Alerta por la disminución de tiburones

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Las especies de mar abierto redujeron su población en más del 70 por ciento en los últimos 50 años, mientras las ONG emprenden acciones para su conservación. 

Desde la legendaria película Tiburón hasta la actual Megalodón 2, pasando por miles de otras menos conocidas, es difícil deshacer la imagen del animal aterrador que debe ser perseguido y eliminado a toda costa. El tiburón no genera la empatía que impulse un cambio para su conservación.

Pocos lo saben, pero estos predadores tope son el grupo de vertebrados más amenazados de los océanos. Según el informe “Medio siglo de declive global en los tiburones y las rayas oceánicos”, publicado en la revista Nature, las especies de tiburones de mar abierto disminuyeron más del 70 por ciento en los últimos 50 años, y la Argentina es uno de los puntos críticos identificados a nivel global. 

En nuestro mar hay unas 55 especies de tiburones, y el 61 por ciento de ellas se encuentran amenazadas de extinción, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Y los tiburones no son los únicos condrictios que están en peligro. Este grupo de peces cartilaginosos abarca también a las rayas y las quimeras, que habitan en todos los océanos, pero se ven especialmente en aguas tropicales poco profundas. Los tiburones y las rayas tienen un rol importante en la cadena trófica mediante sus controles predatorios, ayudando a mantener sanos los ecosistemas marinos. Son de crecimiento lento y reproducción tardía. De este grupo, un cuarto de las especies del mundo tiene un elevado riesgo de extinción y la mayoría son endémicas, es decir que si desaparecen de una región, estarán extintas en el mundo.

“En líneas generales, el grupo está mal. Son el grupo de vertebrados marinos más amenazado a nivel global”, asegura a Convivimos Juan Martín Cuevas, coordinador de Conservación de Rayas y Tiburones de Wildlife Conservation Society (WCS) Argentina. 

Los principales factores de esta disminución no son ni el cambio climático ni la contaminación, sino actividades humanas como la pesca comercial, deportiva o incidental.

Estas especies estarían disminuyendo a una tasa anual de entre el 27 y el 29 por ciento, según el informe de la Fundación Vida Silvestre (FVS) “Hacia una mayor protección de nuestros grandes tiburones costeros: la problemática de la pesca deportiva”. En los últimos 30 años, el escalandrún podría haber caído en un 90 por ciento, el cazón en un 80 por ciento, la bacota en un 70 por ciento y el gatopardo en un 60 por ciento. Son las especies más capturadas en pesquerías recreativas locales. 

PESCA DEPORTIVA

El escalandrún está “críticamente amenazado”, un escalón previo a la categoría de extinción, y corre con la desventaja de tener la menor tasa de fecundación y reproducción del grupo: deja dos crías cada dos años. 

“En la Argentina, un gran daño lo hizo la pesca deportiva en los 90 y los 2000, y en el caso de Uruguay y de Brasil fue la pesca artesanal. En Brasil la especie prácticamente ya no tiene una biomasa para poder ser pescada. Y en Uruguay una de las pocas pesquerías que queda es la de Punta del Diablo, que no está regulada”, precisa Cuevas.

“Dentro de la región, la Argentina tiene una situación de vanguardia con respecto a la pesca deportiva, porque en la provincia de Buenos Aires, gracias al reglamento del 2007, es obligatoria la devolución de los grandes tiburones costeros”, agrega. 

En las otras provincias la pesca deportiva todavía no está regulada. Al tratarse de especies migratorias, esto representa un problema: los cazones, por ejemplo, nadan hasta Puerto San Julián, en Santa Cruz, las bacotas hasta Río Negro y los gatopardos inclusive más al sur, pudiendo llegar hasta Tierra del Fuego. 

SIN FRONTERAS

A pesar de existir regulaciones, los investigadores consideran que no son suficientes y es necesario armonizar las legislaciones provinciales sobre la pesca deportiva, además de abordar el problema de forma conjunta entre diferentes países.

“A la mayoría de estas especies que habitan nuestro mar, nosotros las compartimos con Uruguay y con Brasil. Venimos desde 2020 traccionando acciones a escala regional entre los tres países. Estamos tratando también de subir la vara de protección internacional y apoyando la propuesta de Brasil y Panamá para, en la próxima Convención de Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), colocar en el apéndice 1 y el apéndice 2 al escalandrún”, explica Cuevas. La propuesta será votada en la Conferencia de las Partes de la CMS, conocida como COP14.

Desde 2009 la Argentina lleva adelante el Plan de Acción Nacional para la Conservación y el Manejo de Condrictios, que sigue los lineamientos de ONU en el marco del Plan Internacional de Acción para Tiburones.

En paralelo, desde 2010 se desarrolla el proyecto de ciencia ciudadana Conservar Tiburones en Argentina, del que forman parte pescadores deportivos de tiburones y biólogos de WCS Argentina, la Universidad Nacional de La Plata, el Museo Argentino de Ciencia Naturales y el Conicet, en el que se realiza el marcado de grandes tiburones costeros y se promueve su pesca con devolución mientras se genera información sobre patrones migratorios, crecimiento y dinámica poblacional. Así se registró, por ejemplo, la mayor migración de un tiburón bacota en el mundo, con 397 días en libertad y 2566 kilómetros recorridos hasta Espíritu Santo, Brasil. Ya se marcó, sin provocar daño, a 2136 tiburones de nueve especies diferentes. Para eso, se entrenó a más de 200 pescadores desde el Faro Querandí en Buenos Aires hasta Puerto San Julián. 

La iniciativa, reconocida por el Laboratorio de Aceleración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Ciencia de la Nación, incluye un intercambio permanente con los pescadores y coloca a nuestro país a la vanguardia en este tema.

“El hecho es que los tiburones tienen mucho más que temer de los humanos que los humanos de los tiburones”, asegura Luke Warwick, director del Programa de Tiburones y Rayas de WCS, y remarca: “Si no actuamos ahora para protegerlos, en las próximas décadas perderemos muchas especies de tiburones y rayas para siempre”. 

UN PEDIDO MUNDIAL 

Más de 40 ONG están pidiendo que en la próxima reunión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites) –de la que la Argentina forma parte–, se regule el comercio internacional de 19 especies de tiburones y las incluidas en sus diez géneros. “El año pasado se logró incorporar por primera vez a varias familias enteras, más de cien especies de tiburones”, cuenta Cuevas sobre esto que considera un hito, y luego alerta sobre la presión del lobby pesquero.