son los procesos cognitivos superiores implicados en esta forma de trabajo. Por ejemplo, cómo la matemática se usa para predecir el comportamiento de un automóvil, de un molino, de un péndulo, de la economía… pretendemos que los chicos analicen cómo funciona un sistema y cómo se comporta. Apuntamos a promover la capacidad de resolución de problemas”.
Yanina Boiteux trabaja en el Profesorado de Matemática, en el Instituto de Educación superior 9-006 Prof. Francisco Humberto Tolosa y en la Universidad Tecnológica Nacional, en la región este de Mendoza, y forma parte de los docentes seleccionados para transmitir luego la capacitación a colegas de su provincia.
Ella observa que “cuando los estudiantes ingresan a la universidad o a los institutos superiores, el saber matemático que traen es cada vez menor y tienen menos capacidad de resolver situaciones problemáticas”.
Según explica, estas evidencias resultan de un “modo tradicional de enseñar matemática que pone como centro el concepto por transmitir, empieza por una definición, sigue con una serie de ejercicios y termina con una situación problemática; secuencia que los actuales libros de texto mantienen”.
Ahora se buscará priorizar las prácticas sobre el objeto matemático. “En todo momento, los chicos se van a apoyar en su experiencia, en lo que pudieron observar y construir para llegar a una generalización. La propuesta consiste en trabajar desde lo observable para llegar a la abstracción, pasando por lo procedimental”, detalla Boiteux.
Según Federico Palmieri, docente de Matemática de la Escuela de Educación Secundaria Técnica Nº 1 Martín Miguel de Güemes, de Longchamps, y del Instituto de Formación Docente y Técnica Nº 93 Arturo Illia de San Vicente, en Buenos Aires, el mayor inconveniente en el aprendizaje de esta materia es la falta de motivación entre los alumnos, y la pregunta recurrente entre ellos es “¿Para qué sirve estudiar esto?”.
“Me resulta difícil convencer a un chico de que me preste atención y aprenda cierto contenido, para que solo después pensemos en qué situación podría utilizarlo. Esta capacitación plantea un camino contrario. Se trata de invitarlo a pensar a partir de una experiencia que pueda vivir en su entorno, en vez de resolver un ejercicio aislado”, manifiesta.

EVALUACIÓN FORMATIVA

“Aprender matemática haciendo matemática va junto con un tipo de evaluación, distinto de solicitar la reproducción memorística de técnicas para valorar otros rasgos, como la capacidad de pensar un problema desde diversos ángulos o de encontrar soluciones novedosas”, señala el Marco nacional para la mejora del aprendizaje en matemática, documento de la Secretaría de Innovación y Calidad Educativa del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación. Frente a los errores descubiertos, “será necesario analizarlos, intentar comprender cómo y por qué se producen”. No se trata entonces de evitar los errores para acortar el aprendizaje, sino de trabajar sobre ellos, debatirlos y así enriquecer la apropiación del conocimiento.