La epopeya de los tabaquillos

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Cientos de personas reforestan las Sierras Grandes de Córdoba con tabaquillos. Los árboles, cuyas copas absorben la humedad de la niebla a más de 1800 metros de altura, conforman un reservorio que garantiza el agua al 70 por ciento de esa provincia. La ciclópea tarea de restaurar bosques.

Fotos: Patricia Molaioli

En el área natural protegida de la Quebrada del Condorito, donde nacen los ríos que proveen de agua a gran parte de la provincia de Córdoba, Elisa Sosa (46) cuenta a un grupo de voluntarios que confían en la cruzada de reforestar los bosques en altura por qué ese granito de arena es un aporte enorme a la recuperación de la biodiversidad a más de 1800 metros de altura.

Elisa está a cargo del proyecto de restauración de bosques silvestres en el Parque Nacional (PN) Quebrada del Condorito y coordina la Fundación Manos que Tejen Bosques. 

La organización forma parte de la red local Acción Serrana, que aglutina iniciativas de producción y reforestación a gran escala del tabaquillo (Polylepis australis) y se enmarca en la propuesta multinacional Acción Andina, que pretende restaurar y conservar un millón de hectáreas de bosques de altura en cinco países sudamericanos. 

El año pasado, solo Acción Serrana, sin contar el trabajo de otras fundaciones y ONG, plantó 225.000 árboles; llevan 600.000 desde que comenzaron hace cinco años. 

“El trabajo que se hace es restaurar un bosque, no es solo plantar, no es solo un número. Nos parece importante realizar monitoreos y guiarnos por esos resultados. Cada año tratamos de mejorar, y para un proyecto que es tan intenso en el trabajo de campo y viveros, lograr un 70 por ciento de supervivencia es un montón”, piensa Sosa.

La reforestación en Córdoba se realiza principalmente en distintos puntos de la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala, donde se encuentran las nacientes de los ríos más importantes de Córdoba, que proveen agua al 70 por ciento de la población. 

Los tabaquillos son unos árboles de apariencia fantástica de madera color caoba cuyas copas peinan las nubes y absorben la niebla para capturar la humedad. Esta conforma un colchón de agua que garantiza la provisión en las nacientes de los ríos que dan de beber a tres millones de personas en la provincia de Córdoba. Estos bosques son un maravilloso reservorio hídrico para la época de sequía, mejoran los suelos y evitan la desertificación en las cuencas. Además, los Polylepis australis generan condiciones para la vida de más de 40 especies únicas.

“La conservación de esta especie resulta fundamental tanto por el valor de biodiversidad que tiene como por los servicios ambientales que presta en particular con la provisión de agua durante la estación seca”, indica Emilce Gallo, doctora en Ciencias Biológicas e integrante del Departamento de Conservación del PN Quebrada del Condorito.

Manos que Tejen Bosques restaura tres áreas del PN, ubicado en la ecorregión del Chaco Seco. El parque brinda apoyo logístico y recursos indispensables para la restauración de esas zonas que, antes de la creación del área protegida, fueron impactadas por prácticas de ganadería.

El resto de las organizaciones de Acción Serrana, y otras independientes de esa red, lo hacen en diversas zonas como el cerro Champaquí o la naciente del río Mina Clavero. Todos son lugares donde la tala, los incendios y la ganadería intensiva de los últimos 400 años modificaron el paisaje. 

Así, donde hoy hay pastizales y rocas, en un tiempo también hubo bosques de tabaquillos y maitenes. 

“El parque es un mosaico de ambientes; no era todo tabaquillo en el pasado. Si bien hoy está distribuido formando islas junto con otros sectores de pastizal y coberturas, nunca fue un bosque en un 100 por ciento. Es como una sabana de altura arbolada”, explica Gallo. “A nivel mundial se considera que constituye uno de los ecosistemas de bosques más amenazados”, detalla. 

EL PIONERO

“Seguir restaurando bosques de altura en nuestras sierras es de suma importancia para reducir la pérdida de suelos, que son los que almacenan el agua de lluvia haciendo que nuestros ríos tengan agua todo el año”, explica el biólogo e investigador Daniel Renison. El experto, también pionero en la restauración de bosques de altura en la provincia de Córdoba, explica que estudios realizados por la investigadora del Conicet Ana María Cingolani y otros especialistas indican que se ha perdido un 20 por ciento de suelo de toda la superficie de las Sierras Grandes, dejando solamente roca. Y ese proceso de erosión continúa. 

“La investigadora estima que, si no fuera por las actividades humanas, estas sierras podrían tener un 50 por ciento de su superficie cubierta por bosques”, detalla Renison. En la actualidad solo hay un 12 por ciento de bosques. Esto, traducido a hectáreas, sostiene el biólogo, implica que aún faltan unas 70 mil hectáreas de bosque solamente en la porción de las Sierras Grandes, que incluyen al PN Quebrada del Condorito y a la Reserva Hídrica Pampa de Achala.

Renison fue el primero en demostrar que restaurar un bosque es posible. En 1997, comprobó y midió el desgaste de los suelos, producto del sobrepastoreo y los incendios, en la zona conocida como Refugio de Los Gigantes, que sin intervención estaría destinada a ser un páramo de piedra. Inició así la restauración ecológica que implica restituir el bosque con todo su funcionamiento plantando 35.000 tabaquillos que hoy, 26 años después, conforman un nuevo bosque nativo. Donde había pajonales y cárcavas, hay árboles de más de tres metros que generaron a su vez un ecosistema en ebullición. 

RED CONTINENTAL

La restauración de los bosques en altura es una preocupación continental. Años después de que Renison iniciara la plantación en el cordón montañoso más alto del centro de la Argentina, Constantino “Tino” Aucca en Perú impulsó una tarea similar en Cusco con otras especies de Polylepis australis, que en esa región de los Andes se conocen como queuña. La restauración se convirtió en una tendencia en crecimiento después de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Lima (COP20) en 2014. Hoy, Aucca preside la organización peruana Acción Andina –que trabaja junto a la Asociación de Ecosistemas Andinos (Ecoan) y la norteamericana Global Forest Generation–, una iniciativa internacional a gran escala que se ha puesto como meta plantar 100 millones de árboles en los próximos 25 años en Argentina, Perú, Bolivia, Chile y Ecuador, en alianza con organizaciones locales, entre ellas la cordobesa Acción Serrana. 

El objetivo es traer de regreso a los bosques nativos para reducir el efecto invernadero, mejorar la provisión de agua y un ecosistema en estado crítico. En las alturas de los Andes, solo sobreviven aproximadamente 500.000 hectáreas de bosques de Polylepis australis, lo que representa una cobertura menor al 10 por ciento.

Poner en pie un bosque, además de esfuerzo y tiempo, requiere una inversión millonaria. Se calcula que cada hectárea reforestada cuesta unos 2000 dólares, sin contabilizar gastos como los alambrados y cuidados posteriores. Aucca, en una entrevista con el diario español El País, estimó que un bosque nuevo requiere una inversión de unos “10 millones de dólares”.

“Es importantísimo el impulso de Acción Andina, porque sin ellos no lo podríamos hacer. Necesitás fondos que ayuden a sostener, y por eso para mí es un sueño hecho realidad trabajar de esta manera”, subraya Sosa.

Los restauradores de bosques siguen el ciclo de la naturaleza. Recolectan semillas en febrero y marzo, producen plantines en viveros durante el año, plantan entre noviembre y marzo en épocas de lluvia y monitorean el crecimiento para conocer los índices de supervivencia. 

LABORATORIO DE SEMILLAS

La organización Bosques de Agua hace tres años se sumó a la tarea de restauración, como un emprendimiento independiente. 

Santiago Moretti (28), parte del equipo, cree que un árbol plantado además de ser un futuro bosque aporta conciencia colectiva. 

“Cada hectárea de estos árboles, cuando sean maduros, va a captar 1,6 millones de litros anuales de agua. 300.000 tabaquillos captan aproximadamente 336 millones de litros anuales. Visto de esa manera, el aporte es muy mágico y hermoso”, dice entusiasmado. 

Además del trabajo de recolección, siembra, repique y plantado, esta organización que dirigen Juan Manuel Martín y Juan Pablo Moretti quiere revolucionar la reforestación a través de la siembra directa de semillas. Aunque es muy prematuro y el proyecto está en etapa experimental, con asesoramiento de expertos españoles, ya han levantado un laboratorio para realizar un pregerminado y peletizado o cobertura de piel que, creen, serviría para realizar plantaciones masivas. 

“Para ganarles la carrera a la degradación y la deforestación hay que meterle más escala todavía. Más gente que se sume, más fondos. La mayoría de los fondos que recibimos vienen del exterior, pero me gustaría invitar a los capitales nacionales, a las empresas, al Estado para que este esfuerzo genere mayor impacto”, remarca Juan Manuel Martín, mientras un grupo de más de 60 voluntarios realizan el repique de los plantines en dos gigantescos viveros en las Altas Cumbres. 

La ONG plantó 300.000 árboles el año pasado. 

MANOS VOLUNTARIAS

“La sociedad está pidiendo estos espacios para hacer algo. Estamos cuatro meses plantando, podés venir y ser parte de esto. Por eso decimos que nos tejemos con el bosque; no solo intentamos tejer el bosque, sino también acercarnos como familia humana”, opina Elisa Sosa.

Cada año, alrededor de 300 voluntarios colaboran con Acción Serrana. Sin ellos la titánica tarea de traer de regreso los bosques sería imposible.

Iván Aichino (32) colabora con Manos que Tejen Bosques desde 2019. Primero se sumó a la recolección de semillas, luego a la siembra en los almácigos, al repique y a la plantación. “El aporte sirve. Con la suma de muchas pequeñas voluntades se logran grandes cosas”, dice Iván.

Rosana Oroño (45), que a fines del año pasado viajó a Córdoba desde Gualeguaychú, Entre Ríos, para plantar tabaquillos en el PN Quebrada del Condorito, cuenta por qué lo hace: “Así como me gusta venir de vacaciones a Córdoba, también quiero contribuir con el ambiente”.