Café con Sebastián De Caro: “El amor al cine es una tabla de salvación”

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Amante del cine y director, confiesa que su verdadera vocación es la de detective: encontrarse con las historias para contarlas. 

Foto Gentileza Sebastián De Caro

Sebastián De Caro (44) es fanático de muchas cosas, sin embargo, no hay nada que supere su amor por el cine. “Si mañana no veo un partido de fútbol nunca más y se termina para siempre, no me genera nada. Pero necesito ver películas”, confiesa el director y guionista. 

En su filmografía cuenta con nueve largometrajes, incluido un documental. El más reciente es Claudia (2019), protagonizado por Dolores Fonzi. Además, lleva publicados cinco libros, entre novelas y no ficción, uno de ellos sobre los crímenes del clan Manson en Hollywood. Actualmente, trabaja sobre cuatro guiones y en la segunda parte de La flor más falsa del mundo, su última novela. “Es como plantar cuatro semillas y ver cuál crece más rápido o más fuerte para hacer la próxima película”, dice. Aunque actuó en cine y televisión, asegura que no es actor. Por otro lado, se encontró –así dice– con los medios de comunicación, donde prefiere hablar de lo que le gusta y “no de actualidad, del clima y la hora”, le cuenta a Convivimos durante una pausa de su programa radial Un mundo feliz (Si FM 91.1). Para resumirse, se autodefine como un narrador. 

  • ¿Por qué te gusta tanto el cine? 

Todos los gustos en la vida parten de angustias y carencias que hemos tenido en nuestra infancia. Las pasiones aparecen por eso. La vida de las personas es compleja, entonces depositamos en lo que sea, en el cine, en leer, en cocinar… con lo que nos haga bien, tratamos de compensar eso. Para mí, el amor al cine es una tabla de salvación. 

  • ¿Hacés películas por tu amor al cine o por vocación de cineasta? 

Como todos los trabajos, uno hace lo que puede con lo que es. Hacer cine o intentar hacerlo es el sueño de inventar un mundo y vivir un rato dentro de ese mundo. Entonces está conectado con la necesidad de inventar un mundo y vivir adentro.

  •  ¿El laburo con comunicación contribuye a tu faceta de cineasta? 

No necesariamente. El año que viene cumplo 20 años haciendo radio, y es algo con lo que me encontré en el camino. No sé si contribuye de modo directo. Sí uno está en contacto con historias y vivencias, las cuales van quedando en algún lugar y después saldrán en forma de narrativa.

  • ¿Cómo describís tu voz en el cine? 

Me gusta mucho el cine que comenta el cine. No películas que pasen dentro del mundo del cine, pero sí que sumen, que comenten y que dialoguen con las narrativas cinematográficas, que estén presentes de alguna manera. Para mí se conecta más con la realidad conectando con el cine que con la realidad.  

  • ¿Qué temas estás trabajando en tus nuevos proyectos? 

Me gustan mucho los detectives en general y no necesariamente los que trabajan de eso. Yo me considero uno bastante bueno. Entonces me gustan mucho las personas que de alguna manera miran la realidad y tratan de descubrir manifestaciones inconscientes, patrones o formas de cómo se mueve el mundo. Las películas tienen algo de esa aventura detectivesca.

“Me gustan mucho los detectives, y no necesariamente los que trabajan de eso. Yo me considero uno bastante bueno”.

  • ¿Sos un buen detective en los diferentes formatos?

Sí, soy muy curioso. Tengo una curiosidad permanente. Me apasiono con las cosas, me hago fan y conozco mucha gente bella gracias a eso. Ser detective es lo que más feliz me hace, es mi mejor trabajo y mi vocación total, lo demás que hago son sus variantes.

  • ¿Qué debe tener algo para que te declares fanático?

Básicamente tiene que estar vivo. Lo cual hoy es muy difícil, porque el arte se encuentra en los márgenes y la industria ofrece productos. Cuando digo “arte”, digo el compromiso del hacedor con el material con el que está trabajando y que no haya una especulación que recaiga en rating o dinero, que parecen ser las únicas monedas que han quedado en pie. 

  • ¿Cómo te imaginás el futuro del cine? 

Está difícil, y no estoy hablando por el COVID-19 ni del siglo XXI, sino por la saturación de imágenes que hay. Todos los teléfonos celulares filman, toda la gente sube videos, entonces redefinir qué es la imagen y qué es la búsqueda de la trascendencia o la eternidad en la imagen, en un siglo de tanta impermanencia, es un tema bastante duro. Actualmente hay filosofías nuevas que, en realidad, son campos de entrenamiento del consumo solapados, que la celebran. A mí me parece angustiante la impermanencia. 

CAFÉ FANÁTICO

“Me gusta el café con dos gotas de leche, apenas cortado”, cuenta. Por estos días su fanatismo pasa por la literatura fantástica del 60, rioplatense, escritores como J. Rodolfo Wilcock, Alberto Laiseca y Rodolfo Fogwill. Mientras que en el cine se interesó por clásicos del neorrealismo italiano y por directores americanos de los 70 más desconocidos. Le gusta ver películas solo o acompañado, pero sin pochoclos.