Todo sobre enredaderas

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Adornan, protegen muros y balcones, y forman cercas y techos verdes, impregnando de belleza y color los espacios que habitan. Consejos para que crezcan sanas y exuberantes. 

Foto: IStock.

Ya sea para pintar con hojas y flores las paredes, para crear galerías agrestes o amparo contra la acción del viento y el sol, las enredaderas y las trepadoras son plantas que aportan una significativa cuota de lozanía y espesura a los lugares en los que crecen. 

Tras un proceso de evolución de miles de años, dejaron el suelo y subieron en busca de la luz solar para facilitar su fotosíntesis, valiéndose de diferentes mecanismos: las enredaderas lo hacen por medio de tutores, y las trepadoras a través de distintos órganos que les permiten fijarse a paredes, postes u otras plantas.

Existen muchísimas especies; y de acuerdo con el lugar en donde se las vaya a situar, es preciso conocer sus características y necesidades de desarrollo, a fin de que crezcan fuertes y saludables. Estas plantas se distinguen por su forma de escalar en busca del sol. Para lograrlo, se sirven de diversas estrategias como:

•Tallos volubles. Son las trepadoras más conocidas. De índole en su mayoría herbácea, su manera de ascender es enrollándose alrededor de cualquier soporte, gracias a sus tallos parcialmente angostos y flexibles. 

•Raíces aéreas. Como su nombre lo indica, estas variantes presentan pequeñas raíces que emergen a lo largo de sus tallos y que, a medida que crecen, van asiéndose a diferentes soportes para continuar su expansión, incluso a los de menor agarre, como las paredes. 

Para explotar al máximo su capacidad ornamental, es aconsejable ubicarlas en sitios en los que reciban abundante luz y que se encuentren alejadas de árboles y arbustos que compitan por el sol, puesto que, de ser así, sus hojas crecerán separadas unas de otras, malogrando el efecto decorativo deseado.

El mejor momento para plantarlas es entre primavera y otoño, porque, de esta manera, pueden adecuarse a su nuevo entorno antes de que las temperaturas sean extremas.

Lo ideal es que los ejemplares de estas plantas mantengan una distancia de alrededor de tres o cuatro metros entre sí y que estén alejadas a unos 45 centímetros de la estructura sobre la que van a treparse. Respecto a sus cuidados, no necesitan mucho más que recibir agua suficiente. 

LA PODA

Estas especies requieren dos tipos de talas selectivas, que deben ejecutarse después de dos años de plantadas para que desplieguen libremente su follaje: la poda de limpieza, para eliminar ramas enfermas o secas, debe llevarse a cabo en el invierno; y la poda de floración, que debe consumarse una vez finalizada esta, dejando entre dos y cinco yemas en cada rama, para que nazcan nuevos brotes en la próxima floración.