¿Como perro y gato?

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Claves para que los pichichos y los felinos puedan convivir en paz dentro de una casa. Los espacios para cada uno y estrategias de acercamiento.

Foto: IStock

Es difícil saber si la enemistad entre perros y gatos es real o si fue inventada por los humanos. Lo que sí es seguro es que ellos perfectamente pueden convivir en un hogar. Es muy importante saberlo para organizar las cosas de forma tal que todos en la casa puedan disfrutar de esa convivencia en paz. El gran secreto es saber respetar la relación que ellos mismos establezcan entre sí, ya sea igualitaria o asimétrica, sin opinar ni intervenir si no gusta o si se deseara que fuera distinta, del mismo modo que si fueran dos animales de la misma especie.

Aunque sí es posible ayudar a que el vínculo entre ellos sea pacífico; empezando por el momento de hacer las “presentaciones”, cuando uno de ellos es un recién llegado a la casa donde el otro ya vive desde hace un tiempo. Conviene hacerlo en un lugar lo más amplio posible y cuidar de que los dos tengan las uñas cortadas y que el perro esté atado. Primero hay que dejarlos que se observen mutuamente y se huelan. Si todo va bien y no hay nervios ni agresiones, hay que dejarlos interactuar, y si no llega a haber empatía de entrada, habrá que repetir la escena hasta que empiecen a aceptarse.

Si hay una mala relación inicial, lo que menos conviene es delimitar el terreno de cada uno dentro de la casa, aunque sea provisoriamente. Es algo que se suele hacer a veces para evitar que ambas mascotas se encuentren hasta que haya mejor clima de convivencia, pero la experiencia muestra que de eso jamás se vuelve, o en todo caso, cuesta mucho trabajo y tiempo.

En cambio, sí hay que proveerle a cada uno su propio refugio, diferenciado del espacio para dormir. El del perro puede ser un rincón en la cocina, el lavadero o el patio interno, de acuerdo con las posibilidades de la casa; mientras que el del gato debe estar en un lugar elevado, fuera del alcance del perro. Pero no es necesario buscar estos sitios, porque los suelen encontrar ellos por sí mismos: solo hay que respetar su elección y acercarles una mantita o un almohadón. También deben estar separados los lugares para comer, tomar agua y hacer sus necesidades. Es sabido que la comida suele ser motivo de peleas entre ellos, y siempre se debe castigar al que coma la del otro –también, por supuesto, en el caso de que sean de la misma especie–.

Por último, es fundamental que cada animal se familiarice con el olor del otro y se acostumbre a él. Para eso, una buena estrategia, y muy efectiva, es hacerles intercambiar de vez en cuando los juguetes y las mantas para dormir. Esto es mucho más fácil que obligarlos a acercarse físicamente. 

PREMIO A LA AMISTAD 

Para ayudar a que el perro y el gato lleguen a una buena convivencia es muy recomendable establecer un régimen de “premios” y “castigos”. En concreto, es fundamental premiarlos –ya sea juntos o por separado– cuando tengan actitudes amistosas o cariñosas para con el otro, y, a la inversa, castigarlos severamente ante actos o señales de agresión. De todas formas, es difícil que puedan llegar a jugar juntos, porque sus hábitos son demasiado diferentes, así que hay que conformarse con lograr una relación de tolerancia entre ellos, y saber de antemano que esto puede llevar varias semanas o incluso meses.