Emiliano Ezcurra: “Hay que salvar el bosque que ya está”

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Referente de la ONG Banco de Bosques, dice que para enfrentar el cambio climático y la llamada “crisis de extinción”, hay que proteger el bosque existente. Asegura que “es la forma más barata de frenar la emisión”. 

Fotos: Laura Ortego

Emiliano Ezcurra tiene 49 años y ha pasado más de la mitad de su vida tratando de cuidar bosques de la voracidad de las topadoras. Primero desde la ONG Greenpeace, y desde 2009 en la ONG Banco de Bosques. Es una de las caras de una iniciativa novedosa: donar dinero para salvar hectáreas de bosques. Con sumas que van desde 400 a 2000 pesos por mes, cualquier persona puede ayudar a comprar campos con bosque nativo para que allí no haya tala de árboles. 

En la Argentina, en los últimos 20 años (1998-2018), fueron desmontados 6,5 millones de hectáreas de bosque nativo, una superficie equivalente a 320 ciudades de Buenos Aires juntas. Por hora se tala el equivalente a 40 canchas de fútbol. La principal razón de semejante práctica es la extensión de la llamada “frontera agropecuaria”. 

De acuerdo con un informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, ello sucedió entre 1998 y 2018, y el 87 por ciento de la pérdida fue en el parque chaqueño –principalmente Santiago del Estero (28 por ciento), Salta (21 por ciento), Chaco (14 por ciento) y Formosa (13 por ciento)–, considerado el segundo foco de deforestación de Sudamérica después del Amazonas. 

Durante la conversación a través de Zoom, desde el jardín de su casa en Buenos Aires, Ezcurra cuenta que se enamoró de la naturaleza en su niñez y que la sensibilidad por hacer algo por el otro la heredó de sus padres, “que han sido personas muy dedicadas a lo solidario”. “A mí se me dio por lo ambiental, porque si la naturaleza está bien, mi comunidad va a estar bien”, agrega.

  • ¿Cómo empezaste a trabajar en la protección de los bosques? ¿Cuándo te “enganchaste” con esta tarea?

Trabajando en Greenpeace me dedicaba a la campaña de bosques, y teníamos un seguimiento de las actividades de desmonte en Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa. Obviamente debía documentar los desmontes para mostrar a la opinión pública. En los años 90, muy poca gente sabía qué era un desmonte y que encima se realizaba con dos topadoras unidas por una cadena de ancla de la industria naviera y avanzando las dos máquinas en paralelo. Levantaban el bosque entero como si fuese una alfombra, y luego todas esas gigantescas escolleras de árboles se prendían fuego. Imaginate, escolleras de cinco o diez kilómetros de largo por diez metros de alto, encendidas. Este fue el proceso que fue expandiendo la frontera agrícola-ganadera hacia el norte en esa década en particular y también en la del 2000, con un paquete tecnológico que tornaba muy atractiva la plantación de soja en esas latitudes. Ese avance de la frontera agropecuaria tenía esa consecuencia ambiental. Me tocó muy fuertemente eso.

  • ¿En qué momento nació Banco de Bosques?

Un día estaba en lo de mi suegro leyendo los clasificados del campo, y vi avisos inmobiliarios de venta de inmuebles rurales. Eran los que yo sobrevolaba con la avioneta buscando topadoras. Leía que el precio por hectárea era bajísimo. Pensé: “Si una persona está donando 300 pesos por mes a una ONG para sostenerla, que haga su trabajo, y lo hace por muchos años, en tan solo cinco años esa donación es lo que vale una hectárea de bosque”. Dije “Guau, qué simple sería empezar a unir todo esto”. En ese momento estaban apareciendo las redes sociales, y la idea fue que esa donación fuera directo a la compra de la tierra. Pensé “Pum, se acabó el problema, porque es propiedad privada”. Los 5000 o los 20.000 que pusimos 400 pesos por mes para frenar a la topadora somos los dueños y nosotros decidimos que ahí no entra ninguna. Pero, además, con el Google Earth, esa persona que donó puede saber exactamente adónde fueron sus 300 pesos. 

  • ¿Por qué creés que puede funcionar?

Porque transforma una operación normal en el mundo inmobiliario con una vuelta ambientalista de activismo financiero. Es decir, nadie está pidiendo que regales nada, nadie está pidiendo que transformes tu campo en un parque nacional; hablemos de números, hablemos de plata, vendenos el campo.

  • ¿Qué resultados consiguieron con esta práctica desde 2009?

En diez años pudimos salvar dos campos en Misiones y un campo enorme en el Chaco y otro en la Patagonia. Todo con este sistema de pequeñas donaciones que hemos combinado con grandes donantes. 

  • ¿Cuántas hectáreas tienen los campos que adquirieron con el banco?

“CADA PERSONA NECESITA COMPENSAR SEIS TONELADAS DE CARBONO POR AÑO”.

Tenemos campos de 40 hectáreas el más chico, uno de 5000 en la Patagonia en proceso de donación para áreas protegidas naturales nacionales y provinciales, y el más grande, nuestro gran “trofeo y orgullo”, que es el Parque Nacional El Impenetrable, originado con la adquisición de la estancia La Fidelidad (250 mil hectáreas), en Chaco. En este momento estamos también con un campo en Misiones de ciento y pico de hectáreas, vecino al parque Urugua-Í. Tenemos muchas ganas de trabajar en el caldenal pampeano, que es el único bosque totalmente argentino. Sería muy bueno poder comprar una propiedad del caldenal, donarla y tener un parque nacional allí.

  • ¿Cuáles son los destinos de los campos comprados con las donaciones? 

Hay dos destinos posibles, y esto está en los estatutos: uno es que se vuelva área natural protegida, que es lo que hemos venido aplicando hasta ahora. Y el otro es el de una explotación con el monte en pie, que nos encantaría tener rápidamente. 

  • ¿Hasta dónde se involucran las empresas en esta iniciativa?

Hay muchas pymes que están haciendo huella de carbono con nosotros. Esto de neutralizar emisiones de carbono compensándolas con metros cuadrados de bosque está creciendo de manera impresionante. Por ejemplo, tenemos una pyme que hace tapas de empanadas y tacos. Calcularon su huella de carbono, vinieron y dijeron: “Nosotros emitimos estas toneladas de carbono por año, queremos neutralizar nuestras emisiones y queremos hacerlo con Banco de Bosques para que sepamos exactamente dónde estará cada árbol donde se almacena el carbono que no va a salir a la atmósfera”. 

“HAY QUE HACER UN ESFUERZO GRADUAL PERO SOSTENIDO PARA RECUPERAR MILLONES DE HECTÁREAS EN LOS PRÓXIMOS 50 AÑOS”.

  • ¿Cuánto carbono absorbe por metro cuadrado un bosque?

En un bosque, las plantas fijan carbono, y las hojas que están en el piso, las que caen, que se secan, emiten carbono. Un bosque maduro se encuentra en una situación más o menos estable. Pero la gran calamidad, y ahí está el secreto, es que la deforestación libera todo el carbono almacenado. Por eso no es que esté mal plantar árboles, pero plantar árboles cuesta plata, tiene una técnica y deben ser nativos del lugar. Lo urgente es retener el carbono que está en stock. Como dice el IPC, que es el Panel de Cambio Climático del Protocolo de París, frenando la deforestación frenamos la emisión de una manera muy barata.

  • ¿La solución al desmonte está en manos de los ciudadanos, de la sociedad civil, o también de las leyes y de la intervención del Estado?

Obviamente que el Estado siempre puede subir la apuesta, el Estado puede sacar una ley de fomento al stock de carbono. Por ejemplo, la posibilidad de deducir del Impuesto a las Ganancias un porcentaje para este tipo de fines sería espectacular. 

  • ¿Cuánto bosque queda en la Argentina en relación con su territorio?

La Argentina ha perdido el 70 por ciento de sus bosques nativos. De hecho, en algunas provincias donde se perdió tanto, como en Santa Fe o Córdoba, ya no es solo hablar de proteger lo que queda, sino de restauración. Algunas provincias tienen que pensar en planes de restauración.

  • ¿Cuál es el mínimo de bosque que sería necesario restaurar para equilibrar, al menos, la huella de carbono?

Hay que hacer un esfuerzo gradual, pero sostenido, de tratar de volver a recuperar millones de hectáreas en los próximos 50 años. Del 70 por ciento que se perdió debiera recuperarse el 50 por ciento. Sería lo deseable, tendría un impacto económico, ambiental y social enorme.

  • Llevado a la vida cotidiana, ¿cuántos árboles necesita una persona, para poder vivir?

Necesita compensar unas seis toneladas de carbono por año. Depende del tipo de bosque son más o menos árboles. En la selva va a salvar menos árboles que en el bosque chaqueño, pero puede requerir hasta 100 árboles para compensar su vida en la Tierra.

  • ¿Por qué es prioritario salvar el bosque?

Porque es la forma más veloz y más barata de resolver dos problemas con un solo movimiento: el del cambio climático y el de la extinción de la especie humana. Una de las maneras más baratas de atacar estas dos cuestiones es frenando la deforestación, salvar lo que está. 

VIAJERO

Cuenta que su vida es “viajar mucho, estar mucho con los pies en el territorio”. “Me encanta andar con mi carpita por todos lados, dormir en pleno bosque. Hoy las comunicaciones son impresionantes, yo puedo mandar e-mails desde mi carpa casi en cualquier lugar, si no, me voy a algún pueblo en el que haya wifi, y después estoy relevando bosques y trabajando con técnicos. A veces hay que venir acá, a Buenos Aires, a ponerse una camisa y reunirse con un diputado, un senador, un funcionario, tratar de convencerlo de que apoye la creación de un parque nacional o el tema que sea relevante. Mi trabajo es muy diverso, y eso lo hace muy divertido”.