Eduardo López: “Tenemos por delante tres o cuatro meses con el virus entre nosotros”

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Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. (Gentileza Diario La Nación).

Entrevista a Eduardo López, uno de los médicos infectólogos más importantes del país e integrante del comité de expertos que asesora al gobierno nacional, quien analiza lo realizado en materia de prevención y vislumbra lo que sigue en un escenario que, aclara, es muy dinámico.

Desde hace semanas vivimos con un tema predominante que nos deja algunos momentos del día para dispersarnos, aunque siempre con su contundente influencia en nuestra cotidianidad. Hay quienes prácticamente dedican todo su tiempo al asunto, como el doctor Eduardo López, infectólogo, jefe de la División Clínica del Hospital Gutiérrez (CABA), director de la carrera de Médico Especialista en Infectología Pediátrica de la Universidad de Buenos Aires y uno de los ocho profesionales que conforman el comité de expertos que asesoran al gobierno nacional en los pasos por seguir para combatir al coronavirus COVID-19.

Lo que lo apasionó de su carrera, al inicio de todo, es lo que hoy lo mantiene activo: “Me atrae porque es algo impresionante el impacto que nos pueden causar los microorganismos que uno no ve. Esa lucha entre estos microorganismos –que tratan de sobrevivir y causarnos daño– y nosotros, que tratamos de que ellos no sobrevivan y de curarnos”, confiesa.

  • ¿Por qué es tan particular esta situación respecto de otros virus y pandemias?

Esta pandemia del coronavirus COVID-19 tiene unas características que son bastante inéditas. En primer lugar, comenzó en China, y la mayoría pensó que estaba localizada allí y que no iba a impactar con esta magnitud en Occidente. En segundo lugar, este virus demostró una muy alta transmisibilidad y letalidad en individuos mayores de 60 años. Otro tema interesante de esta pandemia es cómo se instaló en el periodismo y en las redes sociales: en los medios de comunicación ocupa mucho espacio, con datos a veces incorrectos. La información y la desinformación han sido una constante en esta pandemia, incluyendo opiniones de la Organización Mundial de la Salud, que tuvo que rectificarse, por ejemplo, en lo que tardó en declararla pandemia y luego en recomendar el barbijo.

  • ¿Esto obedece a lo nueva que es la situación? ¿A ustedes, como especialistas, los sorprendió?

Creo que lo que más sorprendió fueron dos cosas: una es la alta transmisibilidad, y la otra, la mortalidad en adultos mayores. En algunas comunidades pequeñas de Italia, sobre todo, prácticamente desapareció una generación, la del adulto mayor de 80 años. Sorprendió también la cantidad de muertos que tuvieron algunos países que subestimaron el impacto y tomaron medidas tardías.

  • ¿Ve la cobertura mediática que mencionaba como algo positivo o un poco exagerada?

La considero un poco exagerada, porque se cuentan básicamente los casos y los muertos. Se le da menor importancia al paciente recuperado. Notificar un caso es fácil: se hace el diagnóstico y punto. Recuperar un enfermo lleva más tiempo. Además, se desinforma, o no se informa de forma adecuada, con todos los datos, lo que obliga permanentemente a un mecanismo de corrección que lleva mucho tiempo.

  • Hablando de los recuperados, estos son la mayoría de los casos…

Sí, la enfermedad tiene un comportamiento que podemos analizar así: 80 por ciento de los casos son benignos, 15 por ciento son cuadros graves que requieren internación y 5 por ciento son cuadros críticos que requieren terapia intensiva. En este último grupo es donde está la mayor mortalidad, y básicamente son adultos mayores con comorbilidades: diabetes, hipertensión, enfermedades pulmonares o cardiovasculares.

  • ¿Cómo se recuperaron los que lo hicieron?

No está confirmado cuál es el tratamiento que corresponde y la vacuna no existe, así que se recuperan, como en muchas otras enfermedades infecciosas, por los mecanismos de protección que pone en marcha el organismo. Ahí se recupera y empieza a fabricar anticuerpos que neutralizan el virus y hacen que ya no sea viable.

  • ¿Alguien que se enfermó y se recuperó tiene posibilidades de volver a contagiarse?

En principio, se sabe que el organismo fabrica anticuerpos, por lo cual si el virus no muta, esos anticuerpos son adecuados. Así que en este aspecto creo que no va a volver a enfermarse.

  • La gran medida que se tomó es la cuarentena, pero en algún momento la gente va a volver a salir, ¿cómo se controlará el virus cuando esto suceda?

Hay que ir flexibilizando de a poco y ver cómo se comporta la curva. Si la curva empieza a picar para arriba, tendremos que repensarlo; si no, nos quedamos tranquilos. La flexibilización de la cuarentena tendrá que hacerse de a poco, mirando mucho el número de casos, cuántas camas de terapia intensiva y salas de internación general se ocupan. Esto es muy dinámico. Será un proceso muy lento y habrá que mirar la realidad de la producción. Hoy el privilegio es la salud sobre la economía, pero en algún momento habrá que balancear, de alguna manera, el criterio.

  • Además, lo peor todavía no vino…

Nosotros empezamos el partido, estamos en los primeros minutos. Hemos tomado buenas medidas, hicimos una buena defensa, que es una cuarentena amplia y restrictiva, de varias semanas, y el número de casos va en ascenso, pero es una curva suave, no empinada como ocurrió en España, Italia y Francia. Nos falta recorrer mucho, todavía tenemos un bajo número de infectados, y cuando la gente empiece a circular, los casos van a aumentar, inexorablemente. Tenemos por delante tres o cuatro meses –ojalá me equivoque y sean menos– con el virus entre nosotros.

  • Mucha gente pone esperanzas en la aparición de la vacuna. Usted sostiene que la pandemia se va a detener antes de que la vacuna llegue…

Estoy absolutamente seguro. Esta circulación con muchos casos a través del mundo, el escenario de pandemia, irá bajando. Probablemente siga habi[/su_list]endo casos de coronavirus COVID-19, pero con la magnitud de un virus estacional. Es lo que pienso. No creo que haya un rebrote significativo de tipo pandemia el año que viene. En el hemisferio norte, cuando llegue el verano, disminuirá su circulación y su transmisibilidad. Y en el hemisferio sur, donde lo vamos a estar padeciendo en invierno, espero que las medidas que tomemos, en parte aprendidas de lo que pasó en el norte, hagan que tengamos una curva de ascenso suave. Que el pico no sea tan alto ni tan sostenido en el tiempo. 

  • Habló en un momento de “abolición natural del virus”. ¿Qué vendría a ser?

Que hay un grupo de personas que, sin tener síntomas, recibieron el virus y fabricaron sus mecanismos de defensa, los llamados anticuerpos, y ya no van a padecer el virus. En la medida en que la infección sin síntomas vaya aumentando, este virus –que necesita pasar de un enfermo a un sano– ya no tendrá sanos susceptibles donde penetrar. Es el principio de toda pandemia, todas funcionan igual: llega un momento dado en el que el virus deja de circular porque ha perdido población susceptible a la que contagiar.

ESPÍRITU DE SERVICIO

En la pandemia de gripe AH1N1, en 2009, el doctor Eduardo López integró el grupo asesor del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La labor realizada fue tan buena que el reconocimiento internacional no tardó en llegar, y expertos de otros países vinieron a la Argentina a interiorizarse sobre el modo en el que se manejó la pandemia.

  • ¿Qué le provoca el hecho de participar en algo que afecta la vida de tantas personas?

Es la posibilidad de servir y poder dar una opinión en un grupo de expertos. Uno puede generar medidas que no siempre son perfectas, porque hay que decirlo: en toda pandemia la ciencia aprende todos los días, así que las medidas pueden no ser perfectas. Pero estamos tratando de dar ideas, y eso realmente es reconfortante.