Jacqueline Golbert

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Jacqueline Golbert no podía esperar su momento de descanso, ni siquiera sentarse, para escribir las escenas que el restaurante donde era empleada le regalaba para su nuevo libro. “Observaba y transcribía lo que veía, lo que escuchaba o sentía. Me agarró ese ímpetu de documentarlo todo, como si fuera una cámara”, recuerda la autora de No me importa que me ames. 

Su segunda novela transcurre en un ámbito laboral, porque es un escenario que le interesa como fuente para sus narraciones. “Me interesan las historias de vida, las personas tratando de sobrevivir y lo que aparece sorpresivamente, el extrañamiento en un espacio que parece rutinario”, dice quien también es periodista y poeta. Cuenta que trabaja desde los 17 años en múltiples y diferentes rubros, como en una inmobiliaria o cuidando personas mayores. Es que aún no puede vivir de la literatura, un tema que plantea en su reciente libro.

Conoció la escritura de chica, primero al plasmar sus pensamientos en un diario íntimo y luego al detectar el placer que le generaba transcribir conversaciones ajenas. “Mi mamá trabajaba en un quiosco, entonces me crie ahí. Todo el tiempo entraban personas y yo escribía lo que decían desordenadamente, después lo leía y me mataba de risa”, revela. 

  • ¿Un libro que recomiendes? 

Una novelita lumpen, de Roberto Bolaño.

NO ME IMPORTA QUE ME AMES

A través de su día a día, la joven protagonista narra con soltura y humor la precariedad laboral y la tensión de los vínculos en un restaurante porteño.

224 págs.

Ediciones B