María Gorof:
La obsesión por el detalle

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Resuelta, determinada y meticulosa, la diseñadora de vestidos de alta costura celebra los quince años de su marca con un gran presente laboral y estrenando local nuevo.

Por: Cata Greloni Pierri
Foto: Nicolás Pérez

Sus dos abuelas eran modistas de alta costura. Coca, del lado paterno, le dejó su costurero antes de fallecer, cuando ella todavía no llegaba a los dos años. Si bien la genética no alcanza para determinar una profesión, la voluntad sí lo hizo. A los doce, María Gimena Gorojovsky ya sabía que quería diseñar vestidos como los que veía en su colección de revistas Collezzioni, que todavía llenan los anaqueles de su departamento y del de sus padres.
Ese arrojo por la moda hizo que su familia decidiera mandarla a un colegio secundario industrial en zona norte, en Buenos Aires, para desarrollar el pensamiento y las habilidades creativas que después complementó en el Centro de Estudios para la Industria de la Confección (CETIC) tras un paso fugaz por la Universidad de Buenos Aires.
Hoy, luego de quince años desde que abrió su primer local en San Isidro, la diseñadora acaba de mudarse de su local de Cañitas donde estuvo ocho años para expandirse y abrir otro de dos pisos que integra el taller de diseño y el atelier de novia, con atención personalizada por ella y su equipo de asesoras.

  • ¿Cómo estás viviendo tu decimoquinto aniversario?

Disfruto plenamente de cada etapa y siento que estoy en mi mejor momento, que voy para adelante con mucha fuerza. Antes de mudarme de local hace ocho años, atendía en San Isidro en dos tiendas chiquitas donde hacía ropa más casual, y dejé todo, la clientela, mi barrio, todo, en pos de un sueño mayor. Quería hacer vestidos de alta costura. Hoy estamos en un momento del país delicado, y poder expandirme y seguir con mucho trabajo es una bendición. Me emociona saber cuántas familias indirectamente se ven tocadas con una labor tan linda, que embellece a las personas y que les da trabajo a muchas familias.

  • ¿Qué fue lo que más aprendiste en esta década y media de trabajo?

Siempre me fue bien cuando me la jugué en grande. Cuando me mudé para la ciudad de Buenos Aires perdí todo: las clientas de San Isidro, los proveedores, la dinámica del negocio. Perdí de lo que vivía todos los días por apostar a algo mayor, pero tenía que empezar de nuevo desde cero. No estaba casada, no tenía hijos, así que era ahí o nunca. Aunque sentía pánico, porque me iba bien y hacía lo que me gustaba, era un buen momento para tomar riesgos. Aprendí que soy así todo el tiempo y que debo confiar en mis instintos. Siempre tengo nuevas metas, busco la forma de mejorar, pulir y ajustar lo que hacemos.

  • ¿Cómo definirías tu proceso creativo?

Es un proceso muy libre que se resume después en seis colecciones cápsulas anuales de quince vestidos cada una. Me van pasando cosas y empiezo a obsesionarme con recursos, colores, siluetas, textiles. Pienso en moños, los veo en todos lados o me gustaría verlos sobre muchos diseños. Subo al taller, muevo todo de lugar y empiezo a dibujar, recorro proveedores, miro cosas de afuera, miro mi archivo y siempre hay algo en cada colección que gana. Además, está la atención personalizada de novias y quinceañeras, que llegan al local y les pregunto mil cosas acerca del evento y de la situación en la que van a usar el vestido. Quiénes son, cuál es su rol, dónde es la fiesta y a qué hora es.

“Es la pasión de todos los que forman parte del equipo lo que convierte a un vestido en algo tan especial”.

  • ¿Qué cambios notás entre tu clienta de hace quince años y la de ahora?

Vienen con ideas mucho más sólidas de lo que quieren y con más conocimiento de su estilo. Además, está muy de moda usar varios vestidos para la misma fiesta. En la recepción estrenan el primer diseño, el más descontracturado y fresco. Luego, para la parte central de la fiesta y la comida, un vestido imponente; y un tercer cambio, que puede ser el segundo con alguna pieza desmontable o el de la recepción, pero reversionado, más sexy y cómodo.

  • ¿Qué es lo que más te divierte de diseñar?

Me gusta mucho crear a partir de una problemática, cuando tengo desafíos. Me pasó con una novia que lo único que tenía definido era el ramo con el que iba a entrar en el altar. Me gusta capacitar a la gente con la que trabajo y descubrir quién es el mejor para cada cosa: antes de tocar un vestido para un cliente, esa persona pasa seis meses trabajando con nosotros en la confección de muestras, en los vestidos de perchero o en los desfiles. Es la pasión de todos los que forman parte de la cadena lo que convierte a un vestido de este tipo en algo tan especial.

  • La pasión por los oficios de tu equipo, y la tuya por el detalle…

Sí, yo soy reobsesiva. Soy muy detallista con la geometría en el cuerpo. Como todos los cuerpos son diferentes, sé que vos venís a la primera prueba y veo la altura de tus hombros, si la columna está torcida, todo, porque así después va a caer el vestido y es la razón por la cual corrijo sobre el cuerpo. Todo esto lo aprendí trabajando, y las modistas me comentan que no conocen a nadie que lo haga así. A mi criterio, si comprás un vestido de alta costura, te tiene que quedar impecable, al igual que un traje hecho por un sastre.

LA PREFERIDA DE LAS ESTRELLAS

Hace poco comenzó a vestir a la popstar local Tini Stoessel, para algunos de sus shows y eventos sociales, y comenta que jamás imaginó la repercusión que iba a tener entre sus clientas y en redes sociales. “Es increíble el público que tracciona y los comentarios positivos que me llegan”, dice sorprendida la diseñadora, que además viste a otras celebridades locales como Zaira Nara, Pampita Ardohain, María Vázquez, Catherine Fulop y Oriana Sabatini, entre otras. “Estamos vistiendo a pocas, porque cada vez tratamos de cuidar más a las figuras y a la marca. Si bien está bueno prestarles vestidos de nuestro perchero, porque sabemos que les van a quedar bien, preferimos pensar los diseños sobre la base de sus personalidades, de sus cuerpos y de los eventos a los que asisten”, agrega.

Más información:
Dirección: Migueletes 887 (CABA), Buenos Aires
mariagorof.com
Instagram: @mariagorof