Soledad Villamil: “Me involucro en proyectos en los que creo”

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Es una de las actrices más bellas y talentosas del país, y logró también ser reconocida como una cantante exquisita. Una dualidad que, más que dividirla, la multiplica. Desde la intimidad de su casa, donde transcurre su vida durante la pandemia, gesta nuevas maneras de contar y cantar historias.

Fotos Nicolás Pérez

Era marzo, hacía calor y la gente sentada en los bares comentaba lo que veía en la tele, eso que estaba pasando en Europa y en China, tan lejos, casi en otro mundo. Personas acomodadas en los balcones de sus casas, cantando con los vecinos y añorando una vida de encuentros y abrazos. Por primera vez, que la Argentina estuviera casi en los confines del mundo parecía que iba a mantenernos a salvo y seguíamos programando salidas, cenas y recitales. Como muchos, Soledad Villamil esperaba con ansias el estreno de Corazón loco el 19 de marzo, una de las grandes apuestas del cine argentino para este año, una comedia donde trabajó con Adrián Suar y Gabriela Toscano. Pero pocos días antes del estreno, los planes de todos cambiaron y quedamos suspendidos en un presente atemporal en el que nada volvió a ser como era. Corazón loco no llegará a los cines, sin embargo, podrá verse a partir del 9 de septiembre desde el sillón o la cama, cuando llegue a la pantalla de Netflix. 

Mientras tanto, con la vida social en stand by, comienzan a gestarse nuevas maneras de contar y cantar historias. Y como en tantos hogares, eso también sucede en la casa de Florida, en la zona norte del Gran Buenos Aires, donde Soledad comparte su vida con el actor y director Federico Olivera, su pareja hace dos décadas, y sus hijas Violeta y Clara. 

  • ¿Cómo llevás la cuarentena?

Difícil reducirlo a una sola sensación, siento que hay algo muy angustiante en todo lo que vivimos, pero por otro lado, en lo que tiene que ver con la salud y mi familia, estamos bien. A veces pienso que tenemos salud y una casa cómoda, y es un montón, más no se puede pedir, después todo lo demás son angustias por la situación en general, por el futuro que aparece tan amenazante, por mi trabajo, por mi fuente de ingresos, todo eso es muy preocupante, pero también se trata de aprender, no sé bien qué, pero que sirva para algo. En un punto, la inestabilidad es un poco parte de mi profesión. No a este nivel, pero el músculo está un poco más entrenado. 

  • ¿Y cómo te pegan estos cambios en la forma de trabajar o en la manera de consumir arte?

Me impacta el cambio de paradigma, con la cuarentena me pasa que la cabeza entiende algo que el corazón tarda más, me parece perfecto que se haya postergado el estreno de Corazón loco, pero es rarísimo pensar que las películas durante un tiempo no vayan a pasar por el cine. Yo sigo creyendo en la mística de ir al cine, pero entiendo que lo que hacemos tiene que circular, hay que compartirlo, para qué las vas a guardar. Me siento todo el tiempo haciendo ese ejercicio de que mi corazón entienda qué está pasando.

  • ¿Y el encierro te pesa o sos de quedarte en tu casa? 

Soy muy casera, me gusta cocinar, la vida puertas adentro, ahora la sensación de obligación me crispa un poco, pero en general soy de estar mucho en casa. Tengo acá espacios de trabajo, lugares para ensayar, para escribir, para grabar, hay algo de eso que ya estaba montado así hace bastante, porque Federico también trabaja acá, es actor, director, y nuestro trabajo es así: podemos estar filmando doce horas afuera por unos meses o pasar mucho tiempo acá, así que la casa está preparada.

  • ¿Y este tiempo pudieron usarlo para componer o escribir? 

Sí, algo viene dando vueltas, es raro porque tenés muchas horas libres, pero el tiempo pasa rapidísimo, siento que me resulta más fácil concentrarme en cosas manuales, me puse a hacer unas cortinas para mi cuarto, por ejemplo, a veces me puedo concentrar más en eso que en escribir, leer o componer. Ahora que pasó tanto tiempo, creo que uno va viviendo sus distintas fases de cuarentena.  

  • ¿Se encuentran trabajando en algún proyecto juntos o cada uno por separado?

Por separado y a veces juntos, tocamos, escribimos, estamos armando algún material, empezando a vislumbrar la posibilidad de hacer cosas por streaming, que al principio me parecían un delirio y ahora digo “Bueno, puede ser”. Hay que encontrar otros canales de comunicación con el público y poder seguir produciendo, porque es nuestro laburo y hay un tema económico, pero también porque es una de nuestras razones de ser.

En estos tiempos de encierro, Soledad inauguró un espacio virtual en Instagram donde comparte recomendaciones de libros, música, películas y otras yerbas, con su mamá, coreógrafa y crítica de danza, Laura Falcoff; su hermana Camila, bailarina de tango; y Violeta, su hija mayor. Allí se divierten, charlan y comparten un poco de la intimidad familiar. 

  • ¿Los videos que hacés en Instagram con las mujeres de tu familia tuvieron que ver con esta necesidad de que algo circule?

Sí, fue un espacio que nació casualmente, se le ocurrió a mi hija Violeta después de una conversación, y ahí nos mandamos, está bueno y creo que es eso, hacer circular, las ganas de sociabilizar de otra manera. 

“Me impacta el cambio de paradigma, con la cuarentena me pasa que la cabeza entiende algo que el corazón tarda más”.  

  • ¿Cómo te sienta ser madre de dos adolescentes en estos tiempos tan revolucionarios para las mujeres?

Es espectacular, yo provengo de una familia de cabezas más abiertas, pero ellas vienen a encarnar una época donde todo eso que se venía cocinando de forma más aislada tomó una dimensión social mucho más amplia, y aparecen una claridad y una materialización mucho más concreta que se evidencian en el lenguaje, en las ideas, en las acciones, ¡en las leyes! Esto seguirá cocinándose, porque no termina acá ni está resuelto, pero las veo muy acordes a la época, a esta nueva fase del camino del feminismo, de la mujer, de encontrar una nueva manera de habitarse y de habitar el mundo. Aprendo mucho de ellas, las escucho bastante, creo que cada generación nace con sus resonadores, y ellas lo tienen. 

  • Parece que hubieras adquirido un ritmo personal donde podés dedicarte sin ansiedad ni apuro tanto a la música como a la actuación…

Desde hace bastante que al laburo le pesqué mi ritmo, algo que tiene que ver con encarar los proyectos de a uno, obviamente hay momentos más intensos que otros, pero hace unos años que puedo tomármelo con menos ansiedad. 

  • También parece haber mucho de autogestión, hay proyectos que llegan, pero vos también generás los propios.

Sí, en un momento le empecé a dar mucha bola a generar yo los proyectos, y lo musical fue un poco por ese lado, todo lo que hago con la música es autoproducido, con socios eventuales como un sello que me pueda editar un disco o alguien que me pueda producir algo, pero en definitiva proyectos propios. Cuando empecé a hacer teatro a finales de los años ochenta, principio de los noventa, me crie con el Parakultural y con maestros y compañeros que miraban mucho la actividad desde la autogestión. Tiene que ver con la personalidad, la propia historia, yo lo asocio bastante por un lado con algo medio familiar, mi vieja desde que yo me acuerdo generaba sus propios espectáculos. Siempre tuve esa imagen, no del actor que solo se sube al escenario o se pone delante de la cámara, sino también de lo que ocurre antes para que eso suceda. Cuando me llaman para trabajar como actriz me encanta, me identifica, pero se le ocurrió a otra persona, sale del imaginario de otro y yo pongo mi artesanía actoral a trabajar en función de esa idea, lo cual también está buenísimo, pero en el caso de proyecto propio se vuelve más personal. 

“Desde hace bastante que al laburo le pesqué mi ritmo, algo que tiene que ver con encarar los proyectos de a uno”.

  • ¿Cómo combinás la actuación y la música? Federico también ha participado de ambos mundos, ¿siempre trabajan juntos?

Tanto en las cosas que cada uno hace por su lado como en las que hacemos juntos, siempre hay un intercambio propio de la vida cotidiana que se da naturalmente, charlamos, nos pasamos cosas que escribimos y hay veces que nos asociamos más específicamente. En el último disco incluimos un DVD y Fede lo grabó, compusimos algunas canciones juntos y trabajé como actriz en una obra que él escribió y dirigió, siempre es una asociación por proyecto. 

  • Con El secreto de sus ojos tuviste un pico de exposición y popularidad muy alto en tu carrera, festivales, premios, alfombras rojas, un Óscar, ¿cómo fue ese momento?

Uno propone y Dios dispone, las carreras son un poco eso, lo que aparece y cómo uno reacciona. Ese fue un momento de mucha exposición y yo lo llevé como pude, algunos creen que lo podría haber aprovechado más, pero esto fue lo que me surgió, yo seguí manejándome con el mismo criterio con el que lo había hecho hasta ese momento, que es involucrarme en proyectos en los que creyera, que para mí estuvieran buenos por algún motivo, es de una gran subjetividad, difícil de explicar. Todo el proceso es muy intuitivo y depende mucho del momento. El secreto fue un punto muy alto, algo muy inusual siendo actriz y en la Argentina, fue muy excepcional. Me encantó, pero sigo buscando, de la misma manera, proyectos que me den alegría, satisfacción y ¡plata! 

  • ¿Se postergaron otros proyectos además del de Corazón loco?

Sí, varios, este año y el que viene venían con muchos proyectos. Tenía previsto un par de películas y una serie que debió reformularse, que trata sobre femicidios de la historia argentina. El personaje es una periodista que tenía una columna en un diario y que iba presentando estos casos capítulo a capítulo e hilvanando la historia. Hay algo de esta situación que hace difícil pensar qué va a pasar en el futuro, cómo van a volver el teatro o el cine. Es raro, se está discutiendo cómo se retomará el fútbol, pero no cómo se vuelve a las salas. 

CORAZÓN LOCO

El miércoles 9 de septiembre será el estreno de Corazón loco en la pantalla de Netflix. La película, dirigida por Marcos Carnevale y protagonizada por Adrián Suar, Soledad Villamil y Gabriela Toscano, cuenta la historia de un hombre enamorado de dos mujeres… que vive en pareja con ambas. Con este filme, Soledad Villamil vuelve a la comedia, un género que le divierte, y nada menos que de la mano de Adrián Suar, con quien ya había trabajado en The Host, la serie de FOX. “El año pasado en The Host éramos una pareja medio delirante y nos divertimos un montón haciéndola”, recuerda Soledad. “Ahí Adrián me dijo que tenía una película, siento que surgió de ese entendimiento y vínculo haciendo comedia, él es muy gracioso y creo que tanto Gaby [Toscano] como yo le aportamos algo a la peli que está bueno, cierta verosimilitud dentro del disparate que plantea la película que lo hace más divertido”, explica.