Todo en tres dimensiones

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La impresión 3D es una tecnología con una amplísima variedad de aplicaciones posibles que no deja de crecer y de ingresar en distintos ámbitos. 

Foto Federico Procopio

A los 8 años, Tomás Chernoff esperaba ansioso, como cualquier chico, la llegada de su papá del trabajo: solía traer algún regalo. La diferencia con respecto a otros padres era que el regalo frecuentemente era un juguete impreso en 3D, una tecnología que hoy continúa siendo novedosa y en aquella época era directamente una rareza.

Casi veinte años más tarde, Tomás lleva un lustro como CEO de Che3D, la compañía del rubro de la impresión 3D de la que también es fundador. “Me apasiona el desarrollo de las ideas, por eso nuestro slogan es ‘Fabricá tus ideas’, porque le damos a la gente recursos para que lo haga”, dice como carta de presentación.

El crecimiento del rubro es sostenido desde hace muchos años, y va de la mano de la enorme variedad de aplicaciones que posee: “Tenés mejoras sustanciales, cualitativas o cuantitativas, probadas y validadas en arquitectura, medicina, ingeniería, diseño, educación, forense. Son aplicaciones que están en constante crecimiento, porque fabricás más rápido y sin limitación de formas. Sirve, por ejemplo, para maquetas de arquitectura: antes tardaban dos o tres meses, y nosotros las hacemos en dos o tres semanas; y también para empresas petroleras que imprimen modelos físicos de lugares donde planean excavar para analizar la mejor estrategia de extracción”, explica Chernoff.

Irene Presti, actualmente directora general de Inclusión Digital, dependiente de la Secretaría de Conectividad del Gobierno de la Provincia de Córdoba, fue una de las fundadoras y presidenta de la Cámara Argentina de Impresión 3D, y es una de las principales difusoras de esta tecnología en el país. Licenciada en Artes Visuales, opina sobre la relación de la impresión 3D y la creación artística: “Siempre me dicen que las máquinas nos van a reemplazar, sobre todo por la inteligencia artificial y la robótica. La impresora 3D es, básicamente, un brazo robótico. Pero yo siento que eso no es posible, porque el ser humano posee creatividad. Si yo a mis alumnos les digo que diseñen un vaso y lo impriman, cada uno va a poner su impronta y tendrá un vaso totalmente personalizado, de acuerdo con toda su experiencia cultural y lo aprehendido. Es eso lo que distingue de la máquina. La impresión 3D acompaña a la creatividad o al desarrollo de un producto o proyecto. Es una herramienta, los creadores somos nosotros”.

Los usos de esta tecnología en medicina van desde la impresión de prótesis hasta de guías quirúrgicas, que son modelos en tamaño real que permiten visualizar de un modo diferente el órgano o área donde se va a intervenir. Alejandro Bertolotti, jefe del Departamento de Trasplantes del Hospital Universitario Fundación Favaloro, tomó contacto directo con la impresión 3D hace cuatro años: “Fue un antes y un después. Venía de trabajar toda mi vida con imágenes 2D, y por más que te las rearmen tridimensionalmente en una pantalla, no es lo mismo que tres dimensiones reales y tenerlo en la mano. Para nosotros, los cirujanos, es fantástico”.

“Cada tecnología disruptiva lo que hace es poner en manos de personas normales la posibilidad de lograr un gran alcance, sin necesitar mucha inversión“.
Tomás Chernoff

En aquella oportunidad, imprimió un bronquio lobar izquierdo, con un tumor, y la posibilidad de verlo en tamaño real y de recorrer toda su superficie con la mirada y las manos le permitió modificar la estrategia quirúrgica y salvar el pulmón del paciente. “Me cambió mucho, porque se entra a cirugía con una previsualización, una idea mucho más cercana de lo que va a ser. Uno tiene una estrategia más acertada y acorta tiempos. Hay trabajos ya hechos en investigación donde, por ejemplo, en una cirugía muy compleja, se les presentó la guía impresa en 3D a cirujanos expertos, a cirujanos con algo de experiencia y a residentes. Y se equipararon los diagnósticos y las estrategias quirúrgicas. Esto lo que hace es mejorar el estándar de calidad de la cirugía”, analiza Bertolotti, y agrega: “También brinda más confidencia entre paciente y médico, porque uno se sienta frente al paciente y le explica lo que va a hacerle al mismo tiempo que se lo muestra. Se entiende mucho mejor”.

Tomás Chernoff explica que hoy la impresión 3D es una herramienta para emprender de forma simple y se está volviendo una revolución. Las impresoras son cada vez más accesibles y funcionan de manera más autónoma. Es sorprendente la cantidad de personas que empezaron a fabricar sus propios productos y venderlos de forma online durante este aislamiento. “Nosotros mismos, por ejemplo, nos vimos forzados a crear una tienda virtual para comercializar las impresoras 3D, lo cual resultó una solución para varias personas que se animaron a emprender nuevos proyectos”.

Existen pocas cosas que no se puedan imprimir en 3D. Los límites, fundamentalmente, vienen de parte de la resolución, del tamaño de la impresora y de los insumos. Cada vez se logran piezas más complejas con mayor resolución, así es como se están comenzando a imprimir órganos con células madre. Este último avance es uno de los más controversiales en caso de poder aplicarse en escala. Se debate la ética al hablar de imprimir órganos humanos modificados. “Dentro de resoluciones y tamaños validados, podés imprimir lo que quieras –resume Chernoff–. Es una tecnología muy poderosa, como todas las tecnologías disruptivas. Como los bitcoin, que se pueden usar para lavado de dinero o para hacer transacciones seguras. Depende de uno. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Cada tecnología disruptiva lo que hace es poner en manos de personas normales la posibilidad de lograr un gran alcance, sin necesitar mucha inversión. La impresión 3D es parte de esa revolución”. 

TECNOLOGÍA Y GÉNERO

Desde la Secretaría de Conectividad del Gobierno de la Provincia de Córdoba recientemente capacitaron a miles de mujeres con cursos on-line de impresión 3D. La idea es ayudar a reducir la brecha entre géneros: “En el mundo, solo el 13 por ciento de quienes están en impresión 3D son mujeres, contra el 11 por ciento del año pasado. En la Argentina estamos un poco peor, con un 8 o 9 por ciento de participación femenina”, asegura Irene Presti.