Miranda Johansen: “Soy muy fan de lo genuino”

0
228

En una búsqueda constante de inspiración y expresión, se consolida como solista presentándose en los festivales más importantes mientras trabaja en su tercer disco.

Fotos Iván Resnik

Su papá trabajaba en casa, le daba vueltas a un coro y, de tanto repetirlo, se le pegó a ella. Lo cantó una y otra vez, y la repetición lo cautivó. Alrededor creció una canción y, a sus siete años, dejó su voz registrada para siempre. Y no solo eso: “Ella tiene siete años, escuchás su cantar y escuchás su alma”, cantó Kevin Johansen, su papá, y la sentencia no quedó reducida a aquel momento, sino que acompaña el arte que hoy, con 24 años, Miranda crea e impulsa de forma independiente.

La música, la danza y el arte en general fueron parte de sus días desde siempre, espacios donde jugar y expresarse. Desde hace un tiempo, también son su trabajo. En 2019, Miranda se decidió a grabar su primer disco solista, inspirada en un libro de poemas de su abuela materna llamado Fata morgana, que significa “hada cambiante”.

En 2020, en plena cuarentena, llegó Envoltorio, un disco compuesto en un solo mes. En esta ocasión, la inspiración fue el libro 58 indicios sobre el cuerpo, del francés Jean-Luc Nancy. Un extracto: “El cuerpo es una envoltura: sirve para contener lo que luego hay que desenvolver. La piel es una envoltura finita hecha para contener la infinidad de sucesos que transcurren dentro”.

Dentro de Miranda sucede de todo, y ella encuentra cómo canalizarlo y expresarse: además de cantar y bailar (actividades siempre relacionadas, imposibles de separar), plasma en video sus ideas. Junto a un grupo de amigos, entre quienes se encuentra su pareja, Bruno Adamovsky, llevan adelante la productora La casa de al lado, con la que realizan contenidos audiovisuales (hicieron videoclips para Wos, Julieta Venegas, Rosario Ortega y Louta, entre otros artistas).

Mientras le dedica tiempo y energía a la productora y se presenta en los principales festivales de música del país (tocó en Lollapalooza y Quilmes Rock en los últimos meses), Miranda prepara su tercer disco. “Por primera vez, cambié un poco el proceso. Siempre me agarraba más por el concepto, por componer las canciones a través de una idea planteada previamente, como premeditada. Y ahora estoy un poco en un mood de grabar canciones porque sí. De a poco veo que el concepto o la idea se van armando solos, que las canciones me los van armando”, explica.

  • ¿Simplemente se dio? ¿O es algo que buscabas?

Siempre me divierte probar cosas nuevas. Me gusta salir de la zona de confort a la hora de componer, porque me aburro rápido. Entonces, intento encontrar nuevas formas de hacer lo que hago. Y la música creo que es una fuente inagotable. Creo que el estado en el que estoy yo va mutando constantemente. Eso va de la mano con que soy joven y tal vez lo que pienso o siento un día lo dejo de pensar y sentir al otro. Y eso hace que haya una frescura a la hora de componer, algo a lo que todo el tiempo quiero ir.

“Siempre me divierte probar cosas nuevas. Me gusta salir de la zona de confort a la hora de componer”.

  • Te fuiste despojando de apoyos que te daban seguridad, como la inspiración de tu abuela o el libro de Nancy…

Sí, aunque creo que hay algo inevitable en usar otras cosas como inspiración. El arte, en todas sus formas, es una fuente muy rica para mí, muy nutritiva. Me inspira por todas partes, me gusta agarrar cosas, copiar. Me gusta cómo vuelvo mío algo que veo. Y es hasta inconsciente: cuando estoy consumiendo estas cosas, estoy más inspirada. Así que un poco me gusta estar en ese vértigo, en ese limbo. También lo sufro un montón. Creo que es parte del proceso de no entender muy bien hacia dónde voy, pero no poder parar de hacerlo. Ahí está un poco la magia, porque no entiendo muy bien hasta que en un momento lo entiendo todo. Ese momento es cuando el disco ya está conformado, cuando ya está la idea completamente plasmada y la siento muy mía y tengo ganas de compartirla con todos. Para llegar a eso se transitan muchas cosas, es como un mood medio de aventurera, de ir sumergiéndome en mis emociones, en distintos estados, en mi vida, en la vida de mis amigos, de mi familia. Es estar un poco atenta al caminar todo el tiempo, porque un poco siento que la inspiración aparece cuando menos la busco.

  • ¿Te ponés plazos para sacar el disco?

No, cero. Intento ponerme fechas para cuando me gustaría que esté, pero es más por una cuestión de ansiedad mía, personal. A veces prefiero pensar “Tengo hasta esta fecha para resolver lo siguiente”, pero si no lo resolví para esa fecha, ni me encapricho. Confío en que cada cosa puede tener un proceso distinto. Este disco está teniendo una lentitud que me encanta. Y me gusta laburar cada canción muy profundamente. El proceso de este disco es distinto al anterior y al otro, y así creo que va a ser siempre, porque yo voy a estar distinta siempre.

  • Eso es una realidad y, a la vez, una propuesta tuya, ¿no?

Sí. En realidad, más que una propuesta, es aceptarme un poco como soy. Soy muy fan, y siempre lo voy a ser, de lo genuino. Me doy cuenta de que las cosas que consumo son porque verdaderamente creo que la persona está siendo fiel a lo que quiere comunicar y a cómo lo quiere comunicar. Soy muy fan de lo personal. Me gusta mucho eso y creo que los artistas que consumo lo representan. Entonces, inevitablemente, creo que hay algo que me interesa de ser así, obvio. Pero va de la mano con que también soy un poco así.

  • Cuando componés una canción, ¿al mismo tiempo vas armando el video?

Sí, van de la mano. Estoy escribiendo la canción y tengo imágenes. Mi novio es director y laburo mucho con él. Casi que convivimos, y mientras compongo él está dando vueltas por la casa, entonces veo una imagen y se la cuento, empezamos a hilar. A veces me pasa que compongo la canción con el video y a veces tengo la idea de un video, una imagen muy fuerte que quiero hacer, y después aparece la canción.

  • Todo esto es lo que te pasa a vos en el proceso de construcción de tu arte, pero hay otra instancia que es cuando lo recibe alguien más, ¿cómo te llevás con esa parte?

Es lo que más me gusta, creo. Cuando deja de ser solo mío. Me parece muy importante esa instancia. Me llevó tiempo entender que lo que hago es para que lo consuma otra persona, y hay que amigarse con esa idea. Y lo mismo con un recital en vivo. Ir a recitales es de las actividades que más amo. Ese momento en el que estás conectando, que te das cuenta de que el que está ahí arriba del escenario está superentregado y superconectado con la gente es lo más lindo del mundo. Entender que hay un otro, que vos estás ahí para un otro y que lo necesitás, y que ese otro, en ese momento, también te está necesitando a vos. No olvidarse de eso creo que es fundamental. Y cuando conecto en recitales me doy cuenta de que es por eso. Es muy evidente cuando alguien está arriba de un escenario y no tiene ganas de estar ahí o está pensando en otra cosa. Cuando estás habitando ese momento, la gente lo siente. Es así y eso me parece lo más zarpado. Desde muy chica que voy a recitales en vivo, y de todos los que vi, registré mucho eso: “Yo quiero esto, quiero ser así”.

“El arte, en todas sus formas, es una fuente muy rica para mí, muy nutritiva. Me inspira por todas partes”.

  • ¿Y con qué te encontraste cuando te tocó subir al escenario?

Con eso, con que es el lugar en el que quiero estar siempre, con que lo disfruto muchísimo. Es muy hermoso y muy necesario que haya otra persona del otro lado con ese nivel de entrega con el que vos te estás entregando. Cuando sucede eso es muy mágico, así que todo el tiempo estoy en búsqueda de volver a sentir esa euforia.

  • La música y la danza fueron tus juguetes de chica. En algún momento se volvieron laburo, ¿cómo fue ese pasaje?

Muy orgánico, por suerte. Siempre voy a estar agradecida con mis padres, que me lo permitieron. No sé si fueron tan conscientes. Nunca fue un sufrimiento para mí. Fue como un clic: “Ah, tal vez puedo laburar de lo que me gusta”. Entendiendo, también, el contexto increíble que me tocó de tener dos padres artistas que, encima, me pueden bancar el caprichito de querer ser artista. Es muy increíble, entonces estoy superagradecida de la suerte que tuve por el contexto en el que me crie.