Sustantivos epicenos

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ver, a ver, queridos lectores. Vamos a jugar. ¿Cómo se llama la hembra del tiburón? ¿Y el macho de la llama? ¿Cómo se le dice a la mujer del hipopótamo? ¿Y al macho de la avispa? ¿Saben?… ¿Adivinaron?… Les doy unos segunditos más… tictac, tictac… riiiiiiing. Se acabó el tiempo.

Se denominan “tiburón hembra”, “llama macho”, “hipopótamo hembra” y “avispa macho”. Nada de “tiburona”, ni “llamo”, ni “hipopótama”, ni “avispo”. ¿Habían respondido bien? 

Los términos que no tienen formas diferentes para referirse a distintos sexos se denominan “sustantivos epicenos”. “Epiceno” viene del griego epíkoinos, que significa “poseído en común”. Y, como decíamos, hace referencia a aquellos nombres que, con un solo género gramatical, pueden designar seres de uno y otro sexo. Más ejemplos: “lince”, “víctima”, “personaje”.

Cuando es necesario aclarar el sexo de los referentes de los términos epicenos de animales, se emplean los sustantivos “macho” o “hembra”, como veíamos en los casos del principio. El artículo siempre concordará con el género gramatical del nombre: “el pingüino hembra”, “la jirafa macho”. A su vez, vale aclarar que “macho” y “hembra” no se pluralizan, porque son sustantivos que cumplen la función de aposiciones especificativas: “los guepardos hembra”, “las moscas macho”.

 “¿Cómo se llama la hembra del tiburón? ¿Y el macho de la llama?”.

Cuando precisamos detallar el sexo de seres humanos designados por términos epicenos, se usarán los modificadores “masculino” o “femenino”, que por ser adjetivos sí se pluralizan: “los personajes femeninos”, “las víctimas masculinas”.

Es importante recordar que la concordancia de este tipo de sustantivos siempre debe establecerse en función del género gramatical y no del sexo del referente: “La víctima, un niño pequeño, fue llevada rápidamente con su familia”. Si revisamos un ejemplo con un animal, ocurre lo mismo: “La cebra macho está muy enferma”.

CÓMO IDENTIFICARLOS

Aquí hay una noticia mala y otra buena. Una de cal y otra de arena. La mala es que si no sabemos si algún sustantivo es epiceno o no, no podremos resolverlo fácilmente, porque no son identificables a simple vista. La buena es que con consultar en el diccionario de la Real Academia Española podremos sacarnos las dudas. ¿De qué manera?

Cuando buscamos un término en el diccionario, se indica en cada entrada qué género le corresponde. Por ejemplo: “alerta” es un sustantivo ambiguo (puede emplearse en femenino o en masculino, indistintamente) cuando significa “aviso o llamada para ejercer vigilancia”; de este modo, se señala al principio: “m. o f.” (nombre masculino o femenino).

Veamos otro ejemplo diferente. El término “tigre” tiene su femenino “tigresa”; así, el diccionario coloca: “tigre, gresa”: “m. y f.” (nombre masculino y femenino).

Ahora bien, ¿qué sucede con los epicenos? Si buscamos el sustantivo “pantera”, simplemente dirá “f.” (nombre femenino). No tiene forma masculina, lo que no significa que no existan las panteras macho, sino que marca que se trata de un término epiceno.

En este sentido, y para cerrar, vale recordar la aclaración de la Nueva gramática de la lengua española: “Los diccionarios indican el género que poseen los sustantivos en la gramática, no el sexo que corresponde a las personas o a los animales que dichos sustantivos pueden designar”.