Porvenir educativo: ¿cómo será?

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“Redes sociales”, “realidad aumentada”, “inteligencia artificial”, “robótica” y “programación” son todas palabras que designan cambios en los ámbitos de la vida. La educación es uno de ellos, especialmente si hablamos de jóvenes que tienen desde muy pequeños acceso a casi cualquier tipo de conocimiento.

Por Antonela de Alva

En un principio fueron el lápiz y la hoja, después la calculadora científica y, ahora, el celular. La Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE, en inglés), que se celebra cada dos años promovida por la Fundación Qatar, se volverá a reunir en el 2019 para discutir cómo será la educación del futuro. En su versión anterior, de 2017, los 15 mil expertos reunidos pronosticaron que para el 2030 el aprendizaje será, en su mayoría, a través de Internet, sin horarios ni lugares establecidos. Basta con que haya señal de banda ancha y una computadora para acceder a los conocimientos marcados por la currícula escolar.
“Si bien creo que seguiremos de manera similar a la que nos educamos hoy en día, hay dos elementos que serán factores de cambios, posibilitados por las tecnologías de la información: la celeridad y la ubicuidad. En la primera hacemos referencia a la posibilidad de romper con los tiempos que imponen las instituciones educativas formales y tradicionales. Cursos de especialización cortos, con contenidos específicos en relación con las necesidades de quien se educa, como también en los distintos formatos multimedia y multiplataforma. Sumado a esto, tenemos la posibilidad de revisitarlos una y otra vez. Y, respecto a la ubicuidad, nos referimos a la posibilidad de poder cambiar la locación de donde aprendemos. Estamos asistiendo a un escenario donde la institución o el edificio educativo no son el único lugar en donde se aprende o donde se accede al conocimiento”, desarrolla Julio Alonso, jefe de trabajos prácticos de la materia Taller de Datos, cátedra Piscitelli, y coordinador del Bachiller en Artes Visuales en Instituto Huergo.
Aplicaciones como EDX, instituciones como la Universidad del Valle en Nicaragua, o las charlas TED, lanzaron MOOCS (Massive Online Open Courses), cursos abiertos a todo el público, y SPOOCS (Small Private Online Courses) para estudiantes de posgrado que pueden formarse viajando por el mundo.

“Podría decirse que YouTube es la gran escuela a distancia de nuestra época”. Carlos Scolari

Otra de las conclusiones del WISE fue que en los próximos 15 años los colegios se transformarán en “entornos interactivos” gracias a Internet. “Rosan Bosch, una diseñadora y arquitecta danesa, pone el foco en los espacios educativos de las escuelas. Su propuesta es ampliar la noción que tenemos sobre los lugares de aprendizaje, tomando como punto de partida el aula para expandirla a pasillos, baños o recovecos escolares donde suceden experiencias nuevas para los estudiantes”, continúa Alonso.

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Por su parte, Carlos Scolari, investigador principal del proyecto Transmedia Literacy, doctor en Lingüística Aplicada y Lenguajes de la Comunicación, y profesor titular del Departamento de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra, agrega: “La gran plataforma de aprendizaje informal es YouTube. Es precisamente ahí donde se despliegan las estrategias basadas en la imitación… una forma de aprendizaje informal tan vieja como la humanidad. Podría decirse que YouTube es la gran escuela a distancia de nuestra época”. Su proyecto Transmedia Literacy tiene como foco comprender cómo los jóvenes aprenden fuera de la escuela para poder volcar eso, luego, en el ámbito escolar.
Tanto en la escuela como fuera de ella, la pregunta es quiénes pueden acceder o no al sistema educativo y a una computadora. “Si entendemos que la educación es un proyecto sociopolítico ligado a los intereses nacionales de cada país, podemos acordar que se realizan cambios todo el tiempo”, afirma Alonso. Muchos docentes aplican las formas tradicionales de aprendizaje y, por lo tanto, muchos alumnos también, pero las llevan a nuevos entornos digitales. Distintos expertos del WISE señalaron que muchos alumnos están y estarán aprendiendo para responder a necesidades de su entorno y muchas veces en soledad. Si el docente se vuelve un robot gracias a la inteligencia artificial, ¿qué pasaría con las habilidades sociales?
“La educación no es un ámbito que esté tan cerca de la automatización. Como las tareas de cuidado, enfermería y demás, es muy poco automatizable. La educación tiene un factor importantísimo que es el vínculo (…). En la escuela aprendemos a funcionar en sociedad”, explica Valentín Muro, coordinador de Wazzabi, una organización que promueve la idea de que todos pueden aprender a hacer lo que sea, y con la que creó en México el primer makerspace escolar de Latinoamérica.
“El aprendizaje es necesariamente una práctica social, que se realiza en vinculación a otros”, detalla Alonso. Detrás de los videos y de las charlas, del contenido, hay una persona que armó, decidió cómo y cuándo promover esa clase o video, por ejemplo. Por otra parte, debe haber un trabajo de clasificación respecto de la información recibida.

“El aprendizaje es necesariamente una práctica social, que se realiza en vinculación a otros”. Julio Alonso

“No importa qué tanto acceso potencial tengamos a la información si no sabemos qué hacer con ella, si no sabemos filtrar los datos confiables y verdaderos. El docente pasa a ser una autoridad de la disciplina (replicando más el funcionamiento de la ciencia) más que del conocimiento frente al estudiante, es decir, pasa a ser una guía. Lo importante es que el docente y el estudiante pueden aprender juntos”, suma Muro. Se trata de establecer un nuevo modo de vincularse y de “lograr nuevas instancias de aprendizaje tanto de contenidos como de habilidades”, sigue Alonso.
Parece que la tecnología llegó para facilitar situaciones que antes eran más complejas. Por ejemplo, en el Teacher’s Kit, un portal en línea que armó Scolari con su equipo a partir de las conclusiones del estudio antes mencionado, ofrecen una “serie de recursos didácticos para aprovechar al máximo las competencias transmedia que los adolescentes suelen poseer. En breve: cualquier profesor que tenga alumnos que dediquen muchas horas a los videojuegos, escriban historias en Wattpad, manipulen fotos con los filtros de Instagram o simplemente sigan a youtubers encontrará en el kit actividades didácticas para implementar dentro del aula y ‘explotar’ esos conocimientos que los adolescentes aprendieron fuera de la escuela”.
No se trata de temer y mucho menos de ser alarmistas y sacar conclusiones a futuro, sino de aprovechar las herramientas disponibles para que la experiencia de enseñanza y aprendizaje sea, paradójicamente, cada vez más humana y solidaria.

 

ALGUNAS EXPERIENCIAS

El proyecto Transmedia Literacy duró tres años e involucró a 50 investigadores de 8 países.Valentín Muro trabajó 2 años y medio en instalar el primer makerspace de Latinoamérica, un espacio de colaboración abierta donde los alumnos crean, diseñan y desarrollan sus propios artefactos y aprenden de programación, robótica e inteligencia artificial.
Julio Alonso, por su parte, diseñó para su curso de Tecnología de la Información en el secundario, donde trabajan con edición de imágenes, podcasts, big data, mashups musicales. Mientras que en la cátedra de Datos de la UBA, utilizan como formato principal de la propuesta educativa una cuenta de Instagram, @plataformasgafa, en la que registran lo aprendido en la cursada.