Nati Jota:
“Construí un personaje igual a mí”

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Millones de seguidores ven sus publicaciones digitales cada día. Con frescura y desparpajo, capta el sentir de una generación que pasa buena parte del día en las redes sociales. Se define como miedosa e insegura, pero no para de ir al frente.

Por Juan Martínez
Foto Patricio Pérez

A los 14 años, un blog fue el primer espacio virtual donde Natalia Jersonsky volcó contenido propio. Luego abrió un fotolog y, en septiembre de 2009, a los 15, llegó el usuario @natijota a Twitter, donde hoy tiene más de 890.000 seguidores. En Instagram, mientras tanto, la cifra ya supera la cantidad de 1.200.000.
De entrada, marcó la cancha con una notable capacidad para capturar situaciones cotidianas y conectar con gente que se identificaba instantáneamente. Diez años después, ese desparpajo la tiene como una de las principales influencers (“Término que me causa risa”, confiesa) del país. De ahí, saltó a la tele: es parte de ESPN Redes, programa al que llegó en 2014 como invitada ocasional, luego creció como notera estrella, y hoy es una de las conductoras del ciclo.
“Comencé a estudiar Periodismo porque me gustaba escribir, no imaginaba trabajar en tele. En Twitter empezó a seguirme mucha gente, incluyendo a famosos, y pensaba que algo iba a salir de ahí, aunque no sabía qué. Cuando me llamaron para trabajar en ESPN, pensé ‘Bueno, junto una platita para irme a Gesell a fin de año con mis amigas’; no creí que arrancaba una carrera”, cuenta Nati. Además de llevar ya cinco años en el canal deportivo (donde cubrió, entre otras cosas, Juegos Olímpicos, un Mundial de Fútbol y una final de la Champions League), fue movilera en el ciclo ¿En qué mano está?, de Telefé, lo que le permitió llegar a un público diferente del que habitualmente la sigue.
El contador de tiempo en pantalla de su celular indica que pasa entre siete y ocho horas diarias usándolo. ¿Trabajo o placer? Ambas: “Cuando en la mesa mi mamá me dice que deje el celular, le respondo ‘Estoy trabajando’. Hago chistes con eso. Cuando estoy grabando un video, sí siento que es un laburo, pero después es un poco placer. Soy de una generación que tiene el celular como hobby: todos usamos Instagram y las redes de un modo orgánico, por eso no es impostado cuando lo hago. Un político, quizás, tiene que usar Instagram y no sabe cómo llegar a la gente, y es muy forzado, se nota”, analiza.
Lo más evidente de su carácter y de su trabajo es esa frescura que le permite bromear de forma casi permanente, con un tono a la vez irreverente e inocente que logra derribar la coraza del entrevistado de turno y funciona como el entretenimiento actual: imposible dejar de verlo, imposible no reírse y muy fácil de ser reemplazado por el siguiente gag. Una máquina de generar contenido que pega, impacta, hace lo suyo y deja paso a lo que viene.
En medio de todo esto, Nati sigue buscando terrenos donde desarrollar sus ganas de escribir: “No soy solo una mina que se ríe y habla giladas. Eso me encanta, pero también siento y puedo escribir sobre eso”, cuenta. Hace un par de años, sacó su primer libro, No sos vos, es él, que vendió más de 5000 ejemplares. Ahora tiene intenciones de usar sus redes como taller literario para compartir textos que escribe siempre desde la primera persona: “Es algo de lo que, de alguna manera, nunca puedo salir. Sé que me funciona también. Siempre me pasa que para contar algo tengo que haberlo vivido. Debo recurrir a mi experiencia, porque creo que lo que escribo tiene el valor agregado del detalle y la identificación. Eso es lo especial de lo que hago. Siempre estoy atravesada yo, y creo que sé leer bien mis emociones. Construí un personaje igual a mí, soy así, y por eso no siento que sea un trabajo la mayoría del tiempo”, asegura.
Surfeando olas de seguidores, entre los que se cuelan los infaltables haters (“Estoy más curtida que al principio, pero me sigue doliendo cuando me bardean”, confiesa), Nati se recicla y se mantiene como una de las voces de su generación, siempre con la premisa de armar contenido que a ella misma le gustaría ver. Hace equilibrio entre sus temores y la exposición permanente: “Soy muy miedosa e insegura, pero no dejo que eso me gane. Me gustan la escritura, la tele, la radio, las redes. Todo. Quiero estar en todos lados para tratar de conquistar el mundo como Pinky y Cerebro”, se planta.