El lugar al que siempre se regresa

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India es cautivante y profunda, como la mirada y la sonrisa de sus niños, quienes a pesar del entorno hostil y con total espontaneidad se autoproclaman en el lente de esta fotógrafa. Un recorrido por la riqueza de la infancia.

Fotos: Cecilia Casenave

Texto: Fabián García

 

Dicen que una vez que se visita, la India te posee y ya no te deja. Que uno vuelve una y otra vez. Y también que ella vuelve una y otra vez como una obsesión. El séptimo país más vasto del planeta, en el que viven 1240 millones de personas, nacen 15 millones de niños por año y se hablan alrededor de 2000 idiomas y dialectos, impresiona por su diversidad y sus contrastes. Es también una nación y muchas naciones que ocupan todo un subcontinente. Es capaz de contrastar la modernidad más osada con la tradición mejor cuidada en pocos minutos de distancia. Sin embargo, este país de discordancias no es un país que pueda entrar por los ojos. Es necesario sentirlo, ir más allá de la mirada para entender, porque como afirman de sí mismos, India no es superficial, es profunda y no cabe en una sola definición. Su literatura, sus gestas, sus logros, su cultura revelan un pulso diferente al de los estereotipos y encasillamientos simplistas. India es espiritual y brutal a la vez. Y es educada y desigual con la misma intensidad.

“Intensidad” es quizá la palabra que puede tomar las muchas formas de lo que sucede aquí. Está en los ojos color negro aceituna de sus niños cuando miran con la ingenuidad de la infancia o con la madurez que les imponen las carencias. Se mete en los cuerpos con el perfume de sus comidas y condimentos. O con los colores de sus ropas, que se escapan de la producción seriada, como el vuelo de las mariposas. Sin embargo, los chicos parecen hacer las mismas cosas en cualquier lugar del mundo, sus gestos, sus sonrisas, su espontaneidad suelen escaparse de la rudeza de la realidad cotidiana, como si vivieran en un lugar soñado. En parte es así, porque la infancia es un lugar. Un lugar único que está donde cada uno vive. El mundo es el hogar, el patio de su casa, la vereda o el campo. En todos, aparecen las sonrisas, las miradas curiosas, las preguntas. Y de adultos, es el mundo al que se regresa siempre. Quizá India sea como un niño, al que se regresa como al mundo único de la infancia.

CECILIA CASENAVE

Córdoba, 1979. Comunicadora social y fotógrafa. Desde 2006 exhibe su trabajo en muestras colectivas e individuales, participa de concursos y continúa con su formación en talleres, clínicas de obra y revisiones de porfolios. Desarrolla su labor como fotógrafa independiente a través de Estudio Móvil. Colabora en Convivimos y otros medios de comunicación.

ceciliacasenave.com.ar – Facebook/Estudio Móvil