Miami: Arte y gastronomía más allá del sol

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Los nuevos distritos enfocados en lo cultural y lo culinario, en la costa de la Florida estadounidense, son perlas en un cúmulo de atractivos que apuntan a quienes no solo son convocados por sus hermosas playas. Un recorrido por Wynwood y Bal Harbour.

No solamente las aguas cálidas de las playas de Miami resultan atractivas para los turistas sudamericanos que llegan a la costa estadounidense. Tampoco el glamoroso abanico de diversiones nocturnas que consolidan el concepto de promesa de las mejores vacaciones. El perfil del turista que la pisa abarca mucho más. Y entre tanta oferta, en los últimos tiempos se generó una muy particular movida cultural y gastronómica, dos aspectos que se complementan para ampliar notablemente el cúmulo de atractivos que tiene la costa de la Florida estadounidense.

Wynwood es un barrio histórico, en la zona continental, que se encuentra a la altura de Miami Beach. Bal Harbour es un distrito más moderno, enclavado en el extremo norte del cayo. Los separan unos pocos minutos en auto. Los unen los fastuosos puentes que cruzan Biscayne Bay hasta las islas. Pero además los emparenta la mirada moderna hacia el futuro, en la que se entrelazan la renovación teniendo en cuenta el arte y la gastronomía.

Los pintores callejeros son una característica insoslayable en Wynwood, uno de los barrios en los que aplican su estilo tan provocador.

LO VAN PINTANDO POR LAS PAREDES

En Wynwood se encuentras coloridos murales pintados por los más afamados artistas del mundo que trabajan el género de grafiti y street art; lo que se denomina un “Museo de las Calles”. Las arterias aledañas están atestadas de almacenes que albergan la mayor diversidad vista de cervecerías artesanales y de alucinantes galerías de arte. 

Hasta los años 50, Wynwood fue conocido como “Little San Juan”. Se divide en Art District, al norte, y el Fashion Design, al sur. Como en su barrio vecino Design District, el arte trasciende por los poros del barrio y se instala en inacabables galerías con obras e instalaciones sorprendentes, con una característica importante: están al alcance de todos los turistas. Algunas de sus galerías más conocidas son Bernice Steinbaum, Dorsch, Emmanuel Perrotin, Abba Fine Art, Alejandra von Hartz Fine Arts, Diana Lowenstein Fine, Gary Nader Fine Art, Damien B Contemporary, Dot Fiftyone, Harold Golen, AE District, Sammer Gallery, Kelley Roy, Galerie Hélène Lamarque y Yeelen Art, así como la muy moderna Central Gallery. Muchas de ellas llevan el nombre de sus patrocinadores, como también ciertos museos y colecciones: los más afamados de Wynwood son el Rubell Family Collection, George L. Sturman Museum of Fine Arts, MOCA at Goldman Warehouse, The Javogue Design Collection, World Class Boxing – The Scholl Collection, The Margulies Collection at the Warehouse y The CIFO Art Space (Cisneros Fontanals Art Foundation).

Pero si algo caracteriza a Wynwood son sus murales callejeros. En los últimos tiempos, dejaron su huella Ernesto Maranje (46 años), con su imaginación para representar la confluencia entre animales y la flora silvestre, con un colorido impresionante; Tatiana Suárez (43, de Brooklyn), con ascendencia de Brasil y El Salvador, que, en cambio, se inserta en un mundo surrealista lleno de matices sexuales; Ernest Zacharevic (36, de Lituania), con sus estilos y técnicas artísticas heterodoxas; Dasic Fernández (37, Santiago de Chile), quien les suma color a los grises, con sus trabajos que absorben connotaciones de las cuestiones sociales; y, por supuesto, Eduardo Kobra (47, brasileño de San Pablo), uno de los muralistas más reconocidos del mundo, con obras en los cinco continentes y con imágenes hiperrealistas a menudo basadas en Oscar Niemeyer y Salvador Dalí.

Claro que este tan particular distrito de Miami tiene opciones gastronómicas para no perderse. Por ejemplo, en el Wynwood Kitchen & Bar, con su influencia latina y sus porciones pequeñas, se puede cumplir el objetivo de deleitarse con muchos sabores distintos. En Giache Crepes se come como si uno se sentase a la mesa preparada por su bisabuela, con platos tradicionales que abarcan artes culinarias de todo el mundo. En Vandalo Wynwood, la cocina parece pender de los murales callejeros, por su multitonalidad, especialmente en sus increíbles cócteles, en un ambiente relajado y con buena música. Concrete Beach Brewery es uno de esos lugares de infinitas cervezas artesanales, elaboradas por ellos mismos, y que invitan a los visitantes a saborearlas una a una hasta encontrar la favorita. Y para finalizar, Pinkie Pie, donde se pueden degustar los postres más increíbles y deliciosos.

Luego de varios días recorriendo Wynwood, una alternativa es tomar el puente de la ruta 195, uno de los límites de tan particular barrio, para cruzar Biscayne Bay, llegar a la zona peninsular, en pleno Miami Beach, y por la avenida costera, A1A, arribar a Bal Harbour, en el extremo norte de la isla.

La gastronomía es impresionante en Bal Harbour. Tanto sus restaurantes como los lugares de tragos ofrecen un nivel comparado al de los mejores del planeta.

PLAYA CON ESTILO PROPIO

En las últimas temporadas, Bal Harbour se reconfiguró como un sofisticado destino internacional. La pequeña y tranquila localidad –al norte de Miami Beach, a tan solo nueve kilómetros de South Beach sobre el océano Atlántico y siempre asociada a una experiencia de compra de lujo– se posicionó como un destino que ofrece increíbles playas, un ambiente tranquilo y seguro para llegar en pareja o en familia. Se trata de un destino “child friendly”. Viene de conmemorar sus 75 años, que celebró con estilo, con proyectos transformadores que mejoran las experiencias de aquellos pioneros de su rica historia, eventos de atracción turística, proyección de cine en la playa, el programa museos y galerías de arte de la ciudad, y eventos gastronómicos inigualables.

El parque sobre el canal frente al mar es una de las iniciativas más festejadas por la comunidad local. Ubicado frente a la alcaldía del distrito, cuenta con áreas verdes abiertas, jardines para pasear, espacios de meditación, zonas de ejercicio, un patio de juegos temático del ciclo de vida de la Madre Tierra, caminos de agua sin profundidad para niños y un paisajismo estilo bosque selvático, diseñado por Raymond Jungles, que consiste en una magnífica escultura geométrica espejada de tres pisos.

También está en plenas refacciones el muelle que fue construido por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército hace casi cien años en el extremo norte de la localidad: se anuncia que “equilibrará el compromiso humano y acuático mientras honra su historia, y creará una experiencia segura y moderna para todos los visitantes”. También advierten que “su diseño, desde una vista aérea, creará un elemento característico que será reconocible para Bal Harbour y se convertirá en un hito icónico”. 

Sus hoteles, por su parte, son una atracción en sí mismos. Inaugurado en 1948, el famoso Sea View frente al mar es toda una experiencia: posee 220 habitaciones recientemente renovadas con terrazas privadas con vistas al Atlántico y la bahía de Biscayne. Con distintas características e inaugurado en 2012, el extravagante St. Regis Bal Harbour también ofrece enormes balcones en todas las categorías de habitaciones y es reconocido por su arte contemporáneo y sus cautivadoras esculturas, además de por su elegante vestíbulo con espejos, que es toda una atracción. El hotel más cercano al embarcadero de Bal Harbour es The Ritz Carlton, con 228 metros de playa virgen y casi un centenar de habitaciones y suites que ofrecen cocinas completas y amplias áreas de estar y terrazas privadas con vista al océano. El Beach Haus Bal Harbour abrió sus puertas en 2010 a lo largo del canal intracostero y rápidamente se convirtió en el favorito de familias con niños y viajeros de estadías prolongadas.

Uno de los excepcionales atractivos del lugar es Bal Harbour Shops. Un verdadero paraíso de compras donde la moda y la gastronomía crean un clima de éxtasis para los viajeros. Lo promocionan como “una experiencia única que concentra una selección de tiendas de lujo en un paseo a cielo abierto rodeado de vegetación tropical exuberante”. Su exultante escena gastronómica incluye el restaurante Makoto (cocina moderna japonesa) y el muy prestigioso Carpaccio (cocina italiana), así como también Le zoo (bistró francés) y Hillstone (americana), entre otros.

Un aspecto distintivo de Bal Harbour es el llamado Unscripted Art Access Program, un programa de arte público creado en 2013 para apoyar a las artes en el sur de Florida. Con él, los visitantes acceden a un amplio porfolio de museos y colecciones privadas: Pérez Art Museum Miami (PAMM), Museum of Contemporary Art MOCA, The Bass, The Margulies Collection at Warehouse, Institute o Contemporary Art, The De la Cruz Collection, National Young Art Foundation, History Miami Museum, MDC Museum Fort Lauderdale & The Wolfsonian. 

Y, por supuesto, también al Phillip & Patricia Frost Museum of Science, un sitio muy particular y atrayente que ofrece al visitante una estructura sumamente moderna dedicada a la ciencia, así como un planetario, un acuario y diversas exposiciones. Su objetivo es fomentar el conocimiento de la ciencia sobre los seres vivos y el sistema solar, con juegos interactivos para niños, lo que lo convierte en un paseo ideal para toda la familia. 

DATOS ÚTILES 

DE TODO EL MUNDO

De los murales y las galerías de arte de Wynwood, cada año participan artistas de Brasil, Bélgica, México, Portugal, Ucrania, Portugal, Grecia, España, Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Estados Unidos y Singapur.

NUEVAS PLAYAS

La misma firma responsable del embellecimiento del muelle de Bal Harbour, Mikyoung Kim Design, de origen oriental y de gran popularidad en todo Miami, anuncia cambios de la entrada existente a la playa y su renovación.

APORTE AL ARTE

El programa de arte de Bal Harbour Unscripted ofrece durante todo el año acceso libre y gratuito a los principales museos y galerías de la ciudad a todos los que se hospeden en los principales hoteles. Estos entregan a sus huéspedes una tarjeta que permite el ingreso de dos personas las veces que quieran visitarlos.