Consejos para mantener el pelo sano

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El uso excesivo de secadores, la exposición al sol y la mala alimentación son algunos de los factores que afectan al brillo y la hidratación del pelo. Cómo darle una vida larga y sana a la cabellera.

Puntas abiertas, fragilidad, escasa cantidad, aspereza, sequedad, caída frecuente son algunas de las características del pelo dañado.

“Muchas veces, el pelo se daña involuntariamente mediante gestos diarios, como tocárselo demasiado o tironear para desenredarlo, pero también hay factores externos que alteran la estructura de los folículos pilosos”, afirma el dermatólogo tricólogo Patricio Corman, director de un reconocido instituto de cuidado capilar. 

Entre los factores externos, se encuentra el uso excesivo del secador y la planchita, que le quitan calidad al pelo, ya que las temperaturas elevadas dañan la raíz. El lavado con agua muy caliente, por su parte, disminuye su brillo y “puede provocar un exceso de sebo que hace que el pelo se vuelva más graso”, agrega el doctor Corman.

El estrés también puede afectar al cabello, provocando una alteración en el ciclo capilar que hace que los folículos que se encuentran en la fase de crecimiento salten directamente a la fase de caída. El doctor Corman explica que “el organismo reacciona ante el estrés y libera corticoides, que producen una estimulación de la glándula sebácea y una disminución de la concentración de oxígeno intrafolicular, con su consecuente debilitamiento y posterior caída”.

Los rayos solares también penetran en las cutículas y provocan una deshidratación del cabello que modifica su propia estructura.

Por último, una alimentación incorrecta, sin las vitaminas y los nutrientes que el cuerpo necesita, también debilitará la melena.

RUTINA DE CUIDADOS

Aunque existen muchísimos productos para el pelo, una rutina de cuidados es fundamental.

¿Con qué frecuencia hay que lavarse el pelo? El especialista en cuidado capilar Dante Ungino explica que eso depende del tipo de cabello: “El pelo normal necesita lavarse cada dos o tres días. El pelo seco se lava con la misma frecuencia, pero además hay que nutrirlo con mascarillas o aceites esenciales. El pelo graso debe lavarse lo menos posible”. Ungino además aconseja “lavarlo con agua tibia y finalizar con agua a una temperatura más baja porque esto favorece el cierre de las cutículas y se refleja más el brillo”. Es importante evitar el uso muy frecuente de aparatos de secado caliente; y, para tratar de que no haya muchas puntas quebradizas, recomiendan cortarlo una vez al mes.

En cuanto a la dieta, los minerales, los ácidos grasos omega-3, las vitaminas  –especialmente A, B3, B12, C y E– y las proteínas ayudan al fortalecimiento del cabello. Por esto, es ideal seguir una dieta saludable, que incluya frutas, verduras, frutos secos, lácteos, pescados y agua. 

EL LAVADO CORRECTO

Un buen lavado del cabello implica varios pasos. Primero, cepillarlo para estimular la circulación sanguínea del cuero cabelludo. Después, aplicar un primer champú en toda la cabeza, que limpiará en profundidad. Luego, un segundo champú, más superficial, que se retira con un golpe de agua fría para sellar las cutículas. Después, aplicar el acondicionador o mascarilla en porciones pequeñas, y dejarlo actuar de cinco a diez minutos con el pelo envuelto en toalla caliente o seca. Enjuagar con agua tibia y, finalmente, secar el cabello con toalla, sin frotar ni retorcerlo.