ONG argentinas apoyan el objetivo 30×30

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Los ambientalistas locales instan a sumarse a la iniciativa global que propone proteger al menos el 30 por ciento de la tierra y el océano del planeta para 2030.

A un año y medio desde que un grupo de 50 países se pusieran de acuerdo para detener la pérdida de especies y proteger los ecosistemas vitales para la salud y la seguridad económica en la cumbre Un Planeta para la Biodiversidad, las organizaciones ambientalistas locales alzan la voz en la campaña ConservAR 30×30 para que nuestro país se sume al compromiso.

“Desde hace ya un tiempo hay consenso en el mundo científico sobre que la crisis de biodiversidad es uno de los problemas más graves que enfrenta la humanidad. Se estima que a partir de la Revolución Industrial, el proceso de extinción general de especies en el planeta se aceleró entre 500 y 1000 veces producto de la acción humana”, explica a Convivimos Hernán Casañas, director ejecutivo de Aves Argentinas. Esta ONG tiene más de cien años de trayectoria en la educación y la conservación ambiental, y es miembro de BirdLife International.

“Con lo cual se hace urgente la necesidad de tener un plan global para que eso se detenga lo antes posible. Es tan relevante el tema que hasta el World Economic Forum ha considerado que esta crisis de la biodiversidad está entre las cinco causas más importantes de amenaza a la economía global”, continúa. 

Es así como se gestó esta campaña, una iniciativa que apoyan las principales ONG ambientalistas del país. Estas convocan al pueblo y al Gobierno argentinos a secundar el objetivo global de proteger al menos el 30 por ciento de la tierra y los mares del planeta para 2030, una meta definida por la Convención sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas el año pasado. Si bien ya suscribieron a la propuesta casi cien países, la Argentina aún no se definió. 

“Hemos hablado con autoridades actuales del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y también de Cancillería, y todo parecería indicar que la Argentina se va a plegar, pero puso algunas objeciones. Se espera que en la próxima COP [la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se llevará a cabo del 7 al 18 de noviembre en Egipto] esto esté resuelto”, resume Casañas.

LOS MÁS VULNERABLES

“En la Argentina tenemos, según el Sistema Federal de Áreas Protegidas, unas 533 áreas protegidas con más de 40 millones de hectáreas conservadas, lo que sería un 14,45 por ciento de nuestro territorio”, describe a Convivimos Luis Jácome, presidente de Fundación Bioandina Argentina, dedicada a la protección de la vida silvestre y su ambiente, en particular de la región andina.

Casañas, por su parte, pone el foco en los humedales: “Independientemente de que exista una problemática muy grande en los bosques del norte, especialmente el Bosque Chaqueño Argentino, que es una de las zonas de deforestación con tasa más alta del mundo, creemos que los humedales son bastante frágiles, con una necesidad de protección que es verdaderamente urgente”. Y cita además el caso de las represas que se están construyendo sobre el río Santa Cruz y el impacto que generarán sobre las especies de la zona, entre ellas una endémica, como el macá tobiano.

“Las Naciones Unidas aconsejan a cada país proteger el cinco por ciento de cada ecorregión, y en la provincia del Chaco el territorio protegido está bordeando el uno por ciento. Hace falta proteger de forma más eficiente el territorio”, afirma Riccardo Tippi, integrante de la asamblea Somos Monte Chaco, una agrupación que se manifiesta en contra del desmonte y acerca a las comunidades indígenas y campesinas y a los barrios de las ciudades, información sobre esta temática. 

“Esto viene de un punto de vista que consideramos viejo que afirma que los bosques están allá inútilmente, no producen. Primero, los bosques están llenos de gente, mucho más de lo que se piensa: hay más de 8000 familias viviendo en El Impenetrable, por ejemplo, y hay comunidades indígenas que han utilizado estos bosques por mucho tiempo”, continúa Tippi.

“Y, por otro lado, los bosques brindan servicios a toda la población, no solo del Chaco, sino de la Argentina y del mundo entero. Los gobiernos y las empresas no reconocen esto. Incluso a nivel económico no ven el valor que tienen y no se dan cuenta de lo que están perdiendo”, asegura poniendo en evidencia la falsa dicotomía conservación-producción. La asamblea viene denunciando desmontes ilegales dentro de los corredores de biodiversidad que se estaban proyectando en la provincia, habitados, donde solo está permitido hacer un aprovechamiento sostenible de la zona.

“Está buenísimo generar áreas protegidas, pero somos conscientes de que muchas de ellas no cuentan con planes de manejo, personal, equipamiento. Y en muchas ocasiones, cuando un plan industrial se muestra sugestivo, rápidamente pasan a ser áreas utilizadas”, alerta, por otro lado, Jácome, quien señala a la meseta de Somuncura, en Río Negro (un área icónica para la conservación y una de las más grandes del país) como una de las principales preocupaciones actuales.

“El Gobierno provincial está afectando 635.000 hectáreas de esta área para entregarlas a una empresa que va a instalar un parque eólico para generar hidrógeno verde que se exportará en su totalidad”, relata Jácome. “A nosotros nos impacta porque hace veinte años que venimos trabajando para reintroducir el cóndor en la costa atlántica, donde se extinguió por más de un siglo. Ya liberamos 64 cóndores, maduraron, están sacando adelante sus propias crías y conocemos muy bien el impacto de los parques eólicos en Europa y Estados Unidos. Sabemos que el cóndor se va a extinguir en la costa atlántica si montan esto”, resume.

“La Argentina debe hacerse cargo de sus problemas, porque la destrucción de ecosistemas existe”, insiste Casañas, y señala que “el proceso de deforestación se sigue dando en algunos sitios con tasas que son de las más altas del mundo”. 

Por último, refiriéndose a la conservación de los ecosistemas, Jácome expresa: “El mundo está yendo para ahí, pero nosotros estamos yendo en el sentido contrario, y eso causa mucha pena”. 

GANAMOS CINCO A UNO 

Según un análisis internacional realizado por unos cien economistas y científicos cuyo autor principal es el investigador Anthony Waldron, los beneficios económicos de proteger el 30 por ciento del planeta superan los costos en una proporción de al menos cinco a uno. Además, tras la recuperación de la pandemia, “el sector conservacionista impulsa el crecimiento económico, proporciona beneficios no monetarios clave y es un contribuyente neto a una economía mundial resiliente”, indica el informe.