Carla Orsini: “No existen las maternidades ideales”

0
52

Uniendo su experiencia como mamá con su profesión de pediatra, se convirtió en una gurú de las redes sociales en temas de crianza. Acaba de lanzar su segundo libro para seguir derribando ideales.

Foto: Gentileza Pame Quirino

Una cuando está criando se siente muy sola. Por eso, el objetivo principal del libro es acompañar”, sostiene Carla Orsini. La pediatra se refiere a Maternidad real, que acaba de lanzar y es el sucesor de 100 preguntas y respuestas sobre crianza respetuosa. 

Antes de llevar sus consejos al papel y ser bestseller, compartía contenido sobre maternidad y crianza en redes sociales, con información y memes para tomarse algunas cosas con humor. “Cuando dejé de publicar con un lenguaje tan académico y formal, y empecé a mostrar contenido desde mi lado como madre, la repercusión en la gente fue muchísimo mayor, porque se sentía representada, visibilizada, sentía una compañía del otro lado”, cuenta esta mamá de cinco y un bebé en camino. 

Es que para Carla, la maternidad y su profesión van siempre juntas, se complementan, y sentirlas así, asegura, le brindó la valiosa herramienta de la empatía. “Cuando empecé la residencia de pediatría, ya había nacido mi hijo mayor, lo cual me hacía ponerme en el lugar de la otra persona, entender el sufrimiento, la ansiedad, esa preocupación cuando le pasa algo a un hijo; entender si, por ejemplo, una mamá no pudo traer a su hijo al turno porque se enfermó el hermanito, sin embargo yo veía colegas que las retaban sin entender que realmente no habían podido”, cuenta quien también trabaja en un Centro de Salud y Atención Comunitaria de la ciudad de Buenos Aires. 

  • ¿Por qué los libros acompañan?

No solo falta información, sino que el sistema de salud está en un quiebre por donde lo mires. Las consultas son cada vez más cortas, y todo está gestionado por una prepaga u obra social. Las personas no encuentran respuestas en los consultorios, porque no consiguen turno, porque el profesional de la salud no da lugar a consultas de crianza o no pregunta cómo se sienten, y solo se limita a pesar, medir e indicar una vacuna. Hay algunos que tienen el privilegio de contar con una red que los guía y está con ellos, pero hay otros que no, que se sienten solos. Cuando estoy escribiendo, yo me siento acompañada, y quienes leen me dicen que funciona como una compañía, reflejarse en los otros y no sentirte solo, en este caso en la maternidad y la crianza. 

  • ¿Qué es la maternidad real? 

Debería haberse llamado “maternidades reales”, porque no existe una única válida, hay un montón de maternidades para cada familia, para cada madre. Ponerle “real” al título fue para contrastar con ese ideal de maternidad que vemos en todos lados, una maternidad abnegada, sacrificada, que no llora, no se queja y puede hacer todo sola. No existen las maternidades ideales, existen las posibles, las reales.

  • ¿Por qué hablar de “crianza respetuosa”? 

El respeto es un bien en extinción. A nivel mundial, en la sociedad, el respeto, el amor, la empatía, valores que parecen tan esenciales, en realidad están en falta. Y la crianza no es la excepción, eso se perdió. No deberíamos definir a la crianza como respetuosa, deberíamos hablar solo de crianza, porque el hecho de criar tiene que estar asociado al respeto siempre. Y no solo de las infancias y adolescencias, sino de los cuidadores. Cuando hablamos de crianza respetuosa hablamos de un vínculo respetuoso.

  • ¿Con qué no debe confundirse la crianza respetuosa? 

Con el marketing que hay alrededor. Las redes sociales, si bien trajeron información al alcance, gratuita, libre, también trajeron confusión, vendiendo que hay cierto producto que no te puede faltar para criar con respeto. Así, ponen a la crianza respetuosa en un lugar ideal, donde la gente no puede llegar. Entonces, genera mucha culpa en quienes no pueden acceder o “ser perfectos” como nos obligan. Esto provoca ese sentimiento de no poder alcanzar ideales sociales, es decir, pasa lo mismo que no queremos sobre la maternidad ideal. 

  • ¿Cómo llegaste a la pediatría? 

A los tres años, me colaba en el consultorio de mi papá y mi abuelo, que también son pediatras, y agarraba a todos los bebés, los quería cargar a upa y abrazar. Luego, me empezaron a interesar cosas de la medicina y se fue dando de una forma muy natural. Desde chiquita me gustaron mucho las infancias, la inocencia, esa cosa ingenua y esa alegría que tienen siempre. Quizá tenés un mal día, sin embargo, entra un niño al consultorio, te habla o te da un dibujo y te cambia la mañana, el día tiene otro color. También me gusta acompañar a la familia, porque la pediatría no es solo atender al niño o la niña, es estar también con los cuidadores.

  • ¿Cómo te definirías como mamá? 

Soy la mamá que puedo. Soy muy cariñosa, atenta a los detalles, me gusta estar presente a la hora que llegan. Tengo cosas que podría mejorar, pero me acepto con esos defectos y ellos también lo hacen. Cuando me enojo por algo o si estoy muy cansada y la paciencia llega a un umbral, les pido perdón y ellos entienden que tienen una mamá humana. 

CAFÉ CON MUCHOS  

“Me gusta la lágrima, mucha leche y poquito café. Embarazada tomo menos, me cuido un poco. Mate no tomo y he tenido conflictos en las redes porque no me gusta”, confiesa. 

El más grande de sus hijos tiene quince años, el más chico, dos, y la que viene en camino llegará en febrero. “Siempre quise tener una familia numerosa, vengo de una así también, no conozco otra cosa, mi marido igual. Así que en las fiestas de fin de año, la mesa, además de muy larga, es muy ruidosa”, cuenta.