Pía Rey: El diseño como enlace

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La estilista y ahora comunicadora desarrolló su pluma en los portales de Vogue de Italia y México, donde amplifica el talento latinoamericano y concientiza sobre el diseño y la moda sustentable.

Foto Pato Pérez

Tal como cuando estudiaba Diseño de Indumentaria y Textil en la Universidad de Buenos Aires, Pía tiene una caja de herramientas vasta y colmada de la que elige su instrumento dependiendo la tarea que tiene que realizar. Un día puede ser la creatividad al servicio del estilismo, profesión que comenzó en paralelo con el estudio de la mano de Carolina Urresti, con quien dio sus primeros pasos laborales. Puede ser en producción de moda, armando las portadas de revistas nacionales como Ohlalá o Brando. Puede ser la estilista de campañas de moda como Kostüme o Ricagno, o hacer el diseño de vestuario para publicidades. Pero la herramienta que Pía más usa hoy es la de la conversación, la reflexión y el intelecto al servicio de la moda sustentable. 

Hace cuatro años que Rey empezó a colaborar con Vogue Italia desde Buenos Aires, donde reseña el diseño latinoamericano y emergente, que da a conocer y posiciona con gran éxito, como sucedió con Romina Cardillo (de Nous Etudions) cuando, después de la nota que Pía hizo en 2017 de su colección, Cardillo se abrió camino en el mercado europeo entre premios, presentaciones en Pitti Uomo y órdenes de compra. “Soy bastante inquieta y nunca me imaginé trabajando en relación de dependencia en un lugar fijo. Necesito ir cambiando y viendo hacia dónde voy”, dice desde el otro lado de la videollamada, un sábado de mayo por la mañana. Ese cambio de piel constante la llevó también a ser parte de la redacción digital de Vogue México, donde se especializa en sustentabilidad, y a la par desarrolló Proyecto Imán, un servicio de consultoría para iniciativas de diseño emergente, que lleva adelante junto a las diseñadoras Cardillo y Lucía Chain. 

  • ¿Cómo empezó tu carrera como comunicadora en Vogue Italia?

Cuando Sara Maino –la editora de Vogue Talents– armó la cuenta de Instagram a fines de 2016, tenía publicado su mail y le escribí muy insistentemente que quería redactar acerca del talento de los diseñadores locales. Al poco tiempo venía una nueva edición de la Semana de la Moda local y, una vez que me contestó, le armé una presentación con los creadores que iban a mostrar sus colecciones; y ahí se abrió una puerta para hablar de la Argentina en el mundo. Además, me empezó a preguntar por otros diseñadores latinoamericanos y empecé a investigar y comunicar qué estaba sucediendo a nivel regional. Sara es una mujer supergenerosa que me permite crecer y desarrollar las problemáticas que tenemos acá desde una plataforma increíble como es Vogue, que luego me abrió la posibilidad de expandirme hacia Vogue México para seguir hablando de lo local desde la sustentabilidad. Me alegra mucho ser el canal de los diseñadores locales con Europa, que luego se sostienen en ese mercado con sus propios medios y un trabajo arduo. 

  • ¿Cuál es tu visión de la sustentabilidad en América Latina?

Lo primordial es distinguir las realidades entre Latinoamérica y Europa, pero después también discriminar que no es lo mismo ser un diseñador en potencias como México o Brasil, donde las industrias son las más grandes y desarrolladas, pero a la vez es difícil ser sustentable, a diferencia de países más chicos como Argentina, Perú o Chile. Al no tener una industria, hay un acceso muy limitado a los recursos y sí o sí tenés que producir localmente con contacto directo de costureros y artesanos, y sin intermediarios, lo que permite mantener la trazabilidad y tener políticas de comercio justo. Por lo tanto, la falta de recursos es un recurso en sí mismo, porque los diseñadores agregan valor y se vuelven resilientes. Por otro lado, no hay tal cosa como una industrialización de la sustentabilidad, entonces hoy es una industria de lujo porque no es accesible a todo el mundo. 

  • ¿Cuán difícil es hacer diseño sostenible en la Argentina?

Creo que es posible, y hay varios ejemplos que nos lo demuestran y encontraron su propia fórmula. Claro que requiere un montón de esfuerzo, pero considero que es más fácil iniciar un proyecto sustentable en Latinoamérica que en Europa. Allá tenés tanta competencia, tanta oferta de procesos industriales, textiles, tejidos y máquinas que el contacto humano se empieza a perder. Además, por la falta de industria, nadie consigue algodón orgánico, por ejemplo; entonces si lo querés usar, tenés que importarlo con huella de carbono o recurrir a una sola cooperativa del norte argentino que usan todos. El desafío local es que los diseñadores puedan tener negocios sustentables mientras sean empresas chicas y pueden controlar su escala de trabajo y producción, pero una vez que quieren crecer y empiezan a recibir pedidos de todo el mundo se les complica cumplir con la producción y sostener sus valores iniciales. 

  • ¿Estamos en una época de concientización genuina de las marcas o frente a puras estrategias de greenwashing? 

Zara es un claro ejemplo de esto con su línea Join Life, en la que usan cierto porcentaje de algodón y poliéster reciclado, pero para mí es cuestionable, porque si tu línea de producción masiva no es sustentable, esto no es coherente y se transforma más en una estrategia de marketing para lavar tu imagen porque la sustentabilidad ahora está de moda. Creo que hace falta educación por parte de los consumidores y productores, pero también una comunicación transparente.  

CREATIVIDAD MAGNÉTICA 

Entre la vida familiar y sus trabajos individuales, Pía Rey se hace el tiempo para aplicar todo su conocimiento y, tal como predica en la moda, hacer que su expertise circule. Sumado a sus trabajos individuales y casi como una sesión de terapia grupal, Rey empezó a gestar Proyecto Imán junto a las diseñadoras veganas Lucía Chain y Romina Cardillo, un espacio de consultoría para marcas incipientes o diseñadores recién graduados que quieran emprender en el universo de la sustentabilidad. Chain y Cardillo son las capitanas al mando del acompañamiento del armado de colección, búsqueda de texturas, tipologías e identidad desde la morfología, mientras que Rey asesora desde la comunicación, para que los diseñadores comprendan qué es lo que hace que un diseño termine siendo atractivo y se destaque entre otros.