Martina Dominici: La juventud y la experiencia

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Fiel exponente de la gimnasia artística, un deporte que comienza muy temprano y obliga a un crecimiento precoz, ya vivió crisis, las superó y enfrenta grandes desafíos con madurez. 

Foto Gaspar Ollé

A principios de la década del 80, la rusa Natalia Yurchenko realizó un salto que nadie había visto antes. A partir de ella, entró en el código de puntos llevando su apellido. Ese fue el salto que efectuó Martina Dominici (18 años) en octubre del año pasado en Stuttgart, Alemania, para cerrar su clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio.

Martina lleva siete años en el nivel elite de gimnasia, el más alto de todos. Inquieta desde chica, su mamá y su abuela percibieron que los juegos de las plazas no eran suficientes para canalizar toda su energía. Sus piruetas necesitaban un lugar más propicio para desarrollarse, y la llevaron al Círculo Gimnástico Norte, en Vicente López. Desde el primer día le gustó la actividad y nunca más la dejó. Rápidamente descubrió que tenía talento, y que ese talento le permitía viajar para competir y conocer lugares.

  • Es un deporte con un promedio de edad muy bajo, ¿se termina temprano la etapa del juego?

Sí, porque competís desde chica, pero también es muy lindo poder viajar a los torneos internacionales, aunque haya un poco de responsabilidad. Te da experiencia y está muy bueno, vivencias que un chico normal no tiene. Eso, la idea de seguir avanzando y viajando, fue lo que me enganchó.

  • ¿Hay disfrute en la ejecución?

Sí, probar cosas nuevas me divierte, la paso bien. Y me gusta mucho la adrenalina de estar en un torneo frente al aparato que sea. Como hay muchos, no te aburrís nunca.

Desde que, a los 16, comenzó a competir entre las mayores, no paró de conseguir grandes resultados. En su primera experiencia en los Juegos Odesur, en Cochabamba, Bolivia, ganó seis medallas, incluyendo la de oro en el all around (suma los puntos obtenidos en todos los aparatos). En el Campeonato Sudamericano de 2019, en Santiago de Chile, obtuvo dos oros más (en salto y competencia por equipos). Inevitablemente, su nombre se asoció al éxito y concentró muchas expectativas, algo que no siempre juega a favor.

  • ¿Cómo vivís esa presión?

Trabajo mucho con mi psicólogo ese tema. Él me ayuda a controlarlo, pero sí, siempre en los torneos hay un poco de presión y nervios. Cuando era más chiquita me ponía muy nerviosa, sentía que me tenía que ir bien sí o sí.

“Los resultados pueden salir bien o mal, pero lo más importante es dar lo mejor de vos”.

  • ¿En algún momento sufriste la disciplina?

Sí, obvio que hay momentos más difíciles, en los que uno quiere dejar todo y se cansa de la rutina, de ir a entrenar todos los días. Pero después pienso en lo que logré y es difícil dejar de un día para el otro. El año pasado tuve una situación así, antes de los Juegos Panamericanos. Estaba muy nerviosa y presionada, y sentía que no iba a poder hacer nada. Mi psicólogo y mi entrenadora me ayudaron a salir adelante.

  • ¿Cómo lo lograron?

Mi psicólogo siempre me dice que tengo que hacer lo que me haga feliz, que no debo sufrir. Me ayudó a no darle tanta importancia a esas cosas. El deporte es así: los resultados pueden salir bien o mal, pero lo más importante es dar lo mejor de vos.

  • Una vez que liberaste eso, ¿sentiste la diferencia?

Sí, creo que llegué mucho más tranquila a los Juegos. Fui a que fluyera, y si salía, salía. Esa crisis me sirvió bastante para reflexionar. Igual, aunque me encuentro más tranquila, los nervios siempre están y creo que es algo bueno, porque significa que esto me interesa y quiero que me vaya bien. A partir de eso, solo pienso en que lo que tengo que hacer es repetir una vez más lo que practiqué millones de veces en los entrenamientos.

Los viajes y los torneos hicieron que su vida fuera diferente a la de las demás chicas de su edad. Dejó de ir al colegio para cursar por Internet y rendir exámenes dos veces al año. Está acostumbrada a planificar, a plantearse objetivos a mediano y largo plazo. Luego de los Juegos Olímpicos, piensa relajarse un poco, entrenar con menos intensidad y dedicarle más tiempo a Diseño Industrial, la carrera que eligió estudiar. La gimnasia, de todos modos, siempre la va a acompañar: “Me enseñó a ser disciplinada, a ordenarme, a organizar mis cosas desde muy chica”, dice Martina, que, al mismo tiempo, tiene un largo camino recorrido, mucho futuro por delante y un presente sólido.

JUEGOS OLÍMPICOS Y PANDEMIA

Durante meses el entrenamiento fue por Zoom; luego, la modalidad a distancia se combinó con la vuelta al Cenard, en este mix que llamamos “nueva normalidad”. Sin torneos a la vista y con los Juegos de Tokio del año que viene bajo un halo de incertidumbre, sigue entrenando. “Es medio desmotivador, pero también podemos aprovechar para corregir o trabajar cosas nuevas para el año que viene. Extraño un montón competir, los nervios, prepararse, alentarse con el resto del equipo. Estar ahí”.