Cuidar las uñas

0
30

Aunque se lo suele asociar con la estética, el cuidado de las uñas es ante todo un acto de salud. Claves y consejos útiles para las uñas de las manos y los pies.

Siempre es un buen momento para mirar el estado de las uñas y preguntarse si uno se ocupa realmente de ellas. Lo primero es chequear que estén fuertes y tengan una apariencia saludable. ¿Cómo saberlo? Fácil: las uñas sanas tienen la superficie lisa y un color y una consistencia uniformes, sin manchas ni decoloración; además, no deben contar con marcas, surcos ni hendiduras.

El secreto para mantenerlas así es relativamente simple, al menos de decir: conservarlas bien cuidadas, limpias, alejadas de los productos químicos de limpieza del hogar. Un detalle importante es que no quede humedad en ellas; es la forma de evitar que crezcan bacterias a su alrededor, ya que en el agua anidan y se desarrollan todo tipo de microorganismos. Para prevenirlo, nada más simple y efectivo que usar guantes de goma cuando se lavan los platos o se lleva a cabo cualquier otra tarea de limpieza.

Otra recomendación, complementaria de la anterior, es masajear las uñas con aceite de oliva o de ricino, dos sustancias que las fortalecen y les aportan nutrientes, o con la misma crema humectante que se usa para las manos. Eso sí: hay que hacerlo con energía y detallismo, e incluyendo las cutículas, esa franja bien delgada de piel ubicada justo en el nacimiento de la uña y que cumple la función de protegerla de posibles infecciones provenientes del dedo.

En cambio, no es aconsejable abusar de productos potentes como el quitaesmalte. Si resulta inevitable usarlo, lo conveniente es que sea uno que no contenga acetona, debido a sus propiedades corrosivas. Y aunque suene a una obviedad, está prohibido morderse las uñas y arrancarse las cutículas, ya que de ambas formas se puede dañar el lecho ungueal, que es como se llama la zona donde se apoya la uña y sobre la cual se desliza al crecer.

Del mismo modo, hay que cuidar de que no aparezcan o se formen padrastros, que son trozos pequeños de piel que se desprenden alrededor del perímetro de las uñas. Sus causas más frecuentes son sequedad de la piel, el hábito de morderse las uñas y otras ligadas al uso de productos químicos y la exposición de las manos a sustancias o ambientes contaminantes.

Por último, a las uñas muy sensibles y quebradizas se las puede fortalecer y endurecer con el aporte de vitamina A, C y varias del grupo B. También con diversos productos nutricionales por vía oral, de los cuales se recomienda la biotina, también conocida como vitamina H, pero esto es algo que se debe hacer pura y exclusivamente bajo prescripción y asesoramiento médico. 

EN LOS PIES

En principio, a las uñas de los pies se las cuida como a las de las manos, más allá de que se las lleve mucho más cortas. La diferencia principal es que se las debe cortar de la forma más recta posible –y no redondeada– para que no se encarnen. Además, se debe tener mucho cuidado con el calzado y evitar a toda costa que apriete la punta del pie, ya que la presión puede deformar las uñas. También es muy saludable realizar periódicamente baños de pies de 15 minutos con agua caliente y sal gruesa (preferentemente marina), ya que esto activa la circulación sanguínea, suaviza la piel y revitaliza las uñas.