Carmelo: La naturaleza al alcance de la mano

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La ciudad uruguaya fundada por Artigas renovó su pujanza a partir del auge de sus viñedos y del creciente interés de los argentinos que la redescubrieron como destino turístico o de traslado definitivo. Lo antiguo y lo moderno, lo apacible y el mejor confort en un solo lugar.

Las Víboras era un prolijo rancherío que creció cerca de la mitad del siglo XVIII alrededor de la capilla. Apenas unas pocas manzanas. El error inicial fue no haberlo erigido más cerca del arroyo de las Vacas, pero hasta allí fue trasladado en los primeros años del siglo siguiente por la gestión de José Gervasio de Artigas. La proximidad del monte Carmelo, al que así llamaron por la devoción a la Virgen del Carmen, le dio el nuevo apelativo al renovado poblado. El tiempo le brindaría una característica muy especial: sería la única ciudad fundada por el prócer uruguayo que hoy se mantiene en pie.

El siglo XXI llegó con ínfulas renovadas para esa población, ahora de más de 20 mil habitantes fijos, que crece de modo exponencial. Es una apacible ciudad uruguaya surcada por los influjos de las grandes ciudades del Río de la Plata. A 50 kilómetros de navegación desde la costa argentina o, si se prefiere, 405 kilómetros en auto cruzando por el puente internacional que une Gualeguaychú con Fray Bentos. A escasos 75 kilómetros de la ciudad de Colonia, referencia inequívoca de la puerta de ingreso al Uruguay de parte de decenas de miles de argentinos en toda época del año desde los ferris. Y también, claro, a 240,9 kilómetros de autopista desde Montevideo.

La ciudad tiene la virtud de saber mixturar lo antiguo y lo moderno, lo apacible y el confort de los mejores sitios. Su emblema es un puente rojo giratorio sobre el arroyo de las Vacas. Lo llaman Golden Gate por su color y es un ícono. Casi una postal de Carmelo. Un antiguo slogan dice: “Quien cruza este puente regresa, siempre regresa”. Construido en 1912 por una empresa alemana, tiene la cualidad de ser giratorio (mediante unas grandes manivelas) para permitir el paso de embarcaciones grandes. Del viejo puente aún se ven las bases de madera semisumergidas en el arroyo. Desemboca en la romántica Rambla de los Constituyentes, que lleva al puerto y su atractiva Fuente de las Tentaciones. Junto al puente se encuentra el emblemático Carmelo Rowling Club.

El centro de Carmelo se genera a partir de la Plaza de la Independencia, y un sitio simbólico es la Casa de la Cultura en la antigua casa del coronel Ignacio Barrios, que fue erigida en 1845 (en la hoy esquina de Ignacio Barrios y 19 de Abril). Otro ícono de Carmelo es el Templo del Carmen, enfrente de la Plaza Artigas: se trata de la primera iglesia de la ciudad, elevada en 1830 en las calles Ignacio Barrios y Carmen.

El turismo rural, el vitivinícola y el típicamente veraniego se combinan en la encantadora Carmelo. Por ejemplo, sus playas representan uno de los mayores atractivos para quienes buscan un refugio diferente, incluso fuera de temporada. La más representativa es la playa Seré, situada en la desembocadura del arroyo de las Vacas, en el Río de la Plata, con sus arenas finas y doradas, densa forestación y aguas tranquilas. Cuenta con muy buenos servicios y paradores. Es un sitio ideal para encarar los deportes náuticos, dada su cercanía al Atracadero Carmelo. Se llega por la tradicional Rambla de los Constituyentes. 

La isla Sola, justo enfrente de la costa, agrega su encanto, especialmente en los atardeceres, cuando el cielo recrea increíbles colores.

Compite en atractivo con el balneario Zagarzazú: siete kilómetros al norte, por la ruta 21. A pocos metros se levantó uno de los resorts más lujosos, el Four Seasons Carmelo, con sus exclusivos restaurantes y sus canchas de golf destacadas por la revista Golf Digest. Pero lo distintivo es la belleza natural del balneario: la costa fluvial se combina con el aire de campo, en una playa ideal para el ecoturismo.

Punta Gorda pertenece a Nueva Palmira, pero es un destino muy visitado desde Carmelo. Allí se determinó el kilómetro cero del Río de la Plata, ya que se encuentra en el punto donde desemboca el río Uruguay. También son impresionantes los atardeceres reflejados en las aguas de ambos ríos. Además, es un excelente centro de pesqueros, quienes suelen llevarse inmejorables piezas de tarariras, pejerreyes y surubíes. Se llega a través del kilómetro 268 de la ruta 21.

El emblema de Carmelo, su tradicional puente rojo que es giratorio y cruza sobre el arroyo de las Vacas. Lo llaman Golden Gate.

LA RUTA DEL VINO 

Una atracción especial de la zona es su vendimia. Y justamente la mejor época para visitar los viñedos uruguayos es en verano y otoño. El momento especial es en marzo, cuando las uvas están bien maduras y por lo tanto se efectúa la cosecha. Una de las experiencias más recomendables es recorrer la llamada “ruta del vino” y visitar algunas de las bodegas, incluso algunas ofrecen la alternativa de un tour guiado en el que el propio visitante puede recolectar un racimo y colaborar con la confección de los mejores vinos.

La región empieza en la campiña de San Roque, Colonia Estrella, y abarca bodegas que producen vino para distintos mercados, incluidos los de exportación. Sus vinos son los más prestigiosos del Uruguay, altamente reconocidos. Y esto fundamentalmente se debe a una ubicación geográfica favorecida, de cara al mar, en la que se aglutinaron especialistas con profundos conocimientos y gran amor por las viñas.

Por caso, la cepa Tannat está consagrada en toda la zona, donde se degustan vinos espectaculares. “Nada más uruguayo”, promocionan oficialmente, y es la uva insignia del país. Su origen se encuentra en las viñas del sudeste de Francia, aunque los entendidos aseguran que se mejoró notablemente con las características de estas tierras rioplatenses. Es una uva de sabor rústico y áspero, lo que le brinda al vino una intensidad muy fuerte y un cuerpo muy particular. Su nombre se debe simplemente a que tiene taninos más activos que los del Malbec y el Merlot. Un vino tinto que se combina de perlas con todo tipo de carnes y platos de sabores fuertes.

Por supuesto que en las bodegas se permite también realizar cata y paralelamente diferentes cursos de capacitación, así como todo tipo de paseos por sus vericuetos. Las hay de todo tipo. Desde los añejos establecimientos que hace mucho tiempo se dedican al vino, pasando por emprendimientos familiares e incluso pymes, hasta las tradicionales bodegas y las modernas del tipo boutique. Las más renombradas son Zubizarreta, Cordano, La Concordia Barrio de Viñas, Narbona Wine Lodge, la Posada CampoTinto, la de la Familia Irurtia, el Almacén de Piedra Los Cerros de San Juan, entre tantas otras.

En pandemia se intensificó la cantidad de argentinos que eligieron vivir en Carmelo, con los beneficios impositivos que Uruguay ofrece a quienes decidan radicarse en ese país. 

Además, durante los veranos suelen organizarse eventos, reuniones, ferias y otras celebraciones, que durante esta temporada se complementarán con los carnavales, y que son organizados desde la comuna, como también por las propias bodegas y hasta por las cadenas hoteleras más prestigiosas, como es el caso de El Carmelo Resort & Spa A Hyatt Hotel, reconocido internacionalmente en varias ocasiones, que suele asociarse a la Narbona para promoción de sus exclusivos vinos.

Justamente la finca Narbona es parada obligada en el pasaje Las Víboras, sobre el kilómetro 264 de la ruta 21. Es un sitio estupendo. Insuperables su tabla de quesos, sobre todo el parmesano, y las galletas de oliva, degustadas con un buen Tannat. Y todo aquel que conoce la cava jamás podrá olvidar ese ambiente mágico, con su tan particular aroma a madera.

La ciudad también tiene su ruta del vino, que empieza en la campiña de San Roque. El Tannat que se puede degustar allí es sabrosísimo.

VIVIR EN CARMELO 

En pandemia se intensificó la cantidad de argentinos que eligen desembarcar de manera definitiva en una ciudad que verdaderamente se encuentra a pasos de Buenos Aires, y que por supuesto adhiere a los beneficios impositivos que Uruguay ofrece a quienes decidan radicarse allí. Una tendencia que viene creciendo en los últimos años: antes eran muy comunes para los argentinos esos paseos de fines de semana largo o incluso un par de días, aprovechando el servicio de lancha colectiva, que siempre ubica a la Argentina lo suficientemente cerca. Pero ahora son muchos los que fueron a vivir allí, favorecidos por la posibilidad cada vez más aceitada de trabajo remoto que resolvió en buena medida el impedimento laboral.

“En Carmelo tenés todo a disposición. Es un lugar que parece puesto estratégicamente al alcance del argentino. Estás cerca del campo, del río, de la ciudad”, asegura la argentina Mariana Frank Suárez, quien divide su vida entre ambas orillas. Al tener su casa y su muelle, aprovecha para deslizarse hacia alguno de sus trabajos “casi como si viviera en el conurbano bonaerense”. Y agrega: “Y eso que nosotros no tenemos nuestra propia lancha… Pero para toda la familia es una gloria vivir en un ambiente como este…”. Habla de la embarcación personal. Uno de los cursos en auge justamente es el de timonel. Por el río la distancia significa no más de una hora hasta Buenos Aires. 

Vivir una vida más sana. Todo el tiempo, en unas buenas vacaciones o en una escapada de unos días. Eso es lo que brinda Carmelo, siempre tan cerca. No es poca cosa. 

Los vehículos viejos que funcionan perfectamente son centenares en la zona. Resultan increíbles los festivales y las competencias de regularidad
DATOS ÚTILES 

CHIVITO

El chivito es la comida emblemática del Uruguay. Solo hay que ingresar a su territorio para poder disfrutarlo en La Pasiva, la cadena emblemática de comida rápida, o en todo boliche oriental que se precie. La carne que suele usarse es lomo, tierno y fino. Las opciones para comerlo son dos: en sándwich o al plato, pero siempre acompañado de ensalada rusa, papas fritas, ensalada, huevo frito y duro, y panceta, jamón y queso. Una delicia y superabundante.

GALERÍA DE ARTE

José Castro llegó de Galicia a los 18 años, hace más de 60. Se instaló en Carmelo y continúa desarrollando sus largas jornadas de 14 horas de trabajo sobre la madera. Talla en maderas nobles: cedro, nogal, fresno y quebracho en grandes o pequeñas dimensiones. Su taller se encuentra detrás de una ferretería por la que se ingresa al lugar.  En la puerta un cartel dice “Castro”. Pero en Carmelo todo el mundo conoce el lugar como “lo de Castro”.