ALINE MIKLOS: “UN DISCO LLEGA MÁS QUE UN ARTÍCULO UNIVERSITARIO!

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Como una forma de responder a la discriminación contra los gitanos-romaníes, la cantante e historiadora del arte convirtió en un disco su investigación sobre la música de la comunidad en Latinoamérica.

Foto: Gentileza Sol Janik

Aline Miklos creció escuchando la música gitana que hacían en su familia: su abuelo tocaba el acordeón; su padre, la guitarra; y los otros cantaban. 

También sonaron a lo largo de su vida forrós y otros ritmos populares del Brasil. Es que nació en 1983, en la ciudad de Goias, muy cerca de Brasilia, donde viven más de un millón de gitanos. Su comunidad se llama Rom Kalderash.

Sin paciencia para estudiar música en los conservatorios de su país, lo hizo con clases particulares y se dedicó a la historia del arte. “Cuando estudiaba la carrera en San Pablo quise investigar sobre las músicas gitanas en Latinoamérica, pero no tenía mucho material ni los profesores me daban bola tampoco”, recuerda.

Las ganas por conocer en profundidad la cultura de su pueblo continuaron, al igual que su formación académica. Hace una década, viajó a Francia para doctorarse y conoció a Marcel Courthiade, un lingüista y promotor de la cultura gitana, quien le abrió su archivo personal sobre la música romaní y quedó más maravillada que con la Torre Eiffel. En paralelo, formaba parte de un grupo que tocaba en fiestas tradicionales gitanas y también en manifestaciones. 

Cuenta que siempre le interesó el arte político, en particular la escena argentina de los años 60. Una beca la trajo a nuestro país, donde estudió con el artista León Ferrari, y se quedó. En 2016, instalada en Buenos Aires y todavía movilizada por la música gitana en Latinoamérica, armó Kalo Chiriklo, una banda que al mismo tiempo es un proyecto de investigación. Tienen una página web donde vuelcan toda la información recogida y editaron Pájaro negro, un disco en el que convirtieron leyendas romaníes en canciones. Las composiciones de Miklos, además de fusionar estilos musicales, responden a la histórica persecución que sufre su comunidad. “Una de ellas es Maldición. La leyenda cuenta que una gitana llegó a una ciudad, pidió un vaso de agua y todos se lo negaron. Entonces el tema dice que si te pedí un vaso de agua, no una casa, y me lo negaste, merecés una maldición. Cuando la escribí era como una venganza, una forma de protesta”, le comenta a Convivimos en un claro “portuñol”. 

  • ¿Por qué plasmar la investigación en música? 

Si doy una charla en la universidad o escribo un artículo, no sé cuántas personas me van a ver o leer, pero si grabo un disco o doy conciertos, mucha gente me va a escuchar, y mi idea es que el mensaje llegue. Por eso, trabajamos desde la música. 

  • ¿Qué te sorprendió durante la investigación? 

Cómo la música llega a la gente, no solo cuando estoy cantando para los gadjes (no gitanos), sino también cuando lo hago para la comunidad. Entre los gitanos hay grupos muy distintos, no es una cultura homogénea, ni siquiera todos hablan romaní, otros perdieron el idioma. Acercarme a comunidades que no son la mía era más fácil a través de la música. Esto me sorprendió siempre, cómo la música es capaz de hacer contactos que de otra manera serían más difíciles. 

  • ¿Qué nos estamos perdiendo de la cultura gitana? 

El gran mal de la sociedad contemporánea es que nos creemos autosuficientes, que no necesitamos a nadie más y que la plata soluciona todo. Así, lo que está perdiendo es el sentido de comunidad, que los gitanos tienen muy fuerte, el sentido de unión, que es maravilloso. Además, una cuestión de poder reinventarse todo el tiempo. A lo largo de la historia los gitanos han sido perseguidos millones de veces y siempre pudieron sobrevivir y transformarse, no solo personalmente, sino desde la familia y el grupo. 

  • ¿Son un pueblo alegre? 

Sí. La alegría es una manera de sobrevivir. Decir: “¡Vamos, pasó todo esto, pero tenemos que mirar para adelante! ¡La vida es así!”. Incluso otra cosa muy curiosa es que en las canciones tradicionales todo el tiempo se habla de tragedias, de cómo perdí a mi hijo, de que tenemos hambre, de la guerra, pero estas canciones tienen ritmos festivos, para bailar.

  • ¿Cuáles son las razones por las que la comunidad ha sido perseguida?

Las razones tienen mucho más que ver con el sujeto que discrimina que con el discriminado. A los gitanos, a los afros, a los originarios, no se los persigue por ser diferentes, sino porque hay un grupo que piensa que es superior al otro y cree que sus costumbres son superiores a otras formas de vivir. De ahí vienen el prejuicio y las persecuciones. 

  • ¿Qué relación tiene América Latina con los romaníes? 

En Europa la discriminación es muy visible en la gente. Por ejemplo, en Hungría, durante muchos años, el 8 de abril –que es el día internacional de la comunidad– se hicieron manifestaciones en contra de los gitanos. En América Latina lo que pasa es la invisibilidad, el Estado funciona como si no existieran esta comunidad y sus particularidades. Entonces si hay violencia hacia los gitanos, no importa. Son distintas formas de prejuicio, no es que una sea mejor que la otra, las dos son igual de malas. 

CAFÉ CON ARGENTINA

Aline conoció Mendoza, Ushuaia, Jujuy, Salta y Córdoba, entre otras provincias; le encanta el país y quiere seguir recorriéndolo. Prefiere el café en granos y en la Argentina consigue uno producido por el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil (MST). “La verdad es que siempre que me voy a Brasil traigo muchos kilos de café”, confiesa. Además, cuenta que la bebida tradicional gitana es el tchai, “un té con frutas que es riquísimo».