Kevin Benavides: Adrenalina en dos ruedas

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Ganó todo en enduro y ya fue bicampeón del Dakar en la categoría Motos. Se reinventa y este año apunta a obtener el Mundial de Rally.

Foto: KTM Factory Racing

A bordo de una Honda QR50 sintió por primera vez el poder de la velocidad. El vértigo y la adrenalina esta vez eran distintos, porque estaban a su cargo, él manejaba a la máquina, por momentos se volvía uno con ella, y avanzaba dejando rivales en el camino. A sus tres años, Kevin Benavides jugaba con juguetes a los que casi ningún chico de su edad accedía. Él no era uno más, nunca lo fue. Puso a prueba su pasta de campeón innumerables veces, y ganó prácticamente todo lo que se le cruzó enfrente.

El crecimiento fue rápido e inevitable: a los nueve, comenzó a competir; a los catorce, adoptó una disciplina de deportista profesional; inmediatamente se coronó campeón de casi todo en el enduro. Hasta que decidió dar un salto arriesgado y pasarse al rally, atraído sobre todo por las luces y los desafíos del prestigioso Dakar. “Siempre me gustó andar en moto, todo se reduce a eso. Es así de simple. A eso se sumaron la pasión por correr, la adrenalina, todas sensaciones que solo se sienten ahí arriba. El ciclo ese de correr, ganar, competir, perder, volver a participar. Nunca me gustó perder, pero siempre me ayudó a prepararme mejor para poder volver a ganar. Las derrotas son necesarias”, confiesa.

Después de coronarse múltiples veces campeón nacional y latinoamericano, medalla de oro en la tradicional prueba Six Days en cinco oportunidades, el enduro ya no parecía ofrecerle grandes retos. Cuando el Dakar llegó a la Argentina tras la cancelación sufrida en 2008, por primera vez en la historia de la competencia, un Kevin de 19 años fue uno de los miles de espectadores que quedaron deslumbrados al ver de cerca una de las competencias más tradicionales y exigentes del mundo. Todavía estaba enfocado en el enduro, pero una llama quedó encendida.

  • ¿Por qué pasaste al Dakar en 2018?

Ya había conseguido muchas cosas que me había planteado en el enduro, y de un día a otro me ofrecieron probar una moto de rally. La verdad que me encantó. De chico me gustaba mucho verlo, sobre todo cuando llegó a la Argentina. Y esta oportunidad se dio en el momento en el que se tenía que dar. Antes no estaba todavía obsesionado, porque estaba muy dedicado al enduro. 

  • ¿El nivel de adrenalina es mayor en el Dakar?

No, la adrenalina es la misma, solo que persiste más. Dura quince días, y es muy intenso todo. Se trabaja durante todo un año para llegar bien al Dakar. Apenas termina una edición, comienza el trabajo para la siguiente.

  • ¿Qué esperabas en tu primera participación?

Simplemente terminarlo, pero todo lo que vino fue mucho mejor. Pude ganar una etapa muy pronto, en la tercera de esa edición. Era algo que ningún argentino había conseguido en la categoría de motos. Salí cuarto en mi primer Dakar, fue una locura. Ahí me di cuenta de que podía ser campeón.

  • En esta prueba te pasó de todo, hasta viviste el fallecimiento de un amigo…

Sí, en 2020 falleció Paulo Gonçalves en una de las etapas, fue uno de los momentos más duros que tuve. Me tocó intentar ser fuerte de la cabeza y seguí adelante, a pesar de haberlo visto tirado en la arena. Lo hice por mí y también un poco por él. Terminé esa etapa porque sabía que él hubiese hecho lo mismo, la gané y le dediqué el triunfo. Para algo así no hay psicólogo que te prepare, solo podés tratar de llevarlo de la mejor manera posible.

  • Es un deporte en el que conviven con el riesgo…

Sí, como en cualquier otro deporte motor. En realidad, todo el mundo tiene riesgos, sabemos que nos vamos a morir, solo que en nuestro deporte quizás son más grandes. Ningún deportista de alto riesgo lo piensa todo el tiempo; si no, no podrías hacer nada. Eso sí: a partir de ese momento, creo que valoro un poco más muchas cosas.

  • En 2021 fuiste campeón por primera vez, ¿en qué momento sentiste que no se te podía escapar?

En el último kilómetro. Nunca se puede pensar que el Dakar es tuyo hasta el último instante. Es muy cambiante, no te podés relajar hasta el final. Ahí solo pude pensar en todo el trabajo y el sacrificio que implicó llegar a ese momento. Fue una felicidad enorme que todo valiera la pena.

  • Este año volviste a ganarlo, y te convertiste en el primero en ser campeón con dos marcas diferentes en motos (Honda en 2021 y KTM en 2023), ¿cómo renovás tus objetivos después del éxito?

Creo que siempre hay que reinventarse, querer hacer un poco más. Porque siempre hay más. Si bien salí campeón, ahora quiero luchar por el campeonato del mundo, quiero seguir corriendo y pensar en otro Dakar más. Uno como persona puede seguir avanzando y poniéndose objetivos. En el futuro, también, podría cambiar de categoría o alguna otra cosa. Veremos qué es lo que nos espera. 

ADMINISTRADOR Y MENTOR

La pasión por este deporte es una herencia de su padre. A su vez, él mismo contagió a su hermano Luciano, siete años menor, y de alguna manera guio sus pasos: Luciano empezó a competir cuando Kevin ya era campeón nacional de enduro y comenzó en la misma categoría. Años más tarde, también dio el salto hacia el Dakar. Para ello colaboraron Kevin y sus contactos comerciales: licenciado en Administración de Empresas, recibido en 2012, tiene una concesionaria de KTM en su ciudad, Salta. Él fue el nexo entre la marca y su hermano. Una vez finalizado su propio contrato con Honda, se sumó también a las filas de KTM, donde actualmente compiten ambos.