Juliana Gattas: “No quiero convertir el arte en mi oficina”

0
1303

Es una de las grandes divas del pop del continente. Junto a Miranda! surfea desde hace más de veinte años una ola de hits interminables. Ahora, casi en simultáneo, debuta como solista y también busca meterse de lleno en la actuación.

Fotos: Inti Patrón.

Una frase repetida, una costumbre convertida en hashtag en las redes sociales, un pedazo de tela, un juego de palabras, todo puede convertirse en una canción, un dibujo, vestuario para un videoclip o para el escenario. Juliana Gattas es una máquina creativa en permanente actividad, aunque se refiera a sí misma como “vagoneta”, el término que usaba su mamá para reclamarle que no cumpliera con ciertas tareas: “Era vagoneta en la escuela porque no me gustaba. Las cosas que sí me gustan estoy todo el día haciéndolas”, aclara.

A contramano de una construcción de identidad en la que muchos eligen mostrarse ocupados permanentemente, agobiados por el trabajo, ella prefiere señalar su gusto por el ocio, el tiempo dedicado a sí misma que, en realidad, de alguna manera u otra termina desembocando en su trabajo. La artista no tiene horarios laborales, y aquella niña que soñaba con cantar, actuar y bailar sigue jugando a los 45 años como el primer día. Con más herramientas y posibilidades, con el deseo y la frescura intactos.

Con más de veinte años como integrante de Miranda!, el grupo que se las arregló para estar de moda siempre sin intentar subirse a las tendencias del momento, a fines de 2023 Juliana compartió públicamente las primeras canciones del proyecto solista que pergeñó desde antes de la pandemia junto a su amigo Alex Anwandter. “Estoy muy contenta con lo que está pasando. Voy atravesando diversos estados: me emociona, me divierte, me excita. La propuesta lírica y visual es muy absurda. Si bien hace un montón que me dedico a esto, todo me sorprende como la primera vez”, confiesa.

El proyecto nació hace algunos años, las canciones ya están todas hechas, pero faltaba darlas a conocer al público.

Sí, no me esperaba que fuese así. La publicación del primer video, por cosas de lanzamientos con Miranda! y de coordinar que nada se pisara con nada, se pospuso casi un año. Cuando salió, yo misma me había olvidado lo bueno, lo raro, lo absurdo y lo dramático que era. Uno se va acostumbrando a la obra, pero con la recepción ajena cobra otro sentido, y se pone muy divertido.

  • Aunque estás acostumbradísima porque es parte del trabajo, ¿cómo lidiás con el hecho de tener que contener el entusiasmo de haber hecho algo y esperar meses o un año para darlo a conocer?

Es un caso inusual, la verdad. No me puedo quejar. Si fuese mi único proyecto, sería un manojo de ansiedad, o me tendría que poner a hacer otras cosas. Soy una persona que disfruta mucho del ocio y de no hacer nada, pero un año es mucho. Si esperé ese año fue porque me dio mucho trabajo el otro proyecto. Estando ocupada no tuve ningún ataque de ansiedad. Lo que me daba mucha tranquilidad es que ya estaba grabada la música desde otros dos años atrás, también. La pandemia estuvo en medio de la salida de mi proyecto. A primera escucha me parece que es una música medio clásica, que no respondió a ninguna cosa que estuviera de moda. Es más bien un tipo de música contemporánea, pero atemporal y con dejos vintage. Entonces sabía que no iba a quedar desactualizada. No se usó nada que estuviera de moda para grabarla, ni en la lírica ni en los sonidos. Ni hablar del videoclip, que tiene cosas de los 80 y de los 50, todo muy caprichoso.

  • En ese sentido, con Miranda! les pasó siempre lo mismo: sus canciones terminan poniéndose de moda y sonando mucho, pero nunca fueron parecidas a lo que sonaba en el momento.

Es cierto. Si bien Miranda! sí flirtea con cosas más de tendencia, fue desde el inicio un grupo muy original en el que cantaba el chico un falsete y la chica más grave. Algunas veces quisimos hacer nuestra versión de algún género, pero siempre nos queda Miranda! Está el sello ese bastante fuerte y no se puede evitar. Decidimos obedecer mucho más a la canción que al ornamento.

  • Eso debe ser lo que todo el mundo busca y lo más misterioso de conseguir, porque nadie se confunde de quién es la canción cuando suena una de Miranda!, ¿no?

Sí, es supervalioso eso. Sin embargo, no es solo de la era en la que nosotros venimos. Yo ahora siento que los artistas que se lanzan buscan o les divierte encontrar un personaje distintivo. Dillom se buscó un personaje específico muy conceptual, muy original, no lo confundís con nadie. Es genial. María Becerra también: canta con esa voz como llorando. Todos tienen algo. Hay tanta música ahora que si no hacés eso, no te distinguís.

  • Tomando eso de los personajes y volviendo a tu proyecto solista, decías que es lo que más te identifica, pero no es que estás vos, sino que interpretás un personaje.

Sí, personifico a alguien, pero que se parece mucho más a mí misma. Es un personaje que estuvo más latente, porque siendo parte de un dúo siempre se busca una especie de equilibrio y simetría para que conviva en armonía, hay dos lugares donde mirar, dos voces, dos personajes hablando. En Miranda! yo, en muchos discos, hablo desde el guion de la chica en las canciones, o en algunas soy más mala. En las de mi proyecto solista hay un quiebre y se acerca a mi personalidad más absurda o más dramática: frases que yo digo seguido, o un hashtag de fotos que me hago en los espejos de los baños. Se parecen más a la persona que soy.

«No me gusta la competencia. Cuando alguien se pone competitivo, quiero dejarlo ganar y volver a empezar».

  • Respecto a lo de que te gusta mucho el ocio y sos vagoneta, daría la sensación no tanto de que estás haciendo fiaca, sino que disfrutás las cosas que hacés y por eso sentís que no las estás haciendo, ¿es así?

Sí, en realidad sí. Me levanto muy temprano, casi nunca puedo estar tirada. Estoy haciendo mil cosas que forman parte de lo que me gusta hacer libre de presiones. Me gusta hacer cosas que no sean lo que tengo que hacer. A eso me refiero con el ocio. Me gusta diagramar mis días como si estuviese en una escuela de arte o un jardín de infantes: “Ahora voy a hacer esto, ahora voy a ordenar, ahora dibujo, ahora veo qué hago con este vestuario”. Estoy muy contenta en mi casa, porque vivo mucho de gira y disfruto de estar conmigo sin interrupciones, con mi diálogo mental. Eso que llamo ocio es también silencio, paz y estar conmigo.

  • ¿Pasa lo mismo respecto a lo de tener poca ambición, que contaste alguna vez?

Sí, lo que me pasa es que no me gusta la competencia. Digo que tengo poca ambición y pareciese que no me gusta la vida, pero es todo lo contrario. Cuando alguien se pone competitivo, quiero dejarlo ganar y volver a empezar. Jugar. Cuando alguien compite en el arte, no me sirve. Me sirve cuando está jugando, cuando somos absurdos, cuando una cosa lleva a la otra, cuando se improvisa. Esas cosas medio del surrealismo. Un cadáver exquisito constante de ver qué sale de esta nada. No me interesa la carrera esa de contar los followers o cuántos escucharon lo que hiciste. No me entusiasma convertir el arte en mi oficina, me gusta todavía que sea un juego.

  • En marzo vas a tener tu primera presentación solista, en medio del Lollapalooza, ¿te produce nervios?

Sí, se me hace un nudo en el estómago. En Miranda! ya no siento nervios, porque descanso sobre tantos artistas y un equipo de trabajo hace tanto tiempo que solo me da una miniadrenalina de que todo salga bien y nada más. Ahora estoy armando mi banda, viendo el set de canciones, los looks, todo. Me va a dar un cortocircuito en la cabeza. 

Actriz

Miranda! no es solo música, sino una performance que se extiende a lo visual tanto en los videoclips como en el escenario. Y Juliana desplegó buena parte de sus dotes actorales. Sin embargo, siente que recién ahora, con su trabajo en el film Los domingos se mueren más personas, de su amigo Iair Said, debutó realmente como actriz. “Lo viví como el sueño de mi vida. Tuve que aprenderme parlamentos, personificarme. Amo el cine, veo más películas que lo que escucho música. Sabía que lo iba a disfrutar un montón y así fue. De hecho, fui a días de rodaje en los que no me tocaba actuar solo para ver cómo seguía la historia. Lloré cuando leí el guion, lloré mientras filmábamos y lloré cuando la vi, sabiendo todo lo que pasa. Es una película muy hermosa, me dio mucho orgullo participar. Quedé muy cebada y estoy haciendo castings, porque me interesa un montón el espectro que abrí. Me gustaría mucho actuar o escribirme yo algo, dirigir. Lo que sea”, se entusiasma.