Julia Paz Dupuy: Abriendo puertas

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Sin proponérselo, generó desde muy chica espacios para que otras ingresen al futsal, una actividad que, hasta hace unos años, parecía vedada para las mujeres. A sus 22, se ocupa de ser el cambio que quiere ver.

Foto: Nahuel Lucas Ingravallo

Las nenas, danza; los nenes, fútbol. La división de las actividades físicas estaba establecida de esa manera en su colegio hasta que llegó ella e insistió: Julia Paz Dupuy juega al fútbol desde que tiene uso de razón, en su casa o en la plaza, junto a su papá, sus hermanos mayores y los amigos de ellos. No hubo en ella rebeldía a la hora de plantarse en el colegio, sino ganas de hacer lo que le gustaba. Por primera vez, vio que por una puerta que se abre no solo pasa ella, sino que se generan espacios para otras: dos compañeras se envalentonaron y también eligieron fútbol antes que danza. “Más influencer que eso no existía en ese momento”, bromea.

Recién a los 14 años comenzó a entrenar en un club, y le adjudica esa demora en federarse a la falta de referentes mujeres en las que reflejarse. Al no conocer historias de jugadoras, no sabía cómo comenzar a escribir la propia. Como vivía en San Telmo y le quedaba cerca, su primer hogar futbolístico fue Boca, donde le dijeron que no tenía edad suficiente para ser parte del equipo de fútbol (ella tenía 14 y aceptaban jugadoras a partir de los 17), pero a cambio le ofrecieron jugar en la cuarta división del equipo de futsal. En su primer año, Julia fue goleadora y campeona.

Cuando el club cerró la disciplina, sin previo aviso ni demasiadas explicaciones, se pasó al fútbol. Durante un tiempo, entrenaba sin estar aún autorizada a disputar partidos oficiales. No fue impedimento para que la convocaran a la selección sub-20, con la que participó del Sudamericano de 2016, en Venezuela. Debutó en Las Gladiadoras, el equipo de mayores de Boca, al mismo tiempo que jugaba al futsal en Sportivo Barracas. También fue convocada al seleccionado de la disciplina.

La rutina doble implicaba un desgaste muy grande y con el tiempo se hizo insostenible. Aunque no descarta volver al fútbol en algún momento, en ese momento se inclinó por el futsal. A los 18, se fue a jugar al Olimpus Roma, de Italia, y tuvo luego un paso breve (interrumpido por la pandemia) por New Team Noci. 

  • ¿Qué cambió cuando te mudaste a España para sumarte al Poio Pescamar, de Pontevedra?

Ahí hice el clic al firmar por primera vez un contrato profesional. Recién en ese momento me dije “Este es mi trabajo”. Ya tenía cláusulas, responsabilidades, una cobertura médica. Antes estaba cumpliendo experiencias.

Con 22 años, es una de las siete jugadoras argentinas de futsal que consiguieron ser profesionales (tiene de compañera a Agostina Chiesa, mientras que Silvina Nava y Victoria Vélez juegan en Torreblanca Melilla, y Anita Ontiveros, Agustina González y Giselle Piamonte en Teldeportivo, todas en España). Asumió que su posición le permitía impulsar con más fuerza los cambios que desea ver en la disciplina y se decidió a hacerlo.

  • Tu tarea en el deporte no se reduce a lo que hacés en la cancha…

No, es cierto. Pertenezco a la Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala, y cada vez que hay que hacer algo estoy para ayudar en lo que sea. También me encuentro haciendo un curso de gestión deportiva, en la Universidad de San Martín; otro de economía social y clubes, en la Universidad de Tres de Febrero; y voy a comenzar el nivel 3 del curso de entrenadora. Me interesa todo esto porque sé la importancia que tiene que haya mujeres en puestos de toma de decisiones. Nuestra situación, nuestras problemáticas, se deben en parte a no contar con mujeres en esos cargos. Quiero formarme en lo que yo creo que debe cambiar. Quiero ser parte de ese cambio.

  • Junto a figuras de otras selecciones, reclamaste para que la FIFA organice el primer Mundial femenino de la disciplina…

Sí, quiero jugar un Mundial, pero sobre todo quiero que las chicas que recién están empezando sepan que tienen la posibilidad de jugarlo. Sabemos que es por un bien y un fin en común. Ya hubo diez mundiales masculinos. Nos dijeron que el Mundial se iba a hacer en 2024, pero no hay ningún avance, ninguna propuesta. No puede ser todo basado en promesas, se necesitan acciones concretas. Más que nada, nuestro reclamo expuso que lo que la FIFA pregona de anhelar la igualdad de género en realidad no se condice con lo que hace. Al día de hoy es inadmisible estar batallando por estas cosas. Hay luchas que tienen que ser derechos. Vamos a jugar el Mundial, yo y todas mis compañeras, estoy segura.

  • ¿Cómo encaja en todo esto tu afición por escribir?

Estudio Escritura Creativa, me gusta mucho escribir. Siempre estoy en constante aprendizaje, leyendo a nuevas escritoras. Va en paralelo a mi vida. Hice unos video-relatos para la asociación, me gusta relacionar la escritura con el fútbol sala. Creo que es verdad esa frase que dice que se juega como se vive. 

LA SELECCIÓN

En su foto de WhatsApp, besa la camiseta argentina luego de un gol en los Odesur de 2022 en Paraguay (medalla de plata). La selección es su gran amor y su orgullo: “El sentido de pertenencia que tiene nuestra selección no se lo vi a ninguna otra. No quiero romantizar que no entrenamos en los mejores lugares ni que nos paguen menos que a otras selecciones, pero sí destacar que, a pesar de eso, hay un sentimiento de unidad muy fuerte. Es un amor totalmente desinteresado, y eso hoy en día es difícil de ver”, analiza.