Romina Levy Daniel: CULTURA ROCK PARA LAS MASAS

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La directora creativa de Complot cuenta la evolución y reestructuración de la etiqueta, quintaesencia de la indumentaria adolescente en la Argentina, en un año de múltiples y profundos cambios.

Romina Levy Daniel cuenta que cuando terminó de estudiar Diseño de Indumentaria y Textil en la Universidad de Buenos Aires (UBA), su padre no quería que trabajara en la empresa familiar a causa de su falta de experiencia. Roberto y Carlos Levy Daniel habían fundado en 1990 Complot, una firma de ropa casual y mayorista con un
primer local en la avenida Avellaneda al 2800, en el barrio de Floresta, Buenos Aires. “Él es muy exigente y quería que yo me ganara mi lugar, así que accedió a dejarme entrar, pero como pasante, contando botones y haciendo fichas técnicas hasta que considerara que pudiera ser útil”, se ríe hoy desde su oficina, en el mismo barrio donde nació la compañía que hoy maneja en conjunto con su primo Diego, segunda generación al mando.

Empezó su camino desde la cadetería, hasta que, en 2001, en pleno estallido económico e industrial del país, decidió tomar las riendas del sector creativo e imponer la estética y las necesidades personales de una chica de 23 años: que Complot fuera accesible y cosmopolita, y que tuviera una actitud roquera y una identidad característica entre las marcas de moda del momento. Así, la diseñadora comenta cómo nació la asociación de la cultura rock con una firma que quería separarse del montón: “La esencia de Complot tiene que ver conmigo y mi estilo, porque su identidad se fue consolidando a medida que yo crecía, como cuando tuve a mi primera hija, Lola (14), y lanzamos la línea MINI”.
Hoy Complot cuenta con más de cien empleados y diez locales distribuidos entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires, en un mix de espacios propios y franquiciados, pero su crecimiento no fue ni lineal ni sostenido. El año pasado, a raíz de la pandemia por el COVID-19, la etiqueta decidió retirarse de los shoppings, reestructurar la organización empresarial y fortalecer el canal digital, que ya tiene más de diez años de funcionamiento. Levy Daniel reflexiona y dice: “Es momento de transformarnos y de dejar de ser una empresa familiar. Con mi primo nos dimos cuenta de que hacía falta un gerente general con expertise en indumentaria que ayudara a profesionalizar los procesos para poder crecer sobre la base de proyecciones financieras y no de la intuición”.

  • ¿En qué creés que Complot puede mejorar como empresa?

Si bien estoy muy contenta con la comunicación y la imagen de la marca, se viene una nueva etapa comercial. Podemos mejorar desde la logística, el diseño y la identificación de las necesidades de nuestros clientes por plaza, ya que tenemos muchísima información que se nos reporta desde cada punto de venta y plaza mayorista que no se está aprovechando bien. Ajustar las curvas de color, de talles, y analizar mejor los productos sobre la base del big data va a volver más eficiente al producto.

  • ¿Por qué la nueva colección se llama “Reset”?

El año pasado fue duro, pero también me dio un respiro para bajar decibeles, aprender a estar sola –que debí aprender a hacerlo– en mi casa y con mis tres hijos. Me sirvió para valorarme, para eliminar relaciones tóxicas y dedicarme a pleno al cuidado de mi familia y mi trabajo. Me sentí muy poderosa. Por eso la colección del año pasado se llamaba “I Love Me” (Me amo), porque todos pasamos por un momento de autoconocimiento y reflexión. Entonces pensé: “¿Y ahora qué?”. Ahora me reseteo, me quedo con lo mejor, destilo lo malo y avanzo. Lo mismo que atravieso a nivel personal y laboral es lo que quisimos transmitir a través de las prendas.

  • ¿De qué se trata esta temporada?

Contemplamos el confort por los cambios que trajo la cuarentena y porque, cuando empiece el frío, probablemente queramos quedarnos dentro de casa de nuevo, entonces se pueden encontrar muchos conjuntos de buzos y pantalones, camisas anchas, remerones y camperas infladas y protectoras. Esta temporada hicimos 300 artículos, bastante unisex, con varias estampas por metro y otras únicas que atraviesan las prendas y las dividen en tres mundos: uno inspirado en el autoconocimiento, en la astrología y en la conexión espiritual con una misma; el segundo es el más inspirado en los collages y la incertidumbre que genera este futuro incierto, de donde parte una estética más ciberpunk; y el último nos hace viajar a países exóticos a través de iconografías, animal prints, tipografías y logos que te llevan a destinos lejanos como Japón, Berlín y hasta Rusia, en alusión a la vacuna Sputnik V.

  • ¿Cómo son las usuarias de Complot?

Al principio, la empresa se focalizó en un público más bien adolescente, pero que fue evolucionando a medida que yo crecí y quise seguir encontrando opciones para vestirme en Complot. Las usuarias también crecieron con la marca y siguen hallando qué ponerse para salir, para el trabajo, para estar cómodas en su casa, y eso me encanta. Mis amigas de 40 se visten con mis diseños, y eso me copa, pero cambió mucho la nueva generación de pibas en relación a la mía.
Las veo mucho más libres en cuanto a sus elecciones sexuales, por ejemplo; más amables con su imagen corporal y desinhibidas. También están más atentas y permeables a la diversidad en general y no se guían por estereotipos.

UN COMPLOT VIRTUAL

Levy Daniel reconoce que su público vive con el celular pegado a la mano y que la comunicación de la marca responde a ese tipo de consumo, sumado a que su canal de venta on-line, presente en el mercado hace una década, aumentó las ventas en un 250 por ciento durante la pandemia. “Nuestro canal de Instagram tiene 328.000 seguidores, y hoy es nuestra principal red para comunicarnos”, dice la diseñadora, y agrega que también publicitan on-line en otras redes sociales como Facebook y Google. Prefieren no trabajar con influencers: “No nos representan. Preferimos darle ropa a gente que nos gusta por su estilo y que la va a usar porque le copa y no solo a cambio de una acción o un canje”.