Matías Orlando: Cuerpo y mente de Puma

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A sus 31 años, Matías Orlando es uno de los principales referentes del seleccionado de rugby que cortó con una racha histórica contra los All Blacks y se prepara para un año mundialista.

Foto: GASPA FOTOS/UAR

El partido se detiene, hay una pausa por un golpe, nada extraño, pero en ese momento la cabeza toma un desvío, los pensamientos externos al juego intentan entrar en escena. Matías Orlando junta sus manos, las frota y, en ese acto, desarma toda posibilidad de distracción. Nuevamente en foco, está listo para arremeter en la siguiente jugada.

El tucumano, jugador de Newcastle Falcons y con más de 50 test matches con Los Pumas sobre el lomo, incorporó desde hace un tiempo un abordaje psicológico para complementar sus entrenamientos. Cerró un 2022 muy bueno, que contrasta con el año anterior, en el que lo alejaron de las canchas algunas lesiones que, en parte, adjudica más a su mente que al desgaste físico: “Me parece que en algún momento el cuerpo habla lo que la boca no dice. Lo que uno se guarda sale por otro lado. Llegué a Inglaterra en diciembre de 2020 y, quizás, el cambio de lugar, salir de mi zona de confort, que todo fuera nuevo y en plena pandemia estar encerrado todo el tiempo, sin vida social, me jugó en contra. No recuerdo ningún mal movimiento, golpe o algo que me haya pasado, empecé a sentir dolor de la nada en un momento, sin ningún motivo. Y, por no parar, por seguir jugando, pensando que era solo un dolorcito, se agravó y terminó siendo una pubalgia importante que me tuvo al borde de la operación”, relata.

  • Teniendo en cuenta el origen que les adjudicás a esas lesiones, ¿trabajaste en ese sentido?

Sí, lo laburé. Una de las cosas que más trabajé fue lo exigente que soy conmigo mismo. No sé si lo cambié tanto todavía, aunque estoy en eso. A veces no me permito disfrutar de muchas cosas por ser exigente en mi trabajo. Cuando estás lejos, con la familia al otro lado del charco, no tenés el mismo apoyo de siempre. 

  • Sos de los once jugadores de Los Pumas que estuvieron presentes en las dos únicas victorias en la historia contra los All Blacks, y contaste alguna vez que, sobre todo en la primera, no se dieron espacio para disfrutar lo que consiguieron…

Sí, en nuestra cabeza siempre hay algo más. No nos permitimos darle el tiempo al disfrute, o creemos que el disfrutarlo nos puede hacer confundir o no llegar bien al próximo partido. Querés más y no te das cuenta de lo que estás viviendo. Podríamos disfrutarlo a pleno y lo mismo prepararnos para lo que viene, pero no nos damos ese permiso. Me pasa en el día a día, y mucho de lo que viví en mi primer año en Inglaterra tiene que ver con eso: no me permitía ni recorrer la ciudad para conocerla, porque no quería caminar para estar descansado en los entrenamientos. Hoy, con un poquito más de experiencia y entendiéndolo, trato de disfrutar más el presente y no exigirme con cosas que no van a cambiar el resultado final.

Matías creció en el club Huirapuca, de la localidad tucumana de Concepción, siendo testigo de las hazañas de José María Núñez Piossek, el único jugador del club y la ciudad en haber llegado a Los Pumas y al rugby profesional. Hasta Matías. Ahora, cada vez que vuelve a su ciudad, los chicos del club lo miran con la admiración con la que él miraba a aquel jugador, mundialista en 2003.

Él, sin embargo, no se ilusionaba con la posibilidad de convertirse en profesional ni tampoco con Los Pumas. Trabajó intensamente para que todo sucediera, pero al mismo tiempo su plan A fue la facultad: estudió Agronomía y pensaba dedicarse a eso. Su crecimiento en el rugby, las oportunidades que consiguió, le cambiaron los planes.

Este año, en Francia, habrá una nueva edición del Mundial de Rugby, que es su máximo: “Mi objetivo principal es meterme dentro del equipo que viaje al Mundial. Pero voy semana a semana, trato de darle al club todo lo que tengo y sé que de esa manera me pongo en una posición que me acerque al objetivo final, que es el Mundial. Me encantaría llegar a jugar la final el 28 de octubre. Sería espectacular”, confiesa.

  • Es un objetivo ambicioso, sería el mejor resultado de Los Pumas en su historia.

Sí, creo que para poder llegar ahí primero hay que verse. No es solo decirlo: sabemos todo lo que hay que hacer para llegar bien preparados. Confiamos en que la forma en la que queremos trabajar física, mental y técnicamente para afrontar esos partidos nos puede poner en esa situación. Si dijera “No, es muy difícil”, lo más probable es que nos vaya mal, porque me estaría tirando abajo solo. Como equipo tenemos un objetivo ambicioso, aunque somos muy cautos a la hora de saber que hay que laburar, poner el lomo e ir día a día para conseguir miniobjetivos que nos lleven partido a partido a ese ideal. Hay muchas cosas que tenemos que pasar, aprender, que nos pueden poner en esa situación.