Mochileros digitales: los nuevos viajeros del siglo XXI

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Gracias a las redes sociales, que permiten una conexión constante con el mundo, cada vez son más las personas que deciden vivir viajando sin una dirección fija, salvo la del e-mail. Cómo es ser un trotamundos digital. 

Cada vez son más las personas que se lanzan a los caminos del mundo. Se toman aviones, andan en moto o bicicleta, o manejan casas rodantes. No tienen un lugar de residencia fijo, sino que su casa es la ciudad, el pueblo o la ruta del planeta en el que se encuentren con sus mínimas pertenencias para que el viaje, como aconsejan, sea lo más liviano posible. 

Pero irse resulta una decisión difícil de tomar. No cualquiera tiene el coraje de abandonar las seguridades de lo conocido –el barrio, los amigos, el trabajo, la ciudad, la rutina que tranquiliza– para sumergirse en la incertidumbre de culturas que conlleva la planificación de una travesía por el mundo. 

Guadalupe Aráoz decidió irse en 2013 y hace siete años que no para. Desde su cuenta de Instagram (@guadaaraozweb) no solo brinda consejos prácticos e información para quienes quieran seguir sus pasos, sino que también cuenta impresiones de los lugares que visita. Entre ellos, ya pasó todos los países de América, nueve de África y algunos europeos. “Para irse con tranquilidad, hay que tener resueltos los vínculos con el lugar del que partimos y con las personas a las que queremos, porque todos esos conflictos viajan con una, no desaparecen por estar lejos. No existe huir de los problemas”, asegura Guadalupe, una profesional de las finanzas que recorre parajes desconocidos subida a su moto viajera.  

“Lo más importante es no dejar ninguna obligación en casa”, señalan Nicolás y Laura, una pareja de jóvenes argentinos que llevan recorridos más de 64 países y que cuentan sus aventuras a través de su perfil de Instagram, @vida.de.viajes

Saber con la certeza del corazón que el deseo genuino es viajar, conocer las tradiciones, los paisajes y las costumbres de otros seres humanos con quienes convivimos en el planeta es condición para no arrepentirse a miles de kilómetros de distancia. “Nosotros decidimos vivir de viaje porque amamos descubrir lugares y no estábamos contentos con la rutina de esperar once meses para disfrutar un mes o menos viajando”, cuentan Nicolás y Laura. 

Para irse con tranquilidad, hay que tener resueltos los vínculos con el lugar del que partimos.

“Hay que estar tranquilo con la decisión que uno toma, consciente de las puertas que vamos a cerrar, para nosotros eso es clave”, dicen Gonzalo y Victoria, de @gavito_travels, que llevan recorridos 33 países y una vuelta al mundo. “Se trata de confiar en el presentimiento interno de viajar y de saber relegar la certeza de una rutina diaria que calma la ansiedad en pos de una linda incertidumbre que hay que aprender a manejar para estar y disfrutar del presente, del aquí y el ahora”, continúan. 

Entonces, la primera gran decisión de los nómades contemporáneos se relaciona con el fuero interno. Con ser conscientes de que habrá que separarse de las familias y de los amigos, y de que todo lo relacionado con lo material y económico puede estar planificado, pero nunca asegurado: que tampoco es tan distinto de la sensación que tenemos los que nos quedamos, ¿acaso alguien tiene un contrato de vida que le prometa que siempre va a estar todo bien? Los riesgos existen tanto en la casa de toda la vida como en el punto más alejado de ella. 

EL DILEMA DE LA ECONOMÍA

Uno puede decir “Sí, muy hermoso todo, ¿pero estas personas de qué viven?, ¿cómo se mantienen?”. Son los primeros interrogantes que surgen frente a la contemplación del deseo de imitarlas. En general, es necesario planificar un sistema de ingreso de dinero que les permita tener siempre dónde dormir, qué comer y cómo transportarse. Se manejan con un presupuesto diario y luego, si alcanza, pueden darse algún “lujo”. 

Diego y Cecilia Percivaldi atraviesan el mundo en una motorhome con su familia de tres hijos. “Nosotros vendimos absolutamente todos nuestros bienes, eso nos generó ahorros con los que nos financiamos. También tengo una participación en un restaurante que administra mi hermano”, relata Percivaldi, que muestra sus aventuras familiares desde el perfil de Instagram @almundoenfamilia

Están los que prefieren ahorrar antes de salir y viajar al ciento por ciento y también los que se animan a trabajar durante la travesía para arreglarse con lo que juntan en el camino. En este sentido, la diferencia radica en si la aventura se emprende con o sin hijos. Así lo asegura Ignacio Masjuan, otro padre de familia, que junto con su mujer y sus tres hijos viajan por Latinoamérica en una casa rodante. “Si vas solo o en pareja no tenés que preocuparte por mantenerte, porque de una manera u otra te vas arreglando, pero cuando tenés hijos no podés confiar en pasar el día, porque los chicos tienen necesidades que hay que cubrir siempre. Nosotros hacemos un equilibrio entre lo que recibimos todos los meses por el alquiler de nuestra casa –que es lo más seguro– y lo que nos pagan en instituciones privadas por ofrecer nuestros shows infantiles, además de vender discos y postales”, asegura Ignacio. 

Guadalupe Aráoz trabaja para mantenerse mientras viaja. “Tengo muchos ingresos pequeños de distintas fuentes. Soy nómade digital y me llegan cheques de 50 dólares de YouTube y algo más de dinero a través de los afiliados al blog. También creo contenidos para diarios y revistas. Por otro lado, me ocupo de editar y de administrar canales de YouTube de terceros. Entre todo esto hay meses que gano 50 dólares y otros, como mucho, 700. Combino esta economía con vivir barato y no darme grandes lujos”, cuenta la chica todoterreno. 

“Nosotros empezamos ahorrando todo lo posible previamente al viaje y mantuvimos una vida muy austera durante el primer recorrido. Además, aprovechamos todas las herramientas a nuestro alcance para evitar pagar alojamiento. En los siguientes viajes, comenzamos a generar ingresos on-line con nuestro blog de viajes vidadeviajes.com y con trabajos freelance que nada tienen que ver con nuestros estudios: creamos contenido de viajes y trabajamos con agencias de marketing digital, y tenemos un pódcast. Ahora hacemos couchsurfing y cada tanto pasamos un par de noches en hoteles cinco estrellas”, explican Nicolás y Laura, de Vida de Viajes. 

El modelo de trabajar a distancia generando contenidos relacionados con el turismo es uno de los mecanismos más aceitados que tienen los viajeros digitales para ganar dinero. Gonzalo y Victoria aprovechan sus conocimientos profesionales de finanzas para invertir allí la plata e ir costeando los gastos diarios y los de la tarjeta de crédito. “Sumado a esto asistimos a la comunidad viajera a través de @gavito_travels, en donde confeccionamos viajes a medida. Estamos muy co ntentos, ya que gracias a la experiencia adquirida podemos ayudar a otros e incentivarlos a vivir esta experiencia”, cuentan. 

¿Y SI ALGUIEN SE ENFERMA?

Durante un viaje por Liberia, África, Guadalupe se quebró las dos manos y algunas costillas. “En Liberia no hay salas de cirugía. Me mantuvieron estable cinco días y me mandaron a Sudáfrica, donde me operaron ni bien llegué. Luego vine a la Argentina, donde volví a pasar dos veces por el quirófano e hice la recuperación. A los ocho meses estaba de vuelta recorriendo África en bicicleta”, cuenta mientras destaca la importancia de tener seguro médico que sea mayor a 100 mil dólares para hacer frente a cualquier contingencia y evitar que te sorprendan sentimientos de soledad al estar enferma en lugares desconocidos. 

El caso de la familia Masjuan fue diferente. Si bien ellos también tenían contratado un seguro médico, cuando una de sus hijas sufrió una gastroenteritis aguda tuvieron que arreglarse solos porque el hospital más cercano se encontraba a 300 kilómetros.  

Antes de salir conviene realizarse un buen análisis médico integral y exhaustivo que evite complicaciones luego. Así lo hizo Diego Percivaldi con su familia: “Fuimos los cinco al área de Medicina del Viajero de Stamboulian, donde nos contaron acerca de las vacunas y otros temas relacionados con el viaje. Hoy tenemos seguro del viajero”. 

Además del seguro de salud clásico, están los que usan las coberturas que ofrecen las tarjetas de crédito. “Si uno tiene la posibilidad de contar con una Gold, Platinum o Black, puede estar cubierto hasta por 90 días e ir alternando los plásticos para maximizar los días”, cuenta Gonzalo, de Gavito Travels. “Nosotros, además, siempre llevamos un botiquín de primeros auxilios completo y en condiciones aptas de uso”, agregan.

UN LUGAR ADONDE VOLVER

Cuando se vive de ahorros o de un trabajo que alcanza para lo justo, no conviene tener gastos fijos que supongan un cargo mensual. El tema de los muebles y de las pertenencias en general resulta un verdadero problema que deben resolver los viajeros. Lo inmediato es pensar en un guardamuebles, pero a eso nos referíamos con los gastos fijos que pueden quebrar una economía frágil. 

No hay una única solución, sino que depende, como todo en la vida, de las circunstancias. Guadalupe Aráoz resume las opciones: “Podés regalar o vender todo; pagar un espacio donde guardar las cosas o dejarlas en la casa de alguien que tenga lugar. Hoy dejo tres valijas que comenzaron siendo más pero que, de a poco, fueron reduciéndose gracias a la conciencia de lo inútil que adquirí en los viajes”. Otros, como Diego Percivaldi y su familia, dejaron de alquilar, vendieron todo y guardaron los recuerdos en una caja en la casa de su suegra. “Nosotros solo mantuvimos un cuarto en casas de nuestras familias para cuando estemos en Buenos Aires. Tener un gasto innecesario en la Argentina mientras estamos recorriendo el mundo no es algo que queramos”, cuentan Nicolás y Laura, de Vida de Viajes. 

Algunos tienen la suerte de tener una casa y de poder alquilarla con todo adentro para evitar los gastos de mantenerla. Gonzalo y Victoria confiesan que cuando viajan, la casa pasa a segundo plano. “Nuestra segunda aventura nos encontró casados, por eso, decidimos cerrar el PH y bancar el gasto. En el medio, surgió que una amiga necesitaba alquilar. Tuvimos mucha suerte”. 

Recorrer el mundo con misión solidaria

En 2018, la familia Masjuan arrancó por primera vez a Astor, un pintoresco colectivo Mercedes Benz modelo 1977 convertido en casa rodante para que pueda ser habitado por cinco personas. Los cinco son mamá, papá y los tres hijos de 11, 7 y 2 años. ¿La aventura? Recorrer Latinoamérica haciendo la gira oficial de Astor y los caracoles, una obra de teatro musical para niños dirigida y actuada por los cinco miembros de la familia. “Nuestra idea es que ellos conozcan otras realidades y que se enriquezcan con el intercambio cultural que se produce en cada una de nuestras presentaciones. Recorremos pequeños poblados y visitamos escuelas y orfanatos. Desde que salimos fuimos a alrededor de más de 80 instituciones”, cuenta Ignacio Masjuan, padre de la familia viajera que, junto con su esposa María Cárdenas, arma un show que repasa las aventuras de los países que visitaron. 

La conexión que permiten las redes sociales

Hasta hace unos años no nos enterábamos de todos estos movimientos ruteros por el mundo. Hoy tan solo basta con asomarse a Instagram para encontrar postales y palabras hermosas de estos viajeros digitales. “Las redes sociales te dan todas las facilidades. Lo más copado de Internet es la conexión con los otros viajeros, además de la familia y los amigos. Es muy colaborativo. Nos ayudamos entre todos, surgen amistades y compartimos experiencias que hacen más amable el recorrido”, cuenta Ignacio Masjuan. Para Guadalupe Aráoz son una forma de pedir apoyo emocional y de sentirse parte de la vida de sus seres queridos. Pero, más que nada, lo que los aventureros rescatan es la posibilidad de compartir sus experiencias y de no perder contacto con otros viajeros, con las familias y con los amigos.

Ilustraciones: Martín Morón.