Bellamente

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Candela Yatche lidera Bellamente, una fundación que se propone difundir la autoaceptación, educar para modificar la forma en la que se construye la imagen corporal.

Foto Pato Pérez

Una luz que encandila genera muchas sombras. Candela Yatche no se dejó obnubilar por lo primero, supo ver lo segundo y trabajar para llevar claridad allí donde fuera necesario. Una fiesta, la construcción social alrededor de ella y sus consecuencias en la salud (mental y física) la llevaron a cambiar el rumbo.

En su colegio, al finalizar el último año, se organizaba una tradicional fiesta de disfraces. Las chicas elegían el traje más sexy, prácticamente una bikini, y se sometían a los regímenes que hicieran falta para entrar en el talle más pequeño posible. Candela era parte de esa búsqueda frenética del ideal, pero cuando unos meses más tarde vio a algunas de sus amigas luchar contra los trastornos alimentarios que la fiesta les había legado, decidió que trabajaría para evitar situaciones similares.

Iba a estudiar Arquitectura, pero decidió anotarse en Psicología (se recibió a principios de este año) y se involucró en equipos de investigación sobre la temática. “Era rechica, y al mismo tiempo que estudiaba todo esto, también iba a un boliche y veía la discriminación en la puerta, cómo dejaban pasar a ciertas personas con ciertos cuerpos, o iba a un local de ropa y veía que faltaba diversidad de talles, o escuchaba comentarios de críticas hacia otros cuerpos que no estaban buenas. Entre todo eso, decidí abrir una cuenta de Instagram para poner mi opinión sobre distintos temas”, explica.

Bellamente, el nombre de la cuenta en esa red social, rápidamente tocó fibras íntimas en muchas personas, atrajo seguidores y difundió en círculos cada vez más amplios el mensaje de autoaceptación de la imagen corporal. El crecimiento del proyecto se dio por fuera de la virtualidad, con iniciativas en diversos ámbitos, y desde enero de 2021 es formalmente una fundación, lo que multiplica las posibilidades de sostenerse en el tiempo y promover acciones.

En sus inicios, la cuenta era anónima. Candela no se sentía lista para exponer lo que pensaba de manera abierta y ni siquiera sus amigos y familiares estaban al tanto del nuevo proyecto. El contexto social –aunque solo pasaron un par de años– era diferente: el tema no estaba en agenda. “Me angustiaba mucho, después dejé de ir a esos boliches, por ejemplo, y quería ir a otros lugares, pero mis amigas no lo entendían. Fue todo un proceso”, cuenta Candela, que consiguió incluir y transformar aquellas resistencias y hoy debate y reflexiona junto a sus amigas sobre lo que antes era tabú.

No solo buscó transformar el entorno, sino que el cambio, como en tantas otras cuestiones, comenzó por dentro: “Cambié muchísimas cosas. Muchísimas. Porque una no se da cuenta, pero quizás sin mala intención hace comentarios del cuerpo de otra persona que pueden herirla”, confiesa. Las sobremesas familiares se convirtieron en escenario de discusión y reflexión, con las idas y vueltas propias de un proceso de este estilo. En sus abuelos encontró, quizá por una cuestión generacional, una barrera más difícil de cruzar. Eso le provocaba frustración y enojo, pero comprendió que hay personas a las que les lleva más tiempo asimilar conceptos y corregir comportamientos. Aprendió a dirigir mejor su energía: “El foco no está en frustrarse, porque eso te saca la motivación, sino en encontrar qué cosas te motivan e ir por ahí”.

A sus 24 años, Candela lidera una comunidad creciente y, desde la fundación, motoriza proyectos de investigación (recientemente abordaron cuestiones como el impacto de Instagram en la imagen corporal o cómo se ve afectada esta imagen en las masculinidades), educación (con talleres en colegios secundarios que promueven el fortalecimiento de la autoestima y la responsabilidad en redes sociales) y comunicación (con campañas principalmente en redes). “Me da mucha satisfacción hacer lo que hago. No somos un adorno que tiene que agradar a los demás. Somos mucho más que eso. Tenemos un cuerpo, obvio: que cada persona elija qué hacer con él”, concluye.