Celina Carzoglio: “Me gusta que la ropa perdure en el tiempo”

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La diseñadora cumplió un ciclo de casi 20 años al frente del diseño en marcas de indumentaria para emprender en su propio proyecto: una colección de pijamas de lujo, genderless y clásicos.

Por: Cata Greloni Pierri

Foto: Patricio Pérez

 

Celina Carzoglio ya pasó más de la mitad de su vida trabajando en moda. Desde muy chica supo que su camino estaría ligado a la ropa, y por eso a los 17 años se anotó en la Universidad de Buenos Aires y tocó –insistentemente– las puertas de las oficinas de Paula Cahen D´Anvers, donde aprendió todo: desde doblar remeras y vender ropa en un local hasta armar colecciones de más de 250 artículos y pensar la campaña nacional de la marca.

Hace seis meses, y después de casi veinte años, la diseñadora de 37 años decidió dejar de lado las empresas de diseño para lanzarse al vacío y desarrollar una marca que tiene un producto único, en varios talles y colores. Aún sin showroom ni local, Carzoglio viene agotando todos los modelos desde su inicio gracias al boca en boca y entrega los pijamas de lujo a domicilio, luego de una coordinación previa por correo para entender qué talle es el más adecuado para cada persona.
Los pijamas de lujo que llevan su apellido pueden verse en su cuenta de Instagram (@carzogliobuenosaires) en las campañas más originales y creativas. Los cocineros Francis Mallmann o Narda Lepes, el artista Alejo Musich, los diseñadores Horacio Gallo o Jessica Trosman, de entre casa, lucen sus Carzoglio. “Elijo personalidades que me representen creativamente y que tengan perfiles interesantes y se destaquen en su métier”, dice Celina desde el amplio sillón oscuro con vivos blancos que tiene en el living de su casa y combina a la perfección con su pijama de lino azul marino.

“Pasé toda mi carrera desarrollando marcas para otros

y llegó el momento de hacer la propia”.

¿Cómo surgió tu marca?

En 2014, mientras trabajaba para María Cher, empecé a desarrollar un pijama de dos piezas de camisa y pantalón. Es el clásico modelo de los años 40, con botones grandes de nácar, bolsillos y vivos a contratono. En Cher lo habíamos desarrollado, pero en molderías y telas, para que pudiera ser usado en la calle. Cuando me fui de allí para trabajar en Akiabara, surgió la idea de desarrollar una marca que hiciera únicamente este producto. Les comenté a los dueños de mi proyecto, pero no entendían bien cuál iba a ser el negocio. Si bien surgió como una respuesta al agotamiento mental que tenía hacia la industria de la ropa, siempre confié en el proyecto y le di para adelante. Me gusta pensar en mis prendas como un refugio para usar adentro de la casa y estar bien vestida.

¿Por qué decidiste independizarte?

Trabajé 18 años en marcas como Paula Cahen D´Anvers, Chocolate, Akiabara y Cher, y necesitaba un cambio en la forma de vida que estaba llevando. Me encanta manejar equipos, estar atrás de tres colecciones al mismo tiempo y vivir esa vorágine, pero no podía entender por qué estaba siempre tan cansada y estresada. Antes de renunciar me preguntaba por qué vivía angustiada si lo que estaba haciendo era ropa. No era el fin del mundo ni tampoco estaba salvando vidas… Pero no conseguía bajar un cambio. Es muy difícil trabajar en una industria como esta, con un alto nivel de exigencia, donde nunca nada alcanza y todo tiene que estar listo para ayer.

¿Cómo es el producto de Carzoglio?

Es verdaderamente impecable. Nos llevó mucho tiempo y trabajo lograr que las telas, la confección y el calce fueran los indicados. Los conceptos de perdurabilidad y sin género fueron claves en el desarrollo de la marca, que pudiera ser usado por cualquier cuerpo y a cualquier edad, y ahora sumé un modelo para niños. Es loco, porque siempre me aburro al toque de la ropa de tanto verla, pero este proyecto no me aburre.
Es un producto único en cinco talles. Puede ser en lino (en rojo, azul marino y blanco) o en poplin (en negro, azul, blanco y celeste).
Lo interesante de tener un solo producto es que siempre trabajás sobre lo mismo, y cada vez lo vas mejorando y puliendo más. El desafío era cómo iba a comunicar el producto sin aburrirme yo y sin aburrir al otro tan rápido. Al principio me daba miedo.

¿Cómo es tu clientela?

Muy amplia, por suerte. Hay una base muy importante de gente grande y sofisticada que tiene la costumbre y disfruta de irse a dormir con un buen pijama. También compran muchas personas jóvenes y cancheras que se los ponen, por ejemplo, para estar todo el fin de semana en la casa, que lo comparten e intercambian con su pareja, y, además, lo usan para salir a la calle.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Ahora estoy trabajando en el e-commerce y la página web, porque mis clientes me lo demandan. Además, en pleno asesoramiento de un proyecto de decoración espectacular que me divierte mucho y que se lanzará dentro de poco. Para el verano siguiente planeo ampliar la marca con una línea de ropa de buenos clásicos. El pijama quedará como un ícono de la marca y sumaré más artículos, porque extraño un montón el armado de una colección entera. Pasé años desarrollando marcas para otros y llegó el momento de probar cómo será la mía propia.

¿Qué estilo tendrá esta colección?

Principalmente me representará: será de día, casual y con una impronta fuerte de la ropa masculina, porque, a mi criterio, la feminidad pasa más por su actitud, sus ademanes y su naturalidad, no por la estética de las prendas. La idea es que sean tipologías clásicas, de gran uso y no de tendencias, porque me gusta que la ropa perdure en el tiempo.

TRABAJO COLABORATIVO

Sin un gran presupuesto, Celina comenzó su proyecto personal con todos sus ahorros –15.000 dólares– para el diseño de la marca, la compra de telas y avíos, el desarrollo de la moldería y la confección. Sin embargo, el tamaño acotado del emprendimiento no afectó al desarrollo de su comunicación, que es clave para la marca, por su carácter de difusión de boca en boca. Con una estética muy cuidada, en cada campaña Carzoglio cuenta con un gran capital social donde vincula a los mejores fotógrafos de moda con modelos reales o influencers a través de sus pijamas y sus universos poéticos. En su Instagram pueden verse retratados músicos como Ulises Conti, artistas de la talla de Alejo Musich o Máximo Pedraza, y las diseñadoras Noel Romero (AY Not Dead) o Jessica Trosman.