Jugar en serio

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La escuela de fútbol especial de la Fundación Boca Social les permite a los chicos jugar en el club de sus amores y desarrollar su autonomía.

Por: Juan Martínez

Foto: Gentileza Fundación Boca Social

 

Es poner la pelota a rodar y ocurre una cosa mágica”, se entusiasma Ignacio Aristizábal, coordinador del programa Boca Inclusivo de la Fundación Boca Social, al hablar de lo que sucede dentro de la escuela de fútbol especial que desde 2012 funciona en la institución (en rigor, la escuela es previa a la fundación, ya que antes estaba bajo la órbita del Departamento de Acción Social de Boca Juniors).

Cada sábado, más de cien chicos, de edades y condiciones diferentes, se reúnen para enfundarse en la camiseta que aman y jugar un rato al fútbol. Tanto entusiasmo tienen que varios de ellos llegan incluso hasta dos horas antes del inicio de la actividad, para poder pasar un rato más con la pelota.

Uno de los objetivos principales que se persiguen es desarrollar la autonomía de los chicos, y muchos de ellos viajan por primera vez en colectivo sin compañía de sus padres cuando van con el equipo hasta Tigre para jugar en la liga especial de esa localidad bonaerense. Cynthia Palacios, madre de Agustín, un chico de 20 años con síndrome de Down que integra la escuela, cuenta: “Él ya era bastante independiente, pero con el equipo consiguió desarrollarse aún más. Me pide a veces ir solo a los entrenamientos, me dice que no lo lleve, para no sentirse un nene”.

Muchas veces bastardeado por los vicios que adquiere en el ámbito profesional, en realidad el fútbol es un deporte tan capaz de transmitir una serie de valores como cualquier otro. “Para que sea serio, el fútbol tiene que ser juego”, dijo alguna vez el prestigioso periodista Dante Panzeri, y los chicos de la escuela de fútbol especial se lo toman así: “A ellos no les importa el resultado, sino jugar. Cuentan con una capacidad que quizá nosotros no tenemos: se desenganchan de los enojos, saludan al rival, le dan un abrazo. Viven en un mundo que no posee rencores ni dobleces. Uno se queda maravillado y todos los días se lleva una lección de ellos”, grafica Aristizábal.

Los encuentros de la escuelita se dan todos los sábados a la mañana, en Boca Juniors. Para ser parte de la experiencia, a los chicos solo se les pide la presentación de un certificado de aptitud física y llenar los formularios para inscribirlos en la liga de Tigre. Sin costo alguno, ya pueden integrarse a alguno de los nueve equipos que se formaron: van desde la A hasta la I, de acuerdo con el nivel de juego, sin importar edades ni grados de discapacidad o dificultad.

“Esto les brinda un espacio para socializar, entre ellos y con otras personas, dentro de un ambiente recreativo y placentero, porque a los que vienen realmente les gusta el fútbol”, asegura Celeste Suárez, integrante del cuerpo de profesores que guía los entrenamientos. Sobre este aspecto, el de atender lo que a cada chico le gusta, se extiende Cynthia: “Nuestra familia no es futbolera, pero a Agustín le gusta mucho. Por eso, cuando buscamos una actividad grupal para él, pensamos en este deporte. Como es de Boca, llegamos a esta escuelita, y a él lo pone muy feliz ponerse esta camiseta, se siente como los jugadores de Primera”.

Justamente con los jugadores de Primera hubo contactos inolvidables, en visitas que parte del plantel hizo a los entrenamientos, pero, sobre todo, un día que los chicos pudieron pisar el césped de La Bombonera antes de un partido oficial. Allí posaron con los que, en definitiva, son sus colegas.

Cómo anotarte:

Club Atlético Boca Juniors. Brandsen 805, CABA,

de lunes a viernes de 10 a 20.

Teléfono: 4309-4788.

[email protected]