Florencia Chagas: La primera en llegar

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Desde que a los 12 años comenzó su recorrido en seleccionados nacionales, es la joya del básquet argentino. Una promesa que hace rato se cumplió y que tiene mucho más para dar.

El jueves 15 de abril, por videollamada, Florencia Chagas vio llorar a su papá por primera vez en su vida. Era de felicidad: en ese mismo momento se enteraron de su elección en el draft de la WNBA (Women’s National Basketball Association). Será la primera argentina en jugar en la liga más prestigiosa y competitiva del básquet mundial.

Su recorrido podría encaminar, de paso, la historia de un combinado nacional que busca meterse en competencias importantes, con los Juegos Olímpicos como sueño y objetivo a la vez. Sería un cambio rotundo respecto a una historia de postergaciones, con un antecedente reciente para nada positivo, como la eliminación de los Juegos Panamericanos en Lima 2019 por errores administrativos de una dirigencia que no le otorgó al equipo la misma importancia que a su par masculino.

El camino de Florencia comenzó en casa, con este padre, Oscar, fanático del básquet (jugó hasta los 45 años). Florencia lo siguió desde muy chica, y a los cinco ya jugaba entre varones, un detalle crucial en su desarrollo: “Fue como el pie para todo lo que vino después. Ellos tienen otra agresividad, otro juego, y eso fue clave para mi crecimiento. Cuando jugaba con las chicas, notaba que tenía esa intensidad de los hombres, que la agarré de chiquita y me sirvió”, cuenta la jugadora que a los 20 años es la gran promesa y, al mismo tiempo, el mejor presente del básquet femenino nacional.

En 2015 fue la MVP (jugadora más valiosa) del Sudamericano U14; en 2017 participó del campus NBA Básquet Sin Fronteras en Bahamas y también fue la mejor de todas; en el mundial sub-17 de 2018 consiguió, por primera vez para una jugadora en una competencia de este calibre, un triple doble: 17 puntos, 12 rebotes y 12 asistencias en la victoria frente a España. Por todo eso, sucedió lo inevitable: vinieron a buscarla desde Italia para convertirla en basquetbolista profesional con solo 16 años.

  • ¿Te costó tomar la decisión de irte?

Fue difícil, pero era un sueño que tenía: irme a jugar como profesional y estar en una de las mejores ligas. Yo era chica, me alejaba de casa, me iba a otro continente, no sabía el idioma, pero pensé: “Si quiero llegar, tengo que vivir esto”. Y me la banqué. Los primeros dos años fueron los más difíciles, debí acomodar mi cabeza y entender cómo iba a ser. Al principio estuve con otra familia, hasta los 18 no pude ir a vivir sola. No me arrepiento de nada de lo que viví, porque estoy feliz con mi presente. Hay que pasar momentos complicados que te sacan de tu zona de confort y te ayudan a crecer. Esa es la clave también.

  • ¿En aquel momento pensabas que alguna vez ibas a llegar a la WNBA?

Creo que poder estar en la mejor liga del deporte que uno practica es la fantasía de todo el mundo. Cuando era chica, mi sueño era llegar a la selección argentina; después, cuando lo cumplí y tuve más oportunidades, llegar a la WNBA, que también era un objetivo. No sabía que se iba a dar todo tan rápido, porque fue un golpe, pero sí pensaba que se iba a dar.

  • ¿Te cambió mucho el panorama después de ser seleccionada en el draft?

No es lo que yo quiero, pero puede ser que sí. Prefiero tomarlo más inconscientemente, disfrutarlo y llegar bien, sin que me desacomode y me perjudique. Quiero jugar con la selección, descansar y prepararme bien para ir a Indiana el año que viene; disfrutar del proceso y crecer en esto.

  • ¿Sentís que algo se modificó a tu alrededor?

Fue un boom para mí, y seguramente también para la Argentina. Es muy lindo ser el ejemplo, mostrar que, a pesar de que estemos lejos, se puede llegar. Quiero ayudar en lo que pueda al básquet femenino, difundirlo y que crezca en la Argentina. Que crezca la selección y que se pueda ver más va a depender de todas nosotras, del trabajo que podamos ofrecer. Eso será clave.

  • ¿Qué es lo que más te ilusiona de la WNBA?

Que es todo el tiempo difícil: no hay equipo fácil, no hay jugadora mala. Están las mejores, sin dudas, y todos los partidos van a ser algo increíble de vivir. Ya tener la oportunidad de llegar y poder entrenar con ellas será algo espectacular.

Con un camino exitoso y sólido detrás, Florencia es una veterana de 20 años que aún tiene un gran futuro por delante. Este 2021 será momento de afianzarse en Europa y trabajar para el salto que el año que viene la tendrá entre las mejores jugadoras del mundo. “Hubo esfuerzo en este recorrido, aunque no diría que resigné cosas, porque uno no extraña lo que no conoce. Yo elegí esto y el básquet me devolvió alegrías, mi presente, los sueños que estoy cumpliendo, las cosas que estoy logrando. A mí me cambia mucho el humor jugar bien o jugar mal. Esto es mi vida”, finaliza. 

LA SELECCIÓN

Lleva un par de años en Europa, en una de las ligas más competitivas del mundo. Aunque lo disfruta, es en la selección argentina donde mejor se siente: “Es mi lugar de desconexión de lo profesional, es volver a casa. Me puso un poco triste terminar mi etapa en inferiores, porque jugaba con mis amigas. Mi sueño ahora es jugar con la selección los Juegos Olímpicos. Eso no se compararía con nada”, confiesa.