Silvio Velo: “Siempre estoy buscando desafíos nuevos”

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Capitán histórico de la selección argentina de fútbol para personas ciegas, buscará en Tokio la medalla de oro en los Juegos Paralímpicos, el único logro que aún no alcanzó.

Fotos Patricio Pérez

La cinta en el brazo, “la cinco” en la espalda, la pelota en los pies. Hace treinta años que Silvio Velo es capitán, líder y figura de Los Murciélagos, la selección argentina de fútbol para ciegos, multicampeona. En la recta final de su carrera en la que fue elegido cinco veces como el mejor jugador del mundo, ganó dos copas América y dos mundiales, y se colgó una medalla de plata y dos de bronce en los Paralímpicos, Velo busca el único título que le fue esquivo: la medalla de oro paralímpica. A fines de mes, en Tokio, iniciará el camino hacia esta conquista, que sería, a sus 50 años, el cierre perfecto de una historia ejemplar.

Desde que tiene uso de razón piensa en el fútbol: “Nací ciego, pero con una pelota bajo el brazo, como cualquier pibe de Argentina”, sentencia. En su barrio de San Pedro, provincia de Buenos Aires, era el único chico ciego, por lo que para jugar al fútbol no le quedaba otra que sumarse a los picaditos de los demás, junto a sus hermanos y amigos. En desventaja, podía pasar unos cuantos minutos sin tocar la pelota, pero en cuanto le llegaba, demostraba que sus pies estaban hechos para dominarla.

  • Cuando eras chico ni siquiera existía la selección para ciegos, ¿con qué soñabas?

Yo soñaba con todo esto igual, eso es lo más lindo. No ver no era una limitación en mis sueños: yo quería ser un jugador de fútbol, ponerme la camiseta de Argentina. No sabía ni cómo, ni cuándo ni dónde, porque eso no estaba hecho para mí. Con el tiempo, me enteré de que había una pelota con sonido, que había pibes ciegos que también jugaban al fútbol, y entonces cambió todo.

En 1991 le llegó la primera convocatoria, en una etapa en la que entrenaba como atleta profesional, pero, al mismo tiempo, tenía que trabajar de otra cosa para subsistir. Fue vendedor ambulante y empleado estatal hasta que a fuerza de resultados y logros le llegaron los sponsors y las becas. Esos mismos resultados le permitieron posicionar su disciplina en la consideración popular y cambiar la forma en que los demás los veían: siempre buscó que los consideraran deportistas y no personas que jugaban como modo de terapia. “Estoy orgulloso de haber podido formar eso en la sociedad. Antes, cuando yo arranqué, nos veían como que estábamos haciendo algo para divertirnos, para salir de la problemática que teníamos. Y nada que ver: yo siempre pensé al fútbol como una pasión y una competencia, no como una salida terapéutica. En ese momento, nos miraban como pobrecitos. Creo que con el buen trabajo y los títulos conseguidos con Los Murciélagos hemos aportado nuestro granito de arena para que la sociedad empiece a vernos con otros ojos. Hoy somos referentes de un montón de gente, somos una selección muy respetada en nuestro país en todos los planos, más allá de que seamos olímpicos o paralímpicos”, cuenta.

  • Esos resultados tienen que ver precisamente con que ustedes se lo tomaron así, de forma competitiva, ¿no?

Sí, y por eso me pone contento que las personas se hayan dado cuenta de que esto es deporte y uno es deportista. Después, podés caminar o no, podés ver o no, podés jugar en la selección mayor o en Los Murciélagos. Pero uno es deportista, sale a entrenar todos los días como lo hacen los muchachos de la mayor. Uno tiene un plan de entrenamiento, va al gimnasio, va a correr, se mete en la cinta y no porque no vea no va a poner la pierna o no se va a cansar. Considero que primero hay que mirar eso, al deportista, y después las diferencias y todo lo que pasa por otro lado.

“Siempre pensé al fútbol como una pasión y una competencia, no como una salida terapéutica”

La pelota rueda y adentro suena el cascabel que les permite a Silvio y a los demás saber dónde está. En un mundo a oscuras, el sonido es lo que le permite orientarse y disfrutar, la forma en la que organiza lo que lo rodea.

  • En tu cabeza, ¿proyectás imágenes?

No, nunca vi, así que no hay tampoco recuerdos de imágenes. Si me preguntás por un color, te puedo decir que al rojo lo asociamos a la sangre y al fuego, pero en realidad es lo que me dicen. Yo nunca lo vi. La imagen del arco, por ejemplo, la tengo en la cabeza, pero es algo que armo como yo lo vivo, como yo me lo imagino, porque alguna vez lo toqué, alguna vez levanté la mano y supe la altura. Esa imagen, por decirle de alguna manera, formada por lo auditivo y el tacto, sí se puede lograr. Pero no es visual.

  • ¿Lo que prima es lo auditivo?

Claro, la audición está en primer plano en la vida de una persona ciega. Hay cosas que no me interesan: ¿qué me vas a hablar de paisajes si nunca los vi? No me quita el sueño ver tal paisaje o tal color. A mí me trajeron hasta acá otras cosas, otros sentidos, otras sensaciones. Obviamente, hubiese estado bueno poder disfrutar de un paisaje, pero también se puede disfrutar de otra manera: yo voy al mar, me quedo sentado en la playa, escucho esa inmensidad y me da placer. Disfruto mucho eso. Vos capaz que te quedás mirando el horizonte… Cada uno lo disfruta a su manera, esa es la mía de ver paisajes. También se agudiza mucho más la intuición, pero no porque sea un superhumano, sino para compensar lo que me falta.

No será un superhumano, pero como mínimo es un humano al que le pasaron cosas que a casi nadie más le sucedieron. Además de darse el gusto de sentenciar la final de un mundial contra Brasil y de local, rodeado por su gente, fue elegido cinco veces como el mejor jugador del mundo.

  • ¿Qué se siente que te digan que no hay nadie en el mundo que haga esto mejor que vos?

Es una sensación muy linda que me reconozcan como el mejor en lo que me gusta, algo maravilloso. Lo he disfrutado, pero más lo disfrutó la familia: mis viejos, mis hijos, mis hermanos, mi señora. Yo esto siempre lo puse en favor del equipo. Creo que en el momento en que logré eso, las cosas mejoraron para todos, porque tener entre las filas de un equipo al mejor jugador del mundo hizo que las puertas que antes no se abrían se empezaran a abrir. Vinieron los reconocimientos al equipo y sirvió un montón para el crecimiento y el desarrollo del fútbol para ciegos en la Argentina. Y ayudó al deporte paralímpico en general.

  • Empezaste a los 20 años en la selección, ¿cuesta competirles hoy, a los 50, a chicos de esa edad?

Sí, obviamente. Con la juventud no se puede, ellos arrancan de cero a cien de una. La experiencia juega un montón, tiene un papel preponderante, pero no te podés distraer, tenés que entrenar el doble de lo que lo hacías para por lo menos ponerte a la altura. Eso no hace más que motivarme, es una inyección anímica para poder estar. A mis 50, estar compitiendo con chicos que tienen la edad de mis hijos me incentiva muchísimo a ir por más. A ir por mi sueño, por el desafío de estar en Tokio y pelear por esa medalla que me encantaría tener cuando el día de mañana le diga adiós a todo esto.

  • ¿Esa medalla es lo que te mantiene en carrera?

No sé. Hoy sí es la medalla. Pero no sé si cuando la gane vaya a decir “Listo, ya está”. Más allá de la medalla, el retiro está a la vuelta de la esquina. Hoy el objetivo es ese, porque todavía tengo la posibilidad y quizás estos sean mis últimos Juegos. Por lo menos lo intenté, dejé todo para poder tenerla. Después, Dios dirá que viene.

  • Cumpliste el sueño de jugar en la selección, también el de jugar en Boca, fuiste el mejor del mundo, saliste campeón mundial, pero seguís persiguiendo objetivos, ¿por qué?

Son las ganas de vivir la vida apasionadamente. Yo no puedo quedarme en lo que gané, porque sería estancarme. Eso ya está, así que ahora es de acá para adelante. Si miro hacia atrás, sí, qué lindo lo que gané, qué bueno que estuvo, qué golazo que le metí a Brasil en esa final, pero para seguir dándole razones de ser a mi vida sigo buscando cosas. Yo quiero estar en Los Murciélagos no por lo que le di, porque eso ya está, ya lo festejamos; y lo que no le pude dar, ya lo lloramos. Me gusta estar en la selección para seguir dándole cosas. Por eso me mato día a día con los entrenamientos, para poder estar a la altura, que no es fácil. Más allá del fútbol, en toda la historia de mi vida soy así, siempre estoy buscando algo nuevo, nuevos desafíos, algo que me mantenga con esa adrenalina bien alta.

  • ¿Cómo está el desarrollo del fútbol para ciegos en el país?

Se viene haciendo un trabajo muy bueno en Los Murciélagos. Hay un buen semillero, muchos chicos nuevos. Hay un plan de selección con más de 30 jugadores, hay sub-21, sub-23, se viene trabajando muy bien con los profes. Hay Murciélagos para rato. Hay selecciones a nivel mundial que se fijan en nosotros, en el trabajo que hacemos, y

eso es importante. Por algo somos pioneros y hoy los número uno en el ranking. Eso se debe al trabajo que se viene realizando durante tantos años.

“Nací ciego, pero con una pelota bajo el brazo, como cualquier pibe”

  • ¿Qué te imaginás para cuando te retires?

Seguramente estaré ligado al deporte, al fútbol, ya sea como dirigente o como entrenador. Donde me requiera el deporte. Esto es un estilo de vida, hace 30 años que soy el capitán de Los Murciélagos y estoy dentro del deporte de alto rendimiento. No es fácil dar un paso al costado y dedicarse a otra cosa de lleno, así que seguramente estaré en algo relacionado. Hoy me encuentro estudiando Periodismo, por ahí siga en el deporte desde ahí. Quiero transmitir lo que pude aprender durante todos estos años. Está bueno no quedárselo para uno, sino transmitirlo a nuevas generaciones, hacer que esto crezca cada vez más.