FLORIANÓPOLIS: LA ISLA DE LA MAGIA

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Es una de las regiones brasileñas preferidas por los argentinos. Más de 40 balnearios entre un centenar de playas se despliegan en un archipiélago de ensueño. La infalible alegría brasileña y el mejor sol están siempre en Floripa. 

Fotos: Istock y Gentileza Embratur

Cada verano, miles y miles de argentinos cruzaban las fronteras por aire, tierra y mar para llegar a esa alucinante isla brasileña donde, como en la mayoría de las arenas de ese país, parece haber nacido el sol. Con el arribo de los mayores calores, en los próximos meses, normalidad mediante, podría reiterarse ese fenómeno y Florianópolis volver a ser la meta del descanso, la playa y el mar. Es uno de los centros balnearios excepcionales del ya de por sí extraordinario estado sureño de Santa Catarina, siempre tan amistoso con quienes llegan desde la Argentina.

En realidad, se la conoce comúnmente como “Floripa”, y debe su nombre al expresidente Floriano Peixoto. Su denominación original fue la de “Nossa Senhora do Desterro” (Nuestra Señora del Destierro). La capital del estado catarinense es reconocida por muchos organismos internacionales por sus altos niveles de calidad de vida, al punto que parte de la ciudad es un área de preservación ambiental. Tal vez por esa cuestión, en variados ambientes turísticos se la referencie, simplemente, como “La Isla de la Magia”. Es un destino admirable por su increíble conexión con el mar, sustentada en el casi centenar de playas que se encuentran alrededor de la isla más un centro de actividades náuticas.

La parte continental del municipio se divide en São José, Palhoça, Santo Amaro da Imperatriz y Biguaçu. La gran isla está anexada por tres puentes y su forma alargada y estrecha la hace muy particular. Tiene alrededor de 54 kilómetros de largo con un ancho de 18 kilómetros, una invitación a ser recorrida por todos los rincones como si fuera una vuelta al archipiélago que tiene un litoral sumamente recortado, con una diversidad grande de puntas, islas, bahías y lagunas. Está situada en forma paralela al continente, separada por un estrecho canal, lo que le da otra característica muy particular. 

Posee varios tipos de playas, todas perfectas para los deportes, el descanso y un supremo baño de naturaleza. Las hay en el extremo norte, en el centro
–de cara franca al Atlántico– y también en el sur, mucho más agrestes. Playas para disfrutar en familia… y también de las otras. 

Canasvieiras es una de las playas más concurridas de la gran isla, la preferida de los argentinos. Se trata del más antiguo balneario del estado, ubicado bien al norte, entre Jureré, Cachoeira y Praia de los Ingleses. A la par de los turistas que llegan desde todo el mundo, los brasileños se embelesan con sus cálidas y tranquilas aguas, consideradas ideales para pasar el día en familia y con amigos. Pero además tiene una activa vida nocturna. 

A solo 3 kilómetros se encuentran unas playas más serenas, menos populares, con más arena y menos olas: como Cachoeira do Bom Jesus, que ofrece un ambiente más familiar y una avenida principal, o la Luiz Boiteux Piazza, donde hay un “centrinho” muy amable con restaurantes y heladerías típicas.

La Praia Jureré es la más internacional, con sus hoteles cinco estrellas e infinitas posadas instaladas en un barrio con exquisitos restaurantes. Tiene fama de cobijar las noches más animadas de la región, por lo que atrae especialmente a los jóvenes. Pero de día es famosa por su playa, una franja estrecha de arenas finas y blancas que son bañadas por un mal calmo, de un color turquesa muy estridente. Además está desbordada de botecos que tienen la reputación de ser los locales donde se toman las mejores cervezas y se devoran los más sabrosos bocadillos de mar.

La siguiente es la Praia Brava, a sólo 6 kilómetros de Ponta das Canas. Es tan amplia como fuertes sus olas, lo que la convierte en la predilecta de los amantes del surf y, aunque no es tan “exclusiva” como Jureré, en temporada alta, el tránsito de autos de alta gama es intenso y genera un atractivo extra.  

La Praia de los Ingleses, por su parte, es muy parecida a Canasvieiras, con sus amplísimas arenas, su mar apacible y la enorme variedad de restaurantes, bares y boliches. También suele ser recorrida por los argentinos.

Muy cerquita encontramos un balneario más salvaje, más silencioso y, por todo eso, extremadamente hermoso: Santinho. El centro es muy bonito y desde allí salen unos muy particulares senderos que los brasileños denominan “trilhas”, para arribar a uno de los lugares más selectos de Florianópolis: el Morro das Aranhas. Si luego de admirar el sitio persisten las ganas de caminar sobre arenas que parecen interminables, se llegará hasta otra playa paradisíaca, ubicada en una reserva ambiental, la de Moçambique: uno de esos sitios donde no hay nada, ni siquiera vendedores ambulantes, al que se puede llegar solo con lo puesto o, por el contrario, llevar alimentos, sombrillas y todo lo que se necesite. Invita a ser recorrida a pie, aunque sea la más larga de la isla, con sus 8 kilómetros de extensión. Es una excelente opción para quienes opten por alejarse del mundanal ruido y disfrutar de la naturaleza.

Lagoinha do Norte es decididamente una belleza excepcional. Playa bien brasilera, rodeada de morros y con unos verdes increíbles que contrastan con las coloridas casitas. Son famosas sus caipiriñas, así como sus altas olas que rompen contras los morros. Más tranquila aún es Daniela, una de las playas más alejadas del norte, ideal para ser visitada en auto.

Arenas clarísimas, morros, aguas transparentes. En Floripa, casi medio centenar de playas, la mitad de las existentes, tienen características parecidas, aunque siempre muy particulares.
El puente Hercílio Luz, el colgante más largo de Brasil, con sus 819 metros de extensión. En el fondo, las luces de Florianópolis al atardecer.

PARA TODOS LOS GUSTOS

En el sobrevuelo rápido por Floripa, llegamos entonces a las playas del este, por ejemplo, la Playa Campeche, con sus enormes extensiones de arena blanquísima. Son las más apreciadas por surfers y por quienes aman los deportes extremos de aventura (como parapente, buceo y diferentes variantes de surf), ya que por su orientación suelen tener las más hermosas olas y cuentan con el viento justo, además que ser particularmente parecidas al paraíso…

Aunque, claro, la Ilha do Campeche es justamente la excepción. Es un santuario ecológico y un sitio arqueológico catalogado por el Instituto Nacional del Patrimonio Histórico y Artístico. Para llegar se hace necesario contratar un tour, pero verdaderamente vale la pena recorrer a pie su playa y admirar su agua cristalina, sin nada de viento, lo que la convierte prácticamente en una pileta caribeña, aunque enmarcada por morros verdes. Verdaderamente la postal es inigualable. Claro que no se puede pernoctar en ella y al regresar se recomienda disfrutar de la variedad de la noche del balneario de Campeche.

Y si no, a pocos kilómetros, nos topamos con uno de los rincones más tradicionales y atractivos de Floripa, no solo en este siglo, sino desde aproximadamente los años 70, cuando surgió Barra da Lagoa como un lugar alternativo imprescindible de visitar. Volvió su auge en los últimos tiempos y suele cargarse de gente en los meses de verano, pero mantiene su belleza, sus coloridos, sus rincones inigualables y su onda muy particular que abarca todos los bolsillos y todos los gustos. Además, está bien en el centro de la isla y suele ser tomado como base para recorrerla. 

“Se la llama ‘Floripa’. Debe su nombre al expresidente Floriano Peixoto. Su denominación original era “Nossa Senhora do Desterro”.

Muy cerquita, cruzando un puente azul, encontramos Lagoa da Conceicao, un pequeño balneario de aguas turquesas que tiene fama de ser el “más brasilero”. Si continuamos, arribaremos a la Trilha das Piscinas Naturais, un sendero hermoso que nos lleva a unas lagunas de color indefinido.

Así llegamos a Joaquina, preciosa y con la diversidad suficiente para que sea la preferida tanto de los surfistas (la consideran un “santuario”) como de las familias. Es una de las más amplias y concurridas, pero también una de las que ofrece todas las comodidades que se requieren para transitar unas vacaciones inolvidables. La leyenda dice que quien la visita se enamora de ella: en Brasil hay muchas mujeres llamadas Joaquina porque sus padres quedaron embelesados con el balneario. Sus amaneceres son inigualables, debido a la posición de los morros.

Y así arribamos al sur agreste. Las playas más alejadas del bullicio son las ubicadas en el extremo inferior de Florianópolis, aun cuando se esté geográficamente más cerca del continente, separado a través de un reducido canal. Son los balnearios más tranquilos y también en los que se escucha casi exclusivamente el portugués y muy poco de español, y en general requieren movilidad autónoma. 

Armaçao, Matadeiro y Pantano do Sul son los balnearios más famosos y están muy cercanos entre sí. Se suele ingresar por el primero y caminar hacia los otros. Playas amplias, silenciosas, sumamente serenas y con un sol abrasador. Además, los botecos tienen fama de ofrecer los mejores tragos que se combinan con los más exquisitos frutos de mar. Un maridaje excelente de cara al mar inconmensurable.

A Lagoinha do Leste solo se llega internándose en una incomparable trilha. Se trata de una playa increíble por lo multitonal de su mar y por sus arenas interminables y solitarias. Es como internarse en un bosque casi impenetrable para llegar luego al descampado más absoluto, dos caras tan contrapuestas de la naturaleza. También es recomendable llegar muy temprano y regresar muy tarde… Dicen que es un paseo que no se olvida en la vida, porque además tiene uno de los barcitos más tradicionales y especiales de Floripa, el Arante. Este desborda de mensajes y papelitos que dejan los visitantes luego de comer un peixe junto a una cerveza siempre muy helada. 

Es otro de los rincones únicos e insuperables de Florianópolis, una isla que tiene miles de ellos y que es ideal para volver a vacacionar con la sensación de vivir la naturaleza con todos los sentidos. 

Las tan típicas barcazas de los pescadores que muchas veces son utilizadas por los turistas para realizar unos paseos espléndidos.
LOS TRES PUENTES 

La isla de Santa Catarina se unió originalmente con el continente por el puente Hercílio Luz. Es el puente colgante más largo de Brasil, el segundo de América Latina, uno de los 100 más largos del mundo. La longitud total es de 819 m, con 259 m de viaducto insular, 339 m de vano central y 221 m de viaducto continental. Se inició la construcción en 1922 y se inauguró cuatro años después. En 1975 fue construido otro puente, de concreto, que posee 1227 m de extensión: el Colombo Salles, así llamado en homenaje a un reconocido legislador local. Poco después se erigió el Pedro Ivo Campos, paralelo al anterior, con la misma fisonomía, pero con la característica de que fue concebido con una estructura de hierro.

DATOS ÚTILES

CÓMO LLEGAR

La distancia entre Florianópolis y Buenos Aires es de 1762,3 km si se contempla el recorrido básicamente por la RN 14 y BR-290. El acceso fronterizo más usual es el de Paso de los Libres-Uruguayana, por el puente internacional Agustín Justo Getúlio Vargas, al que desde la Argentina se accede por la RN 117. A la isla se llega por la BR-282 y el puente Colombo Salle (se sale por el puente Ivo Campos) que desemboca en la Rodoviaria Governador Gustavo Richard. Por supuesto que en épocas normales se puede viajar tanto en automóvil como en bus. También en avión: el Aeropuerto Internacional Hercílio Luz se ubica 15 km al sur del centro de Florianópolis. Es el más importante de la región y al que llega la mayoría de los vuelos desde la Argentina. También coexisten el Aeropuerto Regional Humberto Ghizzo Bortoluzzi (en Jaguaruna, a 169,8 km de Floripa), el Lauro Carneiro de Loyola (en Joinville) y el Ministro Victor Konder (en las afueras de Camboriú).

CUIDADO CON EL SOL

En cualquier viaje por Brasil, no deben faltar jamás lentes oscuros de buena calidad, protector solar, gorra y agua. Suele ser demasiada la exposición al sol, incluso aunque el día esté nublado y no se sienta el calor. También se recomienda llevar repelente, preferentemente biodegradable para cuidar el ambiente y a las especies que habitan la región.

INDUMENTARIA

Es aconsejable usar ropa suelta, generalmente de colores claros, confeccionada con telas de algodón o lino. Aunque, de todos modos, lo que más se usará serán los trajes de baño… Y por supuesto el calzado será preferentemente sandalias o algo similar liviano y abierto.

ALOJAMIENTO

Todo Brasil, y puntualmente la región de Santa Catarina, es muy proclive al turismo, por cuanto el alojamiento ofrece variantes para todos los gustos y las disposiciones económicas. Desde modernísimos hoteles premium hasta económicos hostels o residenciales. Las alternativas son muy variadas y se recomienda llegar con las correspondientes reservas realizadas.

CLIMA

Los veranos son calientes y opresivos; los inviernos son largos, frescos y ventosos. Las lluvias son frecuentes durante todo el año. Justamente la temperatura en general varía de 13 °C a 29 °C y rara vez baja a menos de 8 °C o sube a más de 32 °C. Las épocas elegidas por el turismo van desde finales de marzo hasta finales de junio, y desde principios de agosto hasta principios de diciembre.