Paseos seguros y agradables

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Pasear con el perro debe resultar una experiencia placentera y tranquila, tanto para él como para su dueño. Consejos y ejercicios que garantizarán momentos reconfortantes y apacibles.

Los perritos precisan salir a caminar, trotar o correr al menos dos veces al día durante unos 30 minutos cada vez, porque eso los ayuda a socializar con otros animales y personas, a relacionarse con el entorno, a estar en forma, a hacer sus necesidades y a profundizar el vínculo con sus dueños. El paseo debe formar parte de su rutina y constituir una práctica segura y feliz, por cuanto resulta importante adoptar una serie de medidas tendientes a impedir comportamientos indeseados.

Hasta el can más equilibrado puede obrar de un modo inesperado y desobedecer las órdenes de su dueño si se siente amenazado o si algún estímulo dispara su atención. Por esa razón nunca debe ir suelto, sino que tiene que llevar collar de un material adecuado a su tamaño y contextura, con una chapa con sus datos y un número telefónico al que llamar en el caso de que se extravíe; una correa resistente –que no supere los dos metros de largo– y un arnés o pretal para los perros pequeños y medianos que acostumbran tirar de la correa. También son indispensables un recipiente con agua, bolsas para juntar sus deposiciones y un bozal por si lo pone nervioso la presencia de otros animales o personas.

EJERCICIOS RECTIFICADORES 

Es moneda corriente ver a pichichos salir corriendo, jalar o comer cosas del suelo, y a sus dueños retarlos e intentar controlarlos, transformando lo que debería ser una ocasión plácida y relajada en un suplicio.

El adiestramiento permite resolver estos problemas mediante la repetición de ejercicios que, si bien no son complejos, demandan tiempo y, sobre todo, mucha paciencia. Para lograr buenos resultados hay que despertar el interés del animal y darle recompensas positivas (comida, juguetes, caricias y elogios). 

Ejercicio 1: Si el perrito se exaspera al ver la correa o al abrirle la puerta de calle, detener la acción y quedarse parados hasta que se tranquilice; una vez que se calme, intentarlo nuevamente. Repetir el procedimiento hasta que modifique su conducta. 

Ejercicio 2: Si tira de la correa, caminar unos metros y girar imprevistamente hacia otra dirección, obligando al animal a hacer lo mismo. Es importante practicar esto a modo de juego, durante varios días y todo el tiempo que dure el paseo (entre 30/90 minutos diarios, de acuerdo con la resistencia que manifieste el rebelde hocicudo), alternando la velocidad –ir lento, después más rápido y girar– y premiándolo cuando lo haga bien. Lo ideal es entrenarlo en espacios amplios en donde no circulen personas o animales que lo puedan distraer; si ello ocurre, se volverá a cambiar de dirección para restablecer su atención.

Ejercicio 3: Si se detiene para comer lo que no debe, sin hablarle ni mirarlo se le darán dos tironcitos a la correa y se continuará caminando. 

RECOMENDACIONES

Es necesario ser congruentes al adoptar pautas de comportamiento: por ejemplo, la mascota no debe pasear cruzándose de un lado al otro, sino que tiene que caminar del lado de la pared; si en algún momento el dueño acepta que se cruce y luego se lo prohíbe, ella no entenderá cómo proceder.

Tampoco puede aproximarse a otros perros si evidencia excitación. Por el contrario, hay que permanecer quieto cuando tire de la correa, sin regañarla ni corregirla, hasta que se serene. Una vez calmada se le permitirá socializar.