Peter Lanzani: “Hace falta muchísima humanidad hoy en el mundo”

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En estado de gracia, disfruta de las giras por festivales del mundo más por los viajes y las charlas que por los premios en sí. En movimiento constante, no pierde de vista lo lúdico.

Fotos: Alejandra López Estilismo: Cande Ceballos

Peter Lanzani camina por su barrio apretando el paso, la vista en ninguna parte, los auriculares más como escudo del mundo exterior que como compañía. Está ahí y al mismo tiempo no. No tiene un destino específico, al menos no físico: el viaje que importa ocurre dentro de su cabeza.

Unos minutos atrás, sentado en su casa, leyó el guion de Argentina, 1985, un proyecto del que venía hablando desde hace un tiempo junto a Santiago Mitre. Ya sabía que tenía ganas de embarcarse, y el guion terminó de convencerlo con el torbellino que desató en su interior. Las emociones se agolparon y, como suele suceder, su cuerpo le exigió ponerse en movimiento para darles forma y sentido, cumpliendo aquel viejo axioma de que los melones se acomodan andando.

Son esos kilómetros recorridos los que permiten que se establezca el nexo entre el vértigo total de una tarea que se presenta como titánica y las primeras nociones sobre cómo abordarla. Es la puesta en marcha del proceso creativo, el arranque de su maquinaria actoral, aquella que pone a prueba una y otra vez, sometiéndola a retos permanentes, como un juego y también como una manera de vivir. Su propio camino del héroe, el que desanda ante cada nuevo proyecto.

  • Hace un tiempo contaste que te decidiste a tirar de la cuerda de la actuación y que te diste cuenta de que era infinita…

Es así, sale de todo. A veces me preguntan si me estoy convirtiendo en el actor que quería, y la verdad es que no lo sé. No sé si existen mejores y peores actores, el bien y el mal son relativos. Y no sé si quiero llegar a convertirme en tal clase de actor, porque quizás hay más que eso que me imagino. Esto es un salto al vacío, es interesante jugarlo así y soy un afortunado porque lo puedo hacer. La búsqueda va en cada papel, en cada personaje, en cada proyecto. No es que estoy llegando hacia algún lugar, sino que estoy en constante movimiento, y eso me ayuda a crecer no solo en lo actoral, sino también en lo personal.

Durante una tarde de fútbol en la playa, hace casi veinte años, inició todo: una productora le tomó un par de fotos que condujeron a su primera campaña publicitaria, y de ahí a las ficciones de Cris Morena hubo un solo paso. La curiosidad artística ya habitaba en él, aunque no había hecho demasiado para encauzarla. En aquellos comienzos, la imagen fue un factor fundamental para su ingreso al ambiente. De allí en más, se dedicó a modificarla por completo, a moldearse a sí mismo al ritmo de cada trabajo.

  • ¿Qué vínculo tenés con tu imagen?

Trato de cuidarme, pero no me preocupa. No tiene una importancia enorme mi aspecto para mí, aunque entiendo que para mucha gente sí. Hasta hay gente que se enoja por el aspecto de otro, lo que me parece increíble… Si yo te rapo ahora y salís a la calle, no solo te vas a ver distinto, sino que te vas a sentir diferente. Es interesante jugar con eso, con los cambios de look, para encontrar un personaje, tratando de sacar lo que ya conocen de mí. De repente tengo bigote, pelo largo y una cicatriz, o estoy rapado, o tengo rulos y barba… Me gusta jugar con eso, me hace sentir que hay otra cosa, más allá de lo que uno le pueda poner emocionalmente. Me separa de mí.

  • Hablás mucho de jugar…

Sí, siento que lo lúdico, dentro de la actuación, es la única manera de saltar al vacío, creerse de verdad algo. Y si te lo creés de verdad, está sucediendo. Podés ser un asesino serial o el hombre más gracioso del mundo. Jugar es muy importante en la profesión. Si te olvidás de eso, siento que falta algo. A veces te sale mejor o peor, pero bueno, es un oficio. Hay que ir llevándolo, lo vas aprendiendo. Yo quizá hoy estoy orgulloso de algo que haya hecho, pero puede que dentro de cinco años ya no me guste y me siga encontrando cosas. Está bueno, porque hace que trabajes, busques, siempre trates de moldear y de buscar más. En definitiva, estás atrás de la gallina de los huevos de oro. Y no existe.

  • ¿Cómo balanceás entre recurrir al oficio y buscar retos que impliquen ese salto al vacío?

El desafío es lo que te hace crecer y lo que, en definitiva, te pone en jaque. Y eso es lo que quiero. El oficio entra cuando tenés que resolver situaciones. Preparás una escena sabiendo lo que es entrar en un set, tenés que dar en el clavo en el momento justo. Y no es una sola vez, como en el teatro, sino que repetís la escena veinte veces. Ahí siento que el oficio entra y ayuda a mantenerte en eje para poder seguir respondiendo. Pero el summum viene de antes, de agarrar un papel y decir “Esto es imposible. Bueno, dale, voy”. Eso es lo que me mantiene vivo.

  • ¿Tiene que ser imposible para que lo quieras hacer?

No solo eso. Hay un montón de cosas que creo que no voy a poder que me parecen un desafío enorme, pero quizás no entro en el personaje porque siento que no tengo nada que contar. No es solamente hacerlo porque es difícil. Tiene que haber un mensaje, un camino, que me pase algo con el personaje. Tengo que leerlo y sentirme completamente atravesado. Y sí, tiene que ser un bardo desde dónde hay que componerlo, enmarcarlo, deconstruirlo, tirarlo al piso y hacerlo. Son muchas cosas. Me gustan los desafíos, pero antes que nada me gustan las historias. Por eso me gusta hacer lo que hago.

Este mes será intenso para Peter: el miércoles 22 estrena la segunda temporada de El reino (ver recuadro) y, diez días antes, el domingo 12, se conocerá la suerte de Argentina, 1985 en los premios Óscar, donde está nominada como Mejor Película Internacional.

  • ¿Cómo definirías todo lo que viene pasando con la película?

Delirante, te diría. Nunca te imaginás que pueda pasar una cosa así, pero por suerte se armó un muy lindo grupo. Viajamos, nos divertimos. Ya nos conocemos muchísimo y eso hace que estés en una aventura con amigos. Se aprovecha el triple. Desde que arrancamos a viajar en Venecia, a fines de agosto, que no paramos. Estuvo buenísimo.

  • Cuando aceptaste ser parte, ¿especulabas con que pudiera pasar todo esto?

Nunca lo sabés del todo. Sabía que era una película grande, por un director como Santiago, por un protagonista como Ricardo. Leés el guion y te das cuenta de que algo pasa. Era algo carnal. Podía vislumbrar que había algo muy potente sucediendo. Después, imaginarte que vas a entrar a Venecia, San Sebastián, BAFTA, Golden Globes, Óscar… Yo no trabajo para eso. Si viene, me encanta, porque me encanta viajar, y más con películas que haga yo. Cruzarme con gente del palo de diferentes países y charlar es increíble.

  • ¿Tiene alguna diferencia para vos que la historia esté basada en algo que efectivamente pasó?

Tiene un peso, en el sentido del compromiso y el respeto por cómo contar esa historia y desde dónde contar a estas personas. Sería capcioso decirles “personajes”. Para mí, Moreno Ocampo es un personaje que interpreto en una película, pero en realidad es una persona que existe en la vida real y marcó la historia de nuestro país. Creo que va más por ahí, por el compromiso y el respeto de saber que estamos contando una historia que nos marcó, que marcó a muchísima gente y que, de una manera u otra, hay que contarla contemplando eso. Cómo la encararon Santiago Mitre y Mariano Llinás, lo que eligieron contar, me pareció superinteresante, porque es una película que habla de humanidad. Te llega. Hace falta muchísima humanidad hoy en el mundo.

“El arte es el proceso, independientemente del resultado”.

Peter Lanzani habla de la actuación y de lo que la rodea, y se entusiasma. Este juego-profesión lo tiene en un estado perceptivo y de excitación, atento al entorno y a las posibilidades, ávido de absorber y poner en práctica permanentemente. Hace unos años condujo un ciclo de entrevistas, DAC Ficciones Cortas, que le sirvió para saciar un poco su curiosidad al conversar con personalidades del cine acerca de sus modos de trabajo. Durante la cuarentena, aprovechó para estudiar cine metódicamente, agrupando por nacionalidades y por directores una cantidad enorme de films. Las giras por festivales y el encuentro con figuras de la industria le permitieron indagar en la tarea de quienes juegan en las principales ligas del mundo.

  • ¿Todo eso te sirve para potenciar la actuación? ¿O te interesa trabajar en algún otro rol?

Desde la actuación, mientras más sepas de cosas técnicas, vas a poder resolver mejor ciertas situaciones, o incluso ayudar a otro. Soy curioso y amo el cine. Si te gusta el fútbol, por ejemplo, lo jugás, lo ves, mirás entrevistas de los jugadores, analizás por qué juegan con 4-4-2 u otro sistema. Es interesante. Yo hago eso con el cine. Tengo muchos amigos que están en rodaje, a veces necesitan una mano con algo, voy y ayudo. Agarro lentes de la cámara, muevo cosas de utilería, lo que sea. Siempre con gente que me conoce y que me puede dar ese lugar. También escribo, he dirigido algunas cosas y en algún momento me gustaría hacer mis películas. No tengo apuro, tampoco, pero está en el horizonte. Es un universo enorme, hay mucho más de lo que ya conocí.

  • Fuiste explorando algunos roles: fuiste productor teatral con Equus, dirigiste el pódcast Número oculto para Spotify, hiciste una obra para Microteatro, ¿cómo te sentiste con eso?

Bien, me encanta. Lo hice con amigos y es interesante. Uno pone en práctica no solamente lo que es como actor, sino cómo encontrar los tiempos de una escena, cómo sacar lo mejor de otro actor sin actuarle. Hay muchos delirios. En el pódcast aprendí muchísimo a sentarme a encontrar el foley y los mundos para que vos puedas cerrar los ojos y sentir que estás en un tren. Es puro proceso creativo. Para mí, el arte es el proceso, ese es el verdadero hecho artístico, independientemente del resultado. Lo creativo es único y soy un afortunado de poder dedicarme a eso, porque sé que hay mucha gente que no puede dedicarse a lo que de verdad quiere. Y lo exploto todo lo que puedo, le saco todo el jugo.

  • Te ganaste la posibilidad de hacer solamente lo que te interesa…

Sí, lo que quiero, lo que me interesa, porque puedo elegir. Siempre fui un afortunado y siempre lo supe, pero fui a una búsqueda, lo aproveché. Lo exprimo, lo amo, lo odio, me pasa de todo. No sé hacer otra cosa, es lo que sé hacer porque es lo que me apasiona. Es lo mío y me gusta, no me voy a tirar a vago jamás porque no puedo, no me nace. Estoy inmerso en este mundo.

  • Te zambullís a fondo…

Exactamente. Y no lo hago solo. Mis amigos del colegio son músicos, por ejemplo, y hace poco estuve unos días con ellos en Areco, que están haciendo un disco. Hago mis cosas, ellos las suyas y quizás nos consultamos algo. Yo no sé de música, pero puedo decir que en tal lugar me gustaría escuchar una pandereta, y comentar eso puede despertar una cosa en ellos. Yo les muestro lo que estoy haciendo y también me comentan algo. Ese proceso colectivo creativo es lo mejor. Me siento agradecido por eso, no solo por las oportunidades, sino por saber que esto es lo que quiero, y que no necesariamente tengo que hacer una película que vaya al Óscar para sentirme que estoy actuando. Es estar en movimiento, esa es mi filosofía. 

EL REINO

El 22 de marzo Netflix estrenará la segunda temporada de la serie, que provocó controversias por el modo en que retrata la política, la religión y los cruces entre ambos universos. Peter volverá a interpretar a Tadeo, uno de los personajes más fuertes y con un arco dramático más amplio de la serie. “Hubo que meterle un poco de cabeza con Marcelo Piñeyro, el director, para entender dónde estaba parado mi personaje al final de la primera temporada y hacia dónde quería ir ahora. Siempre fue un personaje que estuvo muy ligado a la espiritualidad. En su momento por el evangelismo, y ahora no es que lo haya dejado, sino que entendió o aspira a entender algo mucho más allá. Fue un desafío lindo transformar a Tadeo, y creo que lo logramos. Nos divertimos. Encontré muchas cosas del personaje que no tenía en la primera temporada, pero porque su camino era otro. Se fue disfrutando y fui aprendiendo muchísimo. Nos fuimos nutriendo mucho en todo el grupo que se formó con todos los personajes con los que a mí me tocó intervenir”, cuenta.