Manos protagonistas

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En tiempo de pandemia, el lavado de manos más frecuente y el uso del alcohol en gel terminan lesionando la piel. Cómo cuidarse de los virus sin arruinar las manos.

Lavarse las manos frecuentemente es una de las mejores maneras de evitar tanto enfermarse como contagiar a otros. El contacto con otras personas, superficies y objetos a lo largo del día hace que se acumulen en las manos gérmenes que pueden ingresar en el propio cuerpo al llevarlas a los ojos, la nariz o la boca, o bien transmitirse a otras personas. Por eso, el lavado de manos ha cobrado especial importancia en estos tiempos de pandemia.

Según las indicaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), hay que lavarlas con agua y jabón, frotando anverso y reverso, los espacios entre los dedos y las uñas, durante al menos un minuto, luego cerrar la canilla con papel y finalmente secarlas con toallas descartables. En lugares donde no hay agua, como cuando se camina por la calle, se puede usar alcohol en gel o alcohol diluido al 70 por ciento. 

CUÁNDO LAVARSE LAS MANOS

El lavado demasiado frecuente puede no solo perjudicar la belleza de nuestras manos, sino también ser contraproducente para la salud. La dermis es una grasa que se exuda desde la epidermis y que cubre la piel con una función aislante y protectora. Al lavarse las manos, la dermis desaparece y con ella las bacterias y los gérmenes que alberga, pero luego vuelve a aparecer naturalmente. “El problema del lavado demasiado frecuente y el uso continuo de antisépticos es que la piel se reseca y se resquebraja. No se le da tiempo a la epidermis a generar nuevos aceites naturales y se rompe esa protección, al punto de que se generan dermatitis de contacto. Esto aumenta la colonización bacteriana, la descamación. Entonces, en lugar de ser un beneficio, es un perjuicio, ya que aumenta mucho más la probabilidad de que se propaguen enfermedades a través de las manos”, explica María Celia Cuesta, jefa de infectología de la Clínica Zabala. “Por eso, lo importante no solo es saber cómo lavarse, sino también en qué momentos hacerlo”, agrega.

Según un informe de Unicef, en el contexto de la prevención del COVID-19, hay que lavarse las manos después de sonarse la nariz, toser o estornudar; después de visitar un espacio público; luego de tocar superficies fuera del hogar; antes y después de cuidar a una persona enferma y mientras se la cuida; antes y después de comer; después de ir al baño y después de cambiar el pañal a un bebé. Fuera de estos casos, el lavado es innecesario. 

El alcohol en gel debe usarse solo cuando no hay agua disponible. Tampoco son imprescindibles los jabones antibacteriales. El jabón común, sea líquido o en barra, es más que suficiente para eliminar bacterias. Las personas que tengan alguna patología de la piel tendrán que usar un limpiador específico para pieles sensibles. 

Otro punto importante es el secado. “Lo ideal es secarnos mediante golpecitos suaves, sin frotar, porque la frotación lesiona la dermis. Si bien podemos secarnos con toalla común, durante esta pandemia es mejor usar toallas desechables, porque son más higiénicas”, aconseja Marcela Marrero, dermatóloga del Hospital General de Agudos José María Penna de la ciudad de Buenos Aires.

Para limpiar y desinfectar la casa o los alimentos, se deben usar guantes que eviten el contacto de las manos tanto con el agua como con los productos de limpieza. “Las personas alérgicas al látex o quienes tienen dermatitis deben usar guantes de tela debajo de los guantes de cocina”, agrega Marrero.

LA IMPORTANCIA DE LA HIDRATACIÓN 

“Es muy importante cuidar las manos, no lavarlas de más, tratar de que no estén húmedas y lubricarlas con cremas emolientes todo lo que se pueda”, indica Cuesta.

“Para hidratar las manos son buenas las cremas reparadoras con aloe vera, manteca de karité, aceite de argán o almendras, glicerina o urea, entre otros componentes”, especifica Marrero. “Una buena manera de que toda la superficie de las manos quede bien hidratada es frotarlas unos segundos para calentarlas y así permitir que la crema penetre mejor. Luego, poner una cantidad de crema del tamaño de un almendra en el centro de la palma e ir extendiéndola con el pulgar por la palma de la mano en forma de círculos y luego por los dedos, las uñas y las cutículas. Finalmente, extenderla en las muñecas y el dorso de la mano”, agrega la dermatóloga. 

Para reforzar la hidratación de las manos, se puede agregar un poco de manteca de cacao o unas gotas de aceite de almendras, de coco o de rosa mosqueta, por ejemplo, a la crema de manos. Antes de dormir, pasar la crema por las manos, cubrir con guantes de algodón y dejarla actuar toda la noche. 

HIDRATANTES CASEROS 

Una buena elección para el cuidado de manos son los productos naturales con propiedades hidratantes. Se puede frotar las manos con la mezcla de una yema de huevo y dos cucharadas de aceite de oliva, dejar actuar 20 minutos y enjuagar con agua tibia. Otra opción es derretir a baño maría una cucharada de manteca de cacao y agregarle dos cucharadas de aceite de almendras, pero esta vez sin enjuagar. También, con dos cucharadas de aceite de coco y una de jugo de limón se conseguirá un suavizante de manos que a su vez las aclarará naturalmente.