Lautaro Amadeo Tambutto: Diseño nómade con raíces locales

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El diseñador oriundo de San Nicolás ganó varios concursos en Italia, Holanda y París; este año se instaló en la Argentina, y sus diseños llegaron hasta Maluma. 

Por: Cata Greloni Pierri

Foto: Patricio Pérez

 

Las manos y los brazos de Lautaro Amadeo Tambutto están llenos de tatuajes. Se sube las mangas para mostrar el derecho, donde aparece la sexta carta del tarot, “Los amantes”, y debajo, el número 1994, el año en el que nació en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires. Más abajo, en su antebrazo, figura en tipografía Ds-Digital la palabra “TIME” (“tiempo”, en inglés), porque dice ser esclavo de él e hijo del rigor. “Cuando me estaba por recibir en el Instituto Marangoni, en Italia, decidí la última semana cambiar todo el proyecto porque no estaba conforme con el concepto de los gauchos que había desarrollado durante un mes y medio. Elegí cambiarlo, y mis tutores me dijeron que estaba loco, pero prefiero arriesgarlo todo por algo que me representa a tirarme a lo seguro. Me gusta esa adrenalina”, dice. Los dedos de su mano izquierda llevan sus iniciales, su marca de ropa y, también, la impronta latinoamericana en sus diseños.

¿Cómo decidiste irte a estudiar afuera?

Primero hice Producción de Moda y luego comencé Diseño de Indumentaria en la Universidad de Palermo. Hace cinco años, cuando me faltaban dos para terminar la carrera, decidí irme a vivir afuera. Quería estudiar en Londres, en Saint Martins College, y arranqué un proyecto de marca, LAT, como porfolio para presentar en el ingreso. La colección se llamaba “Latinoamérica” y era bien autóctona: me fui al norte a recorrer aldeas textiles en Salta y Jujuy, contenía trabajos en telar, pieles, cueros y raíces ytécnicas típicas de nuestro país. Por un tema del inicio del año lectivo y falta de cupos, terminé ingresando en el Instituto Marangoni, en Italia, donde hice un curso intensivo de un año.

“Aproveché todas las oportunidades que me dio la carrera”.

Una vez allí, participaste y ganaste varios concursos…

Sí, pero no fue un camino fácil. Cuando me aceptaron en la universidad de Milán, vivía en Londres en un hostel de estudiantes y allí me desvalijaron: un día llegué y me habían robado todo el dinero, la computadora y la cámara de fotos. Estaba desesperado. Se habían llevado todo mi material de trabajo, pero me habían dejado las prendas de la colección y todavía tenía el disco duro con todos los diseños y proyectos de indumentaria. Ese primer golpe me hizo crecer un montón, fue un baño de realidad. Con el material que me quedó, me presenté en el concurso Fashion Clash, en Italia, y lo gané. Me dieron 5000 euros para producir la línea que debía presentar en Maastricht, Holanda.

¿Qué cambió después del premio de Fashion Clash?

Por un lado, el desfile me dio mucha notoriedad en medios como Vogue Italia y me abrió participaciones en otras semanas de la moda, como Vancouver Fashion Week y una en Amberes, Bélgica. Por el otro, me di cuenta de que tenía que apostar a mi visión, que no era un chiste o un trabajito de la facultad lo que estaba haciendo, y que gente importante de la industria, directores creativos de Dolce & Gabbana y Benetton me respetaban y valoraban lo que hacía. Después me seleccionaron para White Show en Milán, una feria de exposiciones llena de medios y compradores que buscan propuestas cerradas que puedan venderse en todo el mundo, donde junto con otros jóvenes diseñadores de distintas partes del mundo pude mostrar mi última colección. Allí me conocieron y me invitaron a participar de TranoÏ, otra feria gigante en París –que era a la semana siguiente–, y aproveché todas las oportunidades que me dieron. Un lugar así en esa feria tiene un costo de 10.000 euros y a mí me invitaban.

El diseñador argentino de 24 años estudió en Italia y después de ganar varios concursos internacionales, volvió al país para instalar su marca, LAT.

¿Por qué decidiste entonces volver al país?

Necesitaba conectarme con la identidad que estaba mostrando en el mundo y con mis raíces. Todos los años que estuve afuera volvía para las fiestas, pero sentía la necesidad de arraigarme acá. Hacer el camino inverso. Siempre produje mis prendas en la Argentina, pero ahora quería vivir y trabajar acá. En octubre pasado encontré un local en Palermo alejado del epicentro comercial donde puedo mostrar mi concepto de marca y exponer arte como si fuera también una galería. Me propuse abrirlo en un mes y fue una locura. Diseñé desde la cortina metálica, pinté la reja de la entrada de blanco y colgué las luces, los percheros, todo. Hasta fui a comprar la maceta vidriada del ombú que aparece en el centro del local.

Ya van varias colecciones en las que usás pieles de verdad, ¿no te parece cruel o poco sustentable?

Es una cuestión artesanal y tradicional argentina que se está perdiendo, y me da más dolor eso. Yo trabajo con pieles de conejos que se consumen y con peleterías certificadas. Mi abuelo tuvo criaderos de conejos y lo tomo como algo cultural, propio de nuestro país. Veo más noble el discurso del aprovechamiento de todos los recursos y empleos de nuestro país que comprar ropa de poliéster, hecha en Bangladesh.

De San Nicolás a Maluma

Mientras pintaba la reja del local antes de la apertura, Lautaro escuchaba al latino y pensaba que la campera roja metalizada estaba destinada a ser suya. Un día se enteró de que el artista se encontraba en el país y que una tarde estaría en el programa de Susana Giménez. Se contactó con su productor, que respondió a la brevedad, y se subió a un taxi, campera en mano para alcanzársela al artista. “Después de lograr atravesar a contrarreloj la ciudad hasta los estudios de Telefe en Martínez, la multitud de fans y a la seguridad, le entregué la campera a un empleado. Al rato vi cómo los patovas sacaban a Maluma por la puerta junto a su mánager y el estilista, que llevaba la chaqueta roja al hombro”, recuerda con una sonrisa. Dos semanas más tarde y a través de las redes sociales, Lautaro descubrió no solo que a Maluma le había encantado su diseño, sino que también lo había elegido para abrir su show 360° en Monterrey, México.

Más información: Bulnes 1527, CABA. De lunes a sábados, de 14 a 20 Web: lat-official.com

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