Ana Torrejón: “Me rebelo frente a los dogmatismos del estilo”

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La periodista que lideraba la revista Harper’s Bazaar y se reinventa al mando de un nuevo título, L’Officiel Argentina, reflexiona acerca de la industria gráfica, la moda y el rol de la indumentaria como hecho cultural.

Por: Cata Greloni Pierri

Foto: Patricio Pérez

 

Desde su infancia en Puerto Madryn que Ana Torrejón se interesó en la comunicación. Su primer acercamiento con el periodismo fue a partir del periódico eescolar. Luego, al mudarse a Buenos Aires, comenzó con el oficio en las secciones de Política y Sociedad de medios independientes como las revistas Pan Caliente, Caín y Estación Noventa. A la vez, Ana formó Las Inalámbricas, un grupo performático de comunicadoras y artistas que revolucionaban la escena en los años posdictadura. “Siempre hice muchas cosas a la vez con el mismo afán: comunicar hechos”, dice la periodista luego de dejar la huella de su labial carmín sobre el borde de una taza de café del Palacio Duhau, en Recoleta. Fundó la galería de arte Dabbah Torrejón, estuvo al frente de la comunicación de la etiqueta de lujo Hermès, escribió sobre moda para las revistas Claudia, Para Ti, Elle y para Página 12, y fue la directora editorial de Harper’sBazaar durante siete años, antes de que la franquicia cerrara su edición argentina.

¿De qué manera decidiste volcarte hacia la moda?

No ha sido algo buscado, ya que lo que menos me interesa es la especialización. Me interesa ser periodista. Es un ejercicio serio, con una formación necesaria para ejecutar los distintos géneros que están vigentes. Para hacer híbridos hace falta un conocimiento previo y siempre se trata de noticias. Cuando hablamos de moda, hablamos de una cultura de su tiempo, y es imposible analizarla si no se la puede entramar con otros hechos sociales, económicos, políticos. Siempre me instalé desde ese lugar. Desde Claudia reivindiqué aquello que en su momento se llamó “revista femenina” y que ahora ya no lo es más, porque ahora hacemos revistas para personas y el ejercicio no es binario.

“Cuando hablamos de moda, hablamos de una cultura de su tiempo, y es imposible analizarla si no se la puede entramar con otros hechos sociales“.

¿Cómo ves hoy a las redes sociales para construir nuevas narrativas?

Son un hecho en evolución. No vale la pena renegar de ellas, ya que son aliadas fundamentales en la construcción de los discursos más diversos. Es imposible pensar hoy en activar una plataforma –audiovisual, gráfica, en papel o digital– sin contar con toda esa batería; y hay que encontrar cuáles son los mecanismos que más funcionan, además de que requieren una altísima capacitación. Se han multiplicado los nichos donde tenemos que hacer un buen ejercicio de la comunicación.

¿Cuál sentís que fue tu mejor legado en tus años como directora editorial en Harper's Bazaar?

No soy nostálgica. Los proyectos se viven con tanta intensidad que me dejan con ganas de más. Fue una experiencia lindísima, un grupo humano divino en el cual todos crecieron mucho profesionalmente, y eso me da una enorme felicidad. Me desvela que las personas con las que armo equipo encuentren su propia voz y puedan proyectarse, y esa es mi tarea como editora. No que esas personas hablen con mis palabras, sino que potencien las suyas.

¿Hacia dónde creés que se dirige hoy la industria editorial gráfica?

Estamos en un momento muy bisagra y de convergencia tanto a nivel global como local. Lo miro con la máxima solidaridad posible, porque hay muchos medios que se discontinuaron en radio, televisión y ficción. En tanto y en cuanto las plataformas gratuitas no paguen por el contenido que reproducen y que producimos otros medios, la situación es superinequitativa. Las grandes editoriales tienen dificultades para financiarse para generar esa conversión, y las pymes también las tenemos.

¿Y la industria de la moda?

Está muy acotada y hay varias razones para que así sea. Por ejemplo, que la carga tributaria en el valor de una prenda sea de un 40 por ciento te plantea una competitividad difícil. Ojalá haya cada vez más interacción entre colegas, en foros y que la industria se escuche más, para poder compartir noticias más clarificadoras con la audiencia. Si hablamos solamente del producto terminado sin conocer todo lo que pasa detrás, somos muy parciales; tenemos que ser reflexivos en todos los procesos. Necesitamos estadísticas y un trabajo a nivel país. También, el periodismo debe meterse dentro de la industria para llevar noticias: las dificultades, los hallazgos, la matriz impositiva, cómo repercute el cambio estacional y también bregar por una ley de talles. Sí veo una asignatura pendiente en las instituciones, que tienen una dificultad en la comunicación y en contarles a sus audiencias qué es lo que hacen. Desde los ministerios hasta las ONG. La herramienta de comunicación que tienen es muy lábil para las cosas fantásticas que están haciendo. Si bien un medio puede señalar alternativas para un cambio de estructura, no tiene la potestad legal para hacerlo. Apelo al diálogo desde el lugar en el que estoy para trabajar con todos los actores de manera coordinada y encontrar soluciones.

¿Qué es para vos el estilo?

Es muy complejo; hay muchas definiciones de estilo interesantes y otras muy marketineras. Yo no las tengo, me rebelo. Estoy podrida de decir que es una expresión interior, pero también prefiero pensar que desde tus momentos, tu búsqueda personal y tu propia identidad vas haciendo ejercicios que pueden ser más serios, más lúdicos, más coyunturales con eso que usás todos los días y cada mañana. No me gusta el dogmatismo y bajar línea porque me parece muy irrespetuoso con las voluntades ajenas aconsejar qué deben hacer. Prefiero compartir hechos culturales, perspectivas, despertar apetitos, pero desde cómo se componen los colores o las formas artísticas en vez de imponer códigos de uso.

 

Al mando de un nuevo desafío

En medio de una crisis editorial mundial donde los medios tradicionales y digitales reducen sus plantas de empleados y publicaciones, Ana Torrejón asumió el desafío de comandar una nueva revista, L’Officiel, que busca generar puntos de encuentro e interacción cultural, con un ejercicio propio en las redes sociales. “Es un proyecto colectivo, plural, de diez números al año, con una estructura muy pequeña de periodistas, fotógrafos y diseñadores, y que requiere mucha dedicación”, dice acerca de la franquicia argentina, que se suma a la veintena de países que integran el mundo de la edición francesa, presente desde 1921. Con notas, entrevistas de gran desarrollo y producciones fotográficas propias, la directora editorial habla del proyecto como “una curaduría cultural sobre lo que sucede en la actualidad”.

 

Más información:

IG y Tw: @madametorrejon

www.lofficiel.com.ar

Facebook: LOfficielArgentina

 

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