LOS TEKIS: “El carnaval es eterno”

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En octubre pasado presentaron Opuestos en el Luna Park, show con el que están girando por todo el país. El mes que viene se vestirán de anfitriones cuando en San Salvador de Jujuy se dispongan a desenterrar el carnaval, la ceremonia más esperada del año.

Por: Marité Iturriza
Fotos: Patricio Pérez

Faltan diez minutos para las once de la mañana. El micro de Los Tekis baja de la ruta que une Córdoba con Ascochinga justo a la altura de Salsipuedes, enfila hacia la entrada del hotel y estaciona despaciosamente. El sol pega casi perpendicular sobre el asfalto y solo da tregua debajo de los árboles. Como en cámara lenta, irán bajando uno a uno los 20 integrantes del equipo que asiste al grupo jujeño que transformó el carnaval en una celebración continua. Uno de ellos, Sebastián López –primera voz–, se sumará más tarde en un vuelo demorado desde Buenos Aires. Cuando terminen la entrevista, las fotos, el almuerzo y las canciones –que no dejarán de sonar todo ese tiempo– se subirán de nuevo al interminable colectivo blanco rumbo al sur de la provincia. A la noche, en Sampacho, a 300 kilómetros de allí, los estará esperando su público. Con ellos viajan sus canciones, las letras, los rituales, las luces, el vestuario, los sonidos que hacen que su música suene exactamente a ellos. Para lograrlo, trabajaron mucho durante estos últimos 25 años.

Sebastián López, Juanjo Pestoni y Mauro Coletti ya se juntaban a tocar en San Salvador de Jujuy. De chicos, iban a la Peluquería de los Hermanos Chañi (músicos y peluqueros), una verdadera escuela de música no solo para ellos, sino para numerosos solistas y grupos que frecuentaban el lugar y que luego lograron proyectarse, como Luna Jujeña o los Inty Huayra. Debutaron oficialmente en 1991, en el Festival de la Serenata a Cafayate, donde resultaron ganadores de la Preserenata, pero fue en el 95 cuando subieron a la escena nacional al recibir el premio Consagración en el Festival de Cosquín. Ese año grabaron su primer disco y, poco después, con la incorporación de Walter Sader y Pucho Ponce, ingresaron en una nueva etapa.
Ahora, entre mate y mate, la historia del grupo y sus visiones van tomando forma.

  • En estos años, ustedes construyeron una identidad muy fuerte ligada a Jujuy, la Pachamama y el carnaval. ¿En qué se diferencia la celebración jujeña de las del resto del país?

Mauro Coletti: La diferencia más grande tiene que ver con el ciclo agrícola, que empieza en agosto con la Pachamama, el mes donde uno le agradece a la tierra, le pide, le hace una ofrenda, y termina en carnaval, cuando uno celebra la cosecha. Por eso muchas comparsas van con las plantas de maíz. Y después toda la parte de la festividad, donde uno saca el diablito bueno, lo divierte durante tres días y después lo vuelve a enterrar. Creo que lo más significativo es que uno es parte del carnaval. No va a presenciar un espectáculo. Somos todos parte, y mucha gente se prepara durante todo el año para abrir las puertas de sus casas y ofrecer lo mejor que tiene.
Walter Sader: Somos Jujuy. Y Jujuy es Pachamama y carnaval. Siempre lo hemos difundido, porque es un hecho único, diferente a todos. Y dentro de esa fiesta, hicimos un evento que empezó siendo “La Peña de Los Tekis”, pero el carnaval sigue todo el día, la peña es parte de todo lo que pasa.

  • Desde el comienzo impulsaron su peña. ¿Por qué eligieron ese formato?

Juanjo Pestoni: La verdad es que nosotros queríamos estar en carnaval… [risas].
Mauro: Era la época en que Norberto Baccon era nuestro representante. El verano es la fecha más fuerte del folklore, teníamos que ir a tocar a los festivales, pero nos perdíamos de disfrutar el carnaval desde adentro. Nosotros tenemos nuestra propia comparsa, nos disfrazamos de diablo, desenterramos el carnaval, hacemos la invitación a la tarde, recibimos a la gente, compartimos, y todo eso lo perdíamos. Así que la peña empezó como un pretexto para poder mantener la estructura. Y empezó en Humahuaca en un restaurante para 200 personas. Después fuimos a Tilcara, y desde hace tres años lo estamos haciendo en San Salvador. Fue creciendo de una manera abismal.

  • ¿La peña los encontró siendo estudiantes en Córdoba?

Juanjo: Sí, el pretexto fue estudiar, pero ya sabíamos que queríamos hacer música. Yo empecé la facultad, los chicos estaban terminando el secundario [por Sebastián y Mauro], sin embargo, en nuestra cabeza siempre estuvo la música. Ahí conocimos a Walter y a Pucho, que son cordobeses, y empezamos a estudiar música con profes particulares.
Mauro: Íbamos a todas las peñas, y es algo que nos sigue nutriendo.
Juanjo: Están dentro de nuestro ADN.
Walter: Sí, con Vamos a Andar [el grupo que formó junto a Omar Gómez en el 82] salíamos a las peñas; también estaba el Dúo Coplanacu. De hecho, Rally [Barrionuevo] salió de la peña de los Copla. Las peñas siguen siendo un faro.
Mauro: Es la previa. Después de las peñas viene el festival.

  • ¿Quiénes fueron sus referentes musicales?

Juanjo: Nuestros referentes tienen que ver con la música andina, grupos como Markama, y más para el lado de Bolivia también; en Jujuy, Los Changos del Huaico, por ejemplo.
Mauro: Con la entrada de Pucho y Walter en el 95, creo que se terminan de redondear Los Tekis. De venir de una raíz folklórica muy arraigada que tiene que ver con lo andino, ellos con sus diferentes experiencias musicales, terminan de redondear lo que somos ahora.
Pucho Ponce: Hasta ese momento, era un grupo solamente instrumental. A partir de nuestra entrada, cuando comenzamos con las tratativas de grabar un disco, nos empezamos a diferenciar de los grupos puramente instrumentales. Ahí es donde casi sin querer designamos a Sebastián como cantante.

  • ¿Vos venías de otras experiencias?

Pucho: Había hecho un poco de todo [risas], pero esos últimos años había estado viviendo en Italia. La última experiencia había sido a través de la música centroamericana, un poco de salsa, música folklórica de Colombia, Venezuela, Nicaragua.

  • No le tuvieron miedo a la mixtura de géneros…

Juanjo: Es que tiene que ver también con nuestra edad, con lo que escuchábamos. Yo creo que cuando llegaron Pucho y Walter, nos hicieron conocer otro tipo de música. Pero fundamentalmente lo que cada uno escucha y después vuelca en un ensayo, los referentes particulares de cada uno, son los que cuentan a la hora de buscar un horizonte musical. Y en los 90, nosotros éramos fanáticos del rock…
Walter: Pero no era una cuestión de género musical, sino de sonido. Nosotros siempre hicimos una búsqueda con respecto al sonido, no respecto al género. Sabíamos lo que queríamos hacer, pero no cómo queríamos sonar. Entonces, la búsqueda siempre fue por el sonido. El género lo teníamos claro, hacemos música andina. Siempre fue aportarle sonido al género, pero otro sonido…, por ahí un poco más latino, más roquero… Cuando lo logramos, dijimos “Ya está”.
Mauro: La música es una sola. En la Peluquería de los Hermanos Chañi, donde aprendimos a tocar, enseñaban gratis a todos los chicos. Era el lugar de encuentro de músicos de folklore, tango, música tropical… Nos criamos entendiendo que la música era una sola. Hoy estamos muy contentos de que en festivales te encuentres con alguien que canta tangos, otro que hace rock y otro folklore. En eso, creo que hemos tirado puentes.

  • ¿Cómo es el proceso de creación?

Walter: Individual. Sebastián es el que más compone, después el proceso colectivo se da en el ensayo, en la producción y en lo que va a quedar del tema. Por eso siempre la composición es más personal, más íntima, de Seba o de quien componga, Mauro en su momento, Juanjo, yo… Nosotros supimos adquirir un concepto que va más allá del disco o la canción, que es el de show. Pensamos en el show desde que partimos del tema. Eso nos obliga a usar mucho más la imaginación, a pensar el video adentro del disco y eso adentro del show.

  • ¿En qué momento se dieron cuenta de esa necesidad?

Mauro: Fue un proceso, pero creo que mucho tuvieron que ver Pancho Sarmiento [histórico jefe técnico del Teatro San Martín, en Córdoba] y Rafael Reyeros [pintor, escultor, escenógrafo]. En Cosquín fue donde montamos un show realmente guionado, pensado, cuidando todos los detalles. Ahí empezamos no solamente a despegarnos del sonido de otros grupos que estaban en la misma línea –como Markama o Los Kjarkas–, sino a ver la cuestión estética, el vestuario, a tematizar el espectáculo. Que todo tuviera que ver, desde el arte hasta cómo tiene que estar ploteado el colectivo.
Juanjo: Cuando uno empieza a pensar, comienza a pensar en el último destinatario de ese pensamiento, que es el show siempre.

  • En plena era digital, hay un auge de los shows en vivo…

Juanjo: Aparece como contradictorio, porque hoy la gente, nosotros mismos, estamos buscando eso que se llama vivir una experiencia más allá de la tecnología.
Mauro: Lo que pasa es que hay que crear momentos y situaciones, que la gente tenga la necesidad de ir a presenciarlos.
Walter: Es muy particular el folklore, la gente quiere conocer. Vos escuchás a Los Copla y decís “Quiero ir a la peña, quiero conocer Santiago”. El folklore te lleva al lugar del origen. Un grupo de rock o el tango te sugieren una ciudad, que es Buenos Aires. La música popular tiene eso: te da ganas de conocer el origen.
Mauro: La gente necesita vivir historias. Quiere que alguien le cuente y sentirse parte. No es solamente subir al escenario y mostrar lo bien o mal que tocás.
Juanjo: Cuando las cosas son genuinas, se produce eso. A nosotros nos sorprende ir a Buenos Aires y que la gente haga la Pachamama. Empezó a tomar conciencia de lo que es la tierra, hay una mirada hacia la naturaleza, a cuidar nuestros recursos.

“Nosotros supimos adquirir un concepto que va más allá del disco o la canción, que es el concepto de show”.

  • Hoy son una pyme con 30 empleados. ¿Cómo manejan sus roles?

Juanjo: Todos los grupos necesitan encuadrarse en algún sentido para poder trabajar. Nosotros tenemos una persona que se encarga de la administración. Antes, ese papel lo cumplían los representantes.
Walter: En realidad, hacemos las veces de un directorio, y todo el equipo se mueve en función de lo que nosotros proponemos, y cuando nos deliramos un poco, nos dicen: “No. Te pasaste un par de pueblos…” [risas].
Juanjo: Tenemos distribuidos los roles: Seba en la parte musical; Mauro en la visual, estética, del show, las pantallas; Pucho prepara los viajes, se encarga de que tengamos todo; con Walter nos dedicamos más a la producción y lo administrativo.
Pucho: Pero todos decidimos todo.

  • ¿A todos los shows van siempre con los mismos recursos?

Mauro: A todos igual. Eso creo que fue una decisión acertada de hace casi diez años. Porque nosotros dábamos shows como el que hicimos con Pancho Sarmiento en Cosquín, que veía todo el país por televisión, y después llegábamos a Añatuya y la gente estaba esperando también a los bailarines, la ropa… Entonces, a partir de ahí, decidimos ir a todos lados con el mismo espectáculo, el mismo tiempo, todo.
Walter: Y llevamos todo nosotros, por eso la estructura es tan grande.

  • ¿Son de los que redoblan la apuesta en épocas de crisis?

Juanjo: Sí, siempre.
Mauro: Creo que es el momento en que hay que tener esperanza. Siempre hemos sido de tirar buena onda, energía positiva. No queda otra que ir para adelante.
Walter: Siempre, cuando hubo crisis, nos pusimos más las pilas, porque sabemos que a la gente también le cuesta más.
Juanjo: Inconscientemente, hemos encontrado la oportunidad en la crisis.
Mauro: Y le agradecemos a la gente.

  • ¿Con qué cosas no transarían nunca como músicos?

Walter: Nunca nos pusimos límites.
Mauro: Al ser grupo, hay mucha amplitud. Después, cada uno tiene su perfil.
Walter: Somos diferentes, pensamos diferente y hemos hecho de esa diversidad interna un valor. Tuvimos que encontrar esa vuelta y darnos cuenta de que somos un grupo de laburo. A nosotros nos contratan y vamos a trabajar, sea la campaña de quien sea. Hay grupos que toman una decisión en un sentido porque piensan igual todos. Nosotros hemos crecido en la diversidad. Y tenemos muy claro que contamos con una estructura muy grande que debemos bancar y que tenemos que salir a laburar.
Pucho: Hemos aprendido a convivir, a conciliar todo en un solo proyecto, y eso es muy importante.
Juanjo: Cada uno encontró el punto en común en la identidad positiva.

  • ¿Qué le pedirían hoy a la Pachamama?

Mauro: Agradecerle lo que tenemos cotidianamente.
Juanjo: Cada vez que me arrodillo con mi familia, le pido que me enseñe a ser mejor persona, a crecer, y por ahí la tierra te enseña muchas cosas, y agradezco.
Pucho: Fundamentalmente, agradecer cada mañana estar con las personas que uno quiere.
Walter: Cuando te arrodillás frente a la tierra es como un agradecimiento y a veces, también, como un pedido de igualdad. Me gustaría que todos pudieran tener lo mismo, es algo que me planteo para el mundo que viene.

  • Carnaval es sinónimo de…

Juanjo: Compartir la alegría.
Mauro: De abrir las puertas de la casa; en nuestro caso, de la peña, que es nuestra casa, somos anfitriones. Como decía Walter, Los Tekis son una consecuencia dentro de lo que pasa en el carnaval. El carnaval es eterno, con peña, sin peña, de generación en generación. Nosotros lo único que hemos hecho es dar a conocer eso para que la gente lo viva y entienda el porqué.

SOBRE CUATRO RUEDAS

“Arriba del micro somos una gran familia”, dice Walter Sader cuando habla del equipo, de sus compañeros de ruta, de quienes los acompañan y asisten todos los días, especialmente cuando están de gira. El verano es tiempo de festivales y son muchas las anécdotas acumuladas. Una de ellas sucedió volviendo de Río Negro rumbo a Cosquín. En medio de la ruta se les pinchó un neumático y no llevaban auxilio. La suerte quiso que justo pasaran por allí Los Nocheros, quienes, entre broma y broma, les solucionaron el problema. Todavía hoy se sigue reproduciendo el video que ambos grupos compartieron con mucho humor en las redes. Gajes del oficio.

Agradecemos a Orfeo Suites Salsipuedes (www.orfeosuites.com.ar) por su colaboración en esta nota.